A veces olvido que Donny es popular, no por tener un gran grupo de amigos sino por ser uno de los chicos más atractivos de esta escuela. Ahora lo recuerdo, por la forma en que muchas personas me miran con la mirada confundida, cejas levantadas y ojos juzgadores.
Se preguntarán que hace esta chica desconocida de la mano, asistiendo a este baile. Intento no fijarme en las otras personas pero es tan extraño ser el centro de atención cuando toda tu vida has estado detrás del reflector.
Donny se acerca a mi mejilla y la besa. Volteo y le muestro una sonrisa corta, sigo sintiéndome rara. Noto como dos chicas unen sus cabezas y me miran mientras me señalan. Tal vez no tengo el mejor vestido o soy la más bonita pero, ¿Qué puedo hacer?
—Diana, ¿estás bien? —pregunta Donny acariciando mi mano.
Asiento tomando una respiración larga. —Sí, solo buscaba a mi hermano con la mirada.
Señala detrás de mí sonriendo. —Está por ahí.
El lugar tiene decoraciones rojas, blancas y rosadas. Globos grandes colgando del techo, luces rosadas que se mueven de arriba hacia abajo, corazones de cartón pintados con una pintura metálica y música cursi. El lugar grita “San Valentín” por donde lo veas.
Mis ojos se mueven al fondo del lugar, Anne y Eddy están bailando como si la canción fuera una balada aunque no lo es. Al menos verlos así me hace sentirme mejor.
—Nunca había visto a Anne así, ¿sabes? —Donny me dice.
Lo miro y asiento. —Ni yo a Eddy, creo que está enamorado de tu hermana, Donny Mudd.
Donny mira mis labios. —Y yo de la suya.
Lo empujo riendo. —Basta, no seas cursi.
Donny se acerca y besa mi mejilla. — ¿Lo sabes, no? Que estoy enamorado de ti Diana.
Lo sé. — ¿Lo estás? —juego.
Donny me toma de la mano y me mueve al fondo, nos detenemos cerca de la mesa con bebidas. —Quiero besarte —afirma.
Yo miro hacia un lado, buscando con la mirada a algún profesor. —Se supone que no podemos besarnos dentro de la escuela.
Bufa. —Nadie me detendrá si se trata de besarse.
Levanto su mano y beso sus nudillos. —Esto es todo lo que recibirás de mi parte amigo.
—No quiero ser tu amigo —me toma de la cintura—. Quiero mucho más que eso.
Es difícil recordar cómo hablar cuando este chico está tan cerca de mí. Me gusta tanto la manera en que me mira, como si fuera lo que más quiere en este mundo. Sé que este sentimiento no durará para siempre, sé que eventualmente dejaremos de sentirnos así pero eso no cambia el hecho que ahora mismo, me siento muy feliz.
—Rayos Donald —acerco mi rostro al de él—. Ahora yo quiero besarte.
Levanta sus cejas y una pequeña sonrisa se muestra en sus labios. —Si ambos queremos, ¿no deberíamos seguir nuestro corazón?
Él y yo nos acercamos al mismo tiempo, cierro mis ojos y sus labios tocan los míos. El mundo podría colapsar ahora mismo pero yo no me daría cuenta, lo único que me interesa es él y la manera en que me hace sentir.
— ¿Diane? —nos separamos y volteamos hacia la dirección de la voz.
Melinda me está viendo horrorizada. —Hola —digo yo.
Ella mira a Donny con la boca abierta. — ¿Estas besando a tu prima? Qué asco.
Donny levanta una ceja. — ¿Prima? —ríe—. ¿Qué dices?
Yo suelto un suspiro. —Melinda, Donny no es mi primo.
Ella jadea. — ¿No? ¿Me mentiste?
Niego y me separo de Donny, sus manos caen a sus costados. —No te mentí, tú pensabas eso y cuando intentaba aclarar todo no me escuchabas.
Me fulmina con la mirada. —Entonces tú, ¿jamás me ayudaste con él? ¿Lo querías para ti?
—No es así —respondo—. No hice nada, yo…
Donny da un paso al frente. —Deja a Diana, ella no hizo nada —se lleva una mano al pecho—. Yo la quiero a ella, ¿bien?
Melinda niega. — ¿Cómo la vas a querer? ¡Es una chica tan aburrida! Simple y tonta.
Donny exhala con fuerza. —Melinda, solo vete.
Melinda pasa a un lado de él y camina para colocarse frente a mí. —Vaya Diana, pensé que no eras como todas las demás, las que buscan como conquistar a Donny Mudd —le da una mirada—. Pues como sea, él no se toma en serio a las chicas de todas formas, luego vas a llorar y te acordaras de mí.
Donny me toma de la mano. —Déjala en paz Melinda, no te metas con Diana.
Melinda me mira sonriendo. —Te lo advertí, luego no llores.
Melinda se alejó y nosotros preferimos irnos con Anne y Eddy. Estuvimos un rato con ellos, y aunque Anne intentaba hacer que bailara con ella, yo me sentía rara. Melinda estaba muy enojada, ¿será capaz de hacerme algo?
Les aviso que iré al baño, no tengo ganas pero quiero tomar un poco de aire y salir de este lugar con música demasiado alta. Donny me pregunta si quiere que él me acompañe pero le digo que estaré bien, de todas formas los baños no están muy lejos de aquí.
Voy hacia allá, entro y me lavo las manos. Me quedo un momento frente al espejo, veo mi rostro y recuerdo las palabras de Melinda. Estoy intentando que nada de eso me afecte pero no es tan sencillo, en especial cuando muchas personas te miran como si no fueras suficientemente bonita para salir con alguien como Donny.
Un minuto después salgo del lugar, pero cuando abro la puerta alguien está parado ahí. —Diana —Rilley está justo al frente de la puerta del baño—. Hola.
Entrecierro los ojos, ¿Qué hace él aquí? —Hola Rilley.
Me muevo esquivándolo pero él toma mi muñeca antes que pueda apartarme de él. —Ven, quiero hablar contigo.
Intento apartar su mano de la mía pero me sostiene con fuerza, él comienza a caminar al fondo del pasillo y mi corazón comienza a latir más rápido. — ¿Qué haces, Rilley?
—Solo quiero hablar contigo —dice sin verme, sigue caminando alejándonos del gimnasio.
Finalmente llegamos al fondo del pasillo, él me suelta. En esta área está oscuro, la iluminación llega hasta la puerta de la entrada por lo que el fondo de este pasillo es completamente negro. — ¿Qué pasa?