Antes De Ti

CAPITULO 17

Hoy es lunes y lo primero que pienso cuando abro los ojos es en que Rilley quiere que coma con él y sus amigos en el almuerzo. Debería avisarle a Eddy para que sepa que no estaré ahí, espero que no lo tomen a mal.

Mientras Eddy se bañaba yo bajé para comer algo de cereal y mamá estaba sentada desayunando unas tostadas con queso derretido, también tomaba café. Cuando ambas estábamos comiendo e intercambiando una pequeña platica, recibo un mensaje de Rilley, un saludo de buenos días y sonrío.

— ¿Con quién hablas? —Me sonrió tímidamente, ella no quería darme la impresión de estar invadiendo mi privacidad—. ¿Es acaso ese chico Donny?

Fruncí el ceño. —No, para nada. Se llama Rilley.

Ella bajó los hombros. —Oh, es solo que pensé eso después de ver la  forma en que se miran.

Dejo el teléfono a un lado. — ¿La forma en que nos miramos? Mamá, no le agrado y él no es mi persona favorita. Olvídalo, Donald es… especial. — ¿Por qué siempre me pongo a la defensiva cuando alguien me habla de Donny?

Mamá le da un sorbo a su café. —Tiene problemas, ¿no? Perdió a sus padres.

 ¡Rayos! Ahí estaba yo juzgándolo de nuevo. De todas formas creo que él y yo nos hemos estado llevando mejor, tal vez ahora si estamos comenzando a ser amigos después de todo.

—Sí, tienes razón —suspiro recostándome sobre la mesa.

Ella sonríe y se limpia la comisura de los labios con una servilleta. —Siempre la tengo.

— ¡Vaya mamá, eres tan humilde! —Mi mamá sonrió aún más.

Después de esa noche donde Donny se enojó frente a todos cuando Anne mencionó a sus padres, los míos nos dijeron que se sentían mal por Donny, que comprenden su dolor y esperaban que nosotros, ósea Eddy y yo, fuéramos más compresivos con él.

No dije nada en ese momento pero lo sé, claro que todos nosotros podemos entenderlo.

Unos minutos después mamá me avisó que tendría que irse más temprano hoy, Eddy aún estaba bañándose así que me pidió que me despidiera de él por ella y de papá, quien estaba vistiéndose. Ella se fue y yo seguí con mi cereal en silencio.

Las cosas han cambiado, antes solía hablarle de cómo Eddy y yo habíamos ganado un concurso de maquetas del sistema solar, ahora las cosas son diferentes y todo lo que tengo en la mente está relacionado con un chico que apenas conozco (Rilley) y otro que conozco pero me sigue confundiendo (Donny). Finalmente estoy sintiéndome una adolecente y no una niña que se refugia detrás de sus hermanos. Pero ser adolecente se ha vuelto algo complicado últimamente.

Nunca tuve problemas con los chicos pues ellos simplemente no existían en mi vida, no solo porque mis hermanos los ahuyentaban de mi sino porque yo dejé de intentarlo, comprendí que no valía la pena si al siguiente año ya no los vería y así fue como simplemente no mostraba nada de interés.

Hasta ahora, las cosas son muy diferentes.

Rilley me envía otro mensaje: Ya quiero verte otra vez.

Eso me hace sonreír y suspirar, es agradable que alguien como Rilley tenga interés por mí sin darle tantas vueltas al asunto, que simplemente me diga lo que piense y no me confunda como ESA persona.

Esta mañana tenía muchas cosas en que pensar. ¿Cómo actuaria enfrente de Donny? ¿Qué le digo a Eddy y Anne en el almuerzo? Y lo más complicado. ¿Me estoy enamorando? Posiblemente sí, pero aun no estoy segura si eso será un error enorme.

Me puse de pie y caminé hasta la habitación de Eddy. Lo más gracioso de nuestras habitaciones es que no parecen de adolescentes, parecen cuartos de hotel. Todo siempre ordenado y sin fotos en las paredes. Nos hemos acostumbrado a este estilo de vida considerando que cada doce meses teníamos que volver a empacar todo, así que al final te cansas de despegar los posters de cantantes y de buscar por todos lados un par de zapatos.

Llamo a la puerta — ¿Eddy? ¿Puedo pasar?

—Sí, ven. —Está sentado en la cama colocándose los zapatos.

Hizo a un lado sus cosas, dos pantalones y una chaqueta, y dio unas palmadas al colchón para que me acercará a él. Eso me trae recuerdos, la forma en que él me dejaba quedarme cerca cuando me sentía mal y tenía pesadillas, pesadillas horribles.

Aclaro mi garganta jugando con el borde de mi blusa. —Tengo que preguntarte algo.

—Dime —Eddy termina de colocarse los zapatos y se recuesta en la cama mientras hablo.

Rasco mi brazo un par de veces. — ¿Te molestaría que dejara de almorzar con ustedes?  

Se volvió a sentar, frunció el ceño. — ¿Por qué dejarías de hacer eso?

Me encogí de hombros. —Hay… me han invitado a comer adentro.

—Bien, si eso es lo que quieres. —Suelta un suspiro.

— ¿Estas molesto? —pregunto, no creo que sea para tanto, solo no estaré en la mesa y ya. No es como si no los volveré a ver o a hablar.

—No. —Pero sabía que estaba molesto.

—No te enojes. —Pido enrollando mi cabello entre uno de mis dedos.

Se levantó de la cama y se quitó el pelo de la cara con su mano. —Está bien, no estoy enojado —estira su camisa—. Es hora de irnos, ¿no? Vamos o llegaremos tarde.

Comencé a ponerme de pie y estaba a punto de salir de su habitación. —Vamos entonces.

Eddy me toma del hombro. —Solo recuerda quienes son tus amigos.

—No exageres Eddy, no es gran cosa. —Solo no estaremos juntos por un rato, sé que solemos hacerlo todo juntos todo el tiempo pero, es hora que cada uno empiece a hacer lo suyo, ¿no?

A veces siento como si eso quisiera Eddy, no estar todo el tiempo a mi lado.

—No para ti. —Me dio la espalda para ir a tomar su café de la mañana y me moví detrás de él.

¿Qué se supone que signifique eso?

Estoy segura que Rilley es una buena persona y hoy me presentará a sus amigos. Él me prometió que me agradarían así que no hay porque preocuparse, al final, Eddy pasa más tiempo con Anne que conmigo. Todo estará bien.

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