Antes De Ti

CAPITULO 16

Domingo por la mañana. Todos estábamos viendo televisión en el segundo nivel, en donde mi madre suele llamar “living” es acogedor y todos estamos comiendo waffles con helado.

Mi teléfono comenzó a vibrar y le dediqué una rápida mirada, ¿Quién llama un domingo por la mañana? Nadie importante. Dejo de vibrar y regresé mi mirada a la pantalla de nuestra televisión, unas chicas estaban peleando por un muchacho en un reality show. Aburrido sin embargo, Eddy y mis padres reían muy fuerte. Mi teléfono volvió a vibrar y me obligué a tomarlo y ver quien estaba llamando.

Matt.

Después de ponerme de pie y caminar hasta mi habitación, le devolví la llamada.

— ¿Qué pasa Matt? —pregunto bostezando.

—Nada, solo quería saber cómo te fue ayer —responde él.

Recordando la cena de ayer me limité a responderle rápidamente. —Bien.

— ¿Bien? —tal vez para él es difícil de creerlo.

—Sí, bien. —contesto, en parte mintiendo pues muchas cosas ocurrieron pero no puedo decirle todo.

—Estamos hablando de Donny ¿no? Ese muchacho es un tonto. —Afirma.

Algo en la forma en que Matt se refirió a Donny me molestó. —No lo es todo el tiempo y él debe tener sus razones.

La muerte de ambos padres ¿quizás?

 —Diana Adams, estas defendiendo a Donald Mudd. —Matt bromea.

—Tal vez, que importa. ¿Algo más que se te ofrezca? —Respondo sin ganas.

Mi voz sonaba molesta. No es como si tuviera la obligación de defender a Donny pero después de la cena de ayer y de despedirme de Anne y Donald me di cuenta que lo juzgué demasiado rápido. Todos tenemos razones para actuar de determinadas maneras.

—No te enojes, Adams. Mira, cambiando de tema… Rilley me llamó y me pidió tu número. ¿Eso está bien?

Quería sonar muy relajada cuando dije: —Si, como sea.

—Claro. —Respondió en un tono condescendiente—. Como sea, ¿no? Bueno, Diana Adams me alegra saber que todo está bien. Nos vemos mañana, aún tengo algunas cosas por preguntarte pero no suenas de buen humor.

Suspiro. —Es temprano, no soy una persona de mañanas —él ríe—. Adiós Matt, nos vemos mañana.

 Así que:

Matt suele llamar a las personas por las mañanas.

Específicamente los domingos.

 Rilley quiere mi número.

 

Eddy estaba tomando una Coca-Cola en el jardín trasero, en una silla que mi mamá usa para broncearse en verano. Es una silla estilo playero. Hoy era un día particularmente caluroso, quizás era porque la primavera llegaría en cualquier momento.

—Tú y Anne… —Los ojos de Eddy no revelaban nada, así que seguí hablando—. ¿Te gusta Anne?

Tomó un sorbo. —No lo sé.

— ¿No lo sabes? —Eddy ha salido con chicas pero es la primera vez que lo veo de una forma más seria con alguien, suelen pasar más tiempo juntos.

Se puso de pie y se sentó a mi lado en el pasto. —Diana, sabes que tú y yo nunca hemos tenido tiempo para citas o algo así, siempre viajando de un lado al otro. No sé qué es el amor pero si te puedo decir que cuando estoy con Anne mis labios automáticamente sonríen y mi corazón se acelera.

Sus labios sonríen y su corazón se acelera, ¿eso me pasa con Donny? Sin duda mi corazón se acelera. La sonrisa, eso me pasó más con Rilley en realidad.

Aclaro mi garganta y le pregunto: — ¿Tienes miedo?

— ¿Miedo de que? —Preguntó sonriente.

Doblé mis piernas y apoyé mi cara contra mis rodillas. —Miedo de nunca encontrar a “tu alma gemela” como nuestros padres, ellos siguen enamorados a pesar de todo, a pesar de… ya sabes.

La sonrisa de Eddy desapareció y soltó aire pesadamente. —Tengo miedo de tanto, Diana. Tengo miedo de que mis padres mueran antes de mi boda o de perderte, tengo miedo de que algún día, esta familia ya no exista. Seamos honestos, nuestros hermanos pronto formaran familias ajenas a nosotros y tu algún día te iras de casa y te casaras. Tengo miedo a perder a las personas que realmente me han amado.

Con mis brazos rodeo a Eddy en un abrazo, él me atrajo hacia su pecho con un brazo sobre mis hombros. —Eres un gran hermano, Eddy. Siempre seremos familia.

—Lo sé. —Me besó la frente—. Desde aquella vez decidí que no sería más el hermano menor, alguien tenía que protegerte y ese sería yo.

Aquella vez... Eddy no debía sentir ese tipo de responsabilidad. — ¿Por qué no puedes ser el hermano dulce y protector siempre como ahora?

Comenzó a reír.  —Es divertido molestarte.

Por un momento, nuestras respiraciones son lo único que se escuchan de nosotros. —Los extraño. —Afirmé aun con lágrimas en mis ojos.

—Todos lo hacemos. —admite.

Lo sé, sé que todos los extrañamos pero nadie habla de ellos.

Eddy se separa y me avisa que irá con mamá a hacer las compras, también que papá se irá con ellos para ir a la librería del centro comercial, necesita un libro o algo así.

Me preguntó si quería acompañarlos pero le respondí que no, que prefería quedarme aquí para descansar un poco y terminar la tarea. Él asintió y regreso adentro para avisarles a mis padres que estaba listo para irse.

Se marcharon casi inmediatamente y me dijeron que en una hora estarían de vuelta, eso si no pasan a comer algo como siempre lo hacen que salen los domingos. Yo me quedo en silencio, sentada viendo fuera de la ventana y pienso en muchas cosas a la vez que comienza a dolerme la cabeza.

Me levanto, enciendo el televisor y lo conecto a mi teléfono para reproducir algo de música, detesto el silencio. Siempre que estoy sola lo lleno con el ruido de algo, el televisor encendido en algún canal aburrido, videos musicales reproduciéndose sin pausa o lo que sea.

Tres canciones después escucho que tocan a la puerta, me levanto dudando si tal vez dejaron algo y tuvieron que regresar pero cuando abro la puerta me encuentro con alguien que no esperaba ver hasta mañana.

Donny.

Sus ojos se abren cuando mira mi rostro y, ¡Lo olvidé! Tengo una mascarilla de eucalipto que uso para los granitos que a veces aparecen cuando mi periodo está por llegar. Me la quito rápido de la cara totalmente avergonzada.




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