—La pequeña Diana va a una fiesta de adultos —expresó Eddy mientras arreglaba por cuarta vez su cabello en mi espejo.
Solté un gruñido —No soy la pequeña Diana —dije frustrada—, soy mayor que tú.
Puso los ojos en blanco —Ya hablamos de eso pequeña Diana.
— ¡Deja tu cabello! —Grité exageradamente—. Está bien.
Eddy era de estatura promedio, me refiero a un metro setenta y seis más o menos. Su cabello es castaño oscuro y algo ondulado, creo que como el resto de mis hermanos, naturalmente es lo que las personas consideran “lindo” pero a él le gusta verse tan bien como sea posible.
—Perdón, solo quiero verme bien para… —dejó de hablar.
Sonreí ampliamente —Annie —Confirmé y él no lo negó—. Te ves bien.
—Gracias —agradece suspirando.
Alguien llamaba a la puerta y seguramente eran Donny y Anne. Por alguna razón decidieron juntarse antes de la fiesta con nosotros para conocer al muchacho que sería mi cita esta noche, palabras de Eddy, no mías. Aunque Anne ya conoce a Matt así que, ¿será realmente eso?
Eddy salió rápidamente de la habitación y corrió hasta la puerta. Yo aún no estaba completamente lista, aún faltaba mi vestido. Cerré la puerta con seguro y me quité la bata que había estado usando desde la ducha que había tomado.
El vestido que iba a usar era negro con una franja delgada en la cintura roja, es ajustado de la cintura para arriba. Mis zapatos eran unos tacones bajos negros y llevaba mi cabello castaño suelto y alisado. Me apliqué algo de delineador y lápiz labial.
Antes de salir de la habitación me vi por última vez en el espejo —Puedes hacerlo —Me dije a mi misma.
Nunca había estado en una fiesta antes, solo en esas que son bailes escolares y festivales, pero esta sería la primera fiesta real. Cuando Eddy y yo les informamos de la fiesta a mis padres, ellos dijeron que se tomarían la noche para una celebración adelantada de su aniversario. Nosotros simplemente no éramos chicos de fiestas así que cuando escucharon la noticia ellos se emocionaron.
Padres raros, pero agradables. Creo que son los únicos padres que dirían: “nos alegra que por fin vayan a fiestas como adolecentes normales” al decirles que saldríamos por la noche y regresaríamos tarde.
Abrí la puerta y apagué la luz de mi habitación, caminé por el pasillo y baje por las escaleras. Escuché algunas voces en la sala de estar y camine para adentrarme a ella.
—Hola —saludé mientras Annie, Eddy y Donny estaban volteados de espaldas hacia mí, voltearon y me observaron en silencio unos segundos. — ¿Qué? —Pregunté nerviosa.
Anne se acercó hacia mí y me tomo por los brazos —Te ves increíble —sonríe.
—Diana, te ves bien —dijo mi hermano—. Casi pareces una niña.
Reí ante su comentario —Gracias —Agradecí tímidamente.
— ¿Donny? —Anne me soltó y caminó hacia él — ¿No crees que se ve genial esta noche?
Los ojos de Donny no dejaban de observarme, él tenía una forma de mirarme, tan intensa. Nadie me había observado de la forma en que él lo hacía —Sí, lo hace
—Me veo muy bien —Agrego sonriendo nerviosa. Anne ríe y Eddy rueda los ojos.
Donny aclara su garganta y retira su mirada de mis ojos —No tanto como yo —Afirma Donny.
La verdad si se veía bien pero todo el tiempo se ve bien, sin importar que está usando, ropa para la escuela o ropa para salir —Te ves como siempre —contesto.
Donny niega — ¿Lo dices porque siempre me veo bien?
Ruedo los ojos —Para nada, eres tan fastidioso.
—Bueno, iré al baño si me permiten pequeños peleadores. —Dice Anne levantando las manos y viéndonos, a Donny y a mí.
Eddy le hace una seña. —Te mostraré donde está.
Ellos se van, Donny y yo nos quedamos en silencio por unos segundos, yo me muevo hacia un lado para evitar verlo. Me cae mal pero también, me parece lindo, es una contradicción y no tiene lógica.
—No sabía que eres una chica de fiestas, Cariño —él habla.
Jamás debí decirle mi segundo nombre — ¿Tiene algo de malo que me gusten las fiestas?
Hace una mueca —Para nada, podría invitarte yo a la siguiente —sonríe—. ¿Te gustaría eso? ¿Qué fuéramos solo tú y yo?
Mi corazón se está acelerando de nuevo, he aprendido a controlarme con Donny cerca de mí pero es difícil no caer ante sus tontos y egocéntricos encantos —No, no quiero eso.
—No sabía que podías llegar a verte tan linda —afirma riendo un poco.
Yo volteo para verlo y suspiro—No sabía que podías llegar a ser tan fastidioso.
Donny saca un envoltorio de goma de mascar, lo deshace y comienza a masticarla repetitivamente. Es algo molesto. Ese ruidito que hacen sus dientes y la goma.
—Odio tu tonta goma de mascar —me siento estresada por alguna razón.
Se ve ofendido. ¿Quién se ofende por una goma de mascar? —Yo odio a tu cita y no me estoy quejando.
Bufo desesperada. — ¡No es una cita! —Le recuerdo—. ¿Y porque habrías de odiarlo aun si fuera una cita?
—Porque sí, además solo estoy bromeando, ya sé que no es una cita. —Sonríe—. ¿Quién te invitaría a salir?
Mi boca se abre automáticamente —Lo siento, no todos tenemos fans detrás de nosotros como tú —Me defiendo.
—Eres un poco amargada, por eso no tienes novio —levanta sus cejas.
—Entonces, siéntate y espera a que me importe —señalo el sofá—, ve, ponte cómodo.
Se acerca hacia mí, en un par de pasos está cerca. Inclina su rostro y mira mis labios para luego elevar la mirada hacia mis ojos y susurra: —Ya te importa.
Lo empujo sintiendo electricidad en mi cuerpo —Eres un idiota.
Rueda los ojos. —Te gustan los idiotas —suelta una risa molesta.
Aprieto los puños molesta. — ¡No me gustas! —estoy comenzando a pensar que se me nota que él me gusta.
Ríe —Nunca dije eso, dije que te gustan los idiotas.
Extiendo mi mano para que ya no diga nada — ¿Puedes solo callarte? No entiendo porque te gusta tan molestarme, eres tan inmaduro y egocéntrico, me estresas tanto.