Ha pasado un mes desde mi cumpleaños, en dos días será la fiesta de compromiso de mi hermano Adam. Aún no he conocido a la famosa prometida y aunque le he pedido fotos de ellos, me dice que será un secreto hasta ese día.
Hoy Donny está en mi habitación y como mis hermanos ya no están por aquí, no hay nadie que nos vigile cada minuto que pasa. Aunque solo estamos terminando un proyecto escolar que tenemos que entregar el próximo lunes.
Mis padres vendrán como en una hora, Eddy está con Anne. Después de pensarlo por varias noches cuando no puedo dormir, decido que quiero contárselo a Donny. Hay algo en mi vida, en mi pasado, que suele perseguirme y me hace tener pesadillas con ese momento. Creo que debería saberlo aunque después ya no me vea de la misma manera.
—Donny —hablo nerviosa—. Tengo que decirte algo.
Donny levanta sus ojos del cuaderno y asiente. — ¿Qué pasa?
—Hay una cosa sobre mí, sobre mi pasado y yo… —esto no es fácil de hacer, nunca es fácil—. Estaré bien si decides dejar de verme después de esto.
Frunce el ceño. —Diana, me estas asustando ahora, ¿Qué hiciste? —intenta sonreír—. ¿Mataste a alguien?
Suelta una risa corta pero yo no río.
—Si.
Donny aprieta sus ojos. — ¿Qué? No… digo, era una broma.
Yo niego con mi cabeza. —Yo no estoy bromeando, yo maté a alguien —siento un nudo en la garganta—. En realidad, a dos personas.
Decirlo en voz alta me rompe por dentro. Solía pensar que estaría bien por el resto de mi vida si simplemente lo ocultaba y quedaba como un oscuro y doloroso secreto familiar pero ya no puedo seguir barriéndolo debajo de la alfombra. Puede que Donny me desprecie después y lo comprendería, pero tengo que decírselo a alguien.
Donny parpadea, parece que no me cree totalmente. — ¿Estás jugando, no?
Muerdo mi labio inferior mientras tomo coraje. —No, yo lo hice —aclaro mi garganta, puedo sentir las lágrimas en mis ojos a punto de salir—. Lo hice, yo maté a mis hermanos.
Donny sigue sin entenderme. — ¿Tus hermanos?
Asiento y bajo la mirada. —Mis hermanos menores —decirlo en voz alta suena irreal, hace años dejé de tener hermanos menores, realmente menores no como Eddy. Desde hace cinco años dejé de ser una hermana del medio y pasé a tomar un lugar que alguien más ocupaba.
Mi familia lo hace bien, actúan como si eso no sucedió y se llenan de bromas y pensamientos positivos para cerrarse a la realidad. Pero ya no puedo más, el hecho que todos lo eviten me abruma y me hace sentir sofocada. Me enoja tanto porque sé que todos me culpan.
Donny se mueve un poco. — ¿Cómo que hermanos menores? ¿Tenías más hermanos?
Asiento, no puedo verlo. —Sí, dos más —cierro los ojos, las lágrimas están rogándome por dejarlas escapar pero no tengo derecho a llorar cuando ellos fueron los que sufrieron.
— ¿En serio?
—Fernie y Garrett, mis hermanos menores… eran unos bebés —me siento muy mal, quiero dejar de hablar y convencerlo que todo fue una mentira. Pero no lo fue.
Donny toma mi mano. —Diana, ¿Qué pasó?
Respiro profundo. — ¿Qué pasó? Los maté —recuerdo ese día—. Eran gemelos… eran pequeños y yo tenía que cuidarlos pero fui una tonta y ahora… ya no están… es mi culpa.
— ¿Por qué es tu culpa?
Abro mis ojos y doblo mis piernas. —estábamos jugando… nuestra casa anterior tenía un jardín, mi mamá siempre nos decía que cerráramos la reja pero yo… no pensé que ellos… no quería.
Donny se acerca y me toma entre sus brazos, quería apartarlo pues no sabe que no merezco consolación pero al menos así no me siento tan sola.
—Ellos… pasó un perro y creo que les gustó o algo porque ambos corrieron a la puerta y eran muy pequeños, salieron al mismo tiempo que un auto… ellos… —vuelvo a cerrar los ojos. No puedo olvidar esa imagen.
Donny suspira. —Diana…
Niego. —No puedo, no quiero… ellos, los vi y ya no respiraban —recuerdo los gritos de los vecinos, el auto rojo huyendo del lugar y manchas rojas donde no deberían estar. Recuerdo a mi mamá gritar, mis hermanos llorar como nunca antes y yo odiándome intensamente.
Recuerdo el funeral, las cajas pequeñas y el dolor que se sentía.
Recuerdo como pedía perdón y me decían que no era mi culpa pero luego de eso, siempre cerraban las rejas y me pedían que me quedara dentro. Que no saliera. Incluso parecía que temieran que hiciera algo malo, lo sé, por la forma en que intentaban consolarme.
Querían evitar que los acompañara.
—Ellos murieron por mi culpa —se siente como una sentencia decirlo—. Me odio tanto por eso, ¿Cómo fui tan estúpida?
Donny acaricia mi espalda. —Pero Diana, eras joven y no fue tu culpa —es lo mismo que yo le dije por lo de sus padres, pero es diferente. Conmigo sí fue mi culpa—. Diana… no te hagas esto, tu sabes que yo me he sentido así también, sé lo que sientes pero recuerda lo que me has dicho. Tú lo sabes, ¿no? No es tu culpa.
Suspiro. —Sí lo es.
—No Diana, claro que no —Donny besa mi frente—. Tú no tenías la intención que eso sucediera, eso pudo ocurrirle a cualquiera de tu familia, ¿sabes? Tal vez hubiera estado otro de tus hermanos y él se culparía.
—Fernie… era la otra chica —mis ojos arden al llorar—. Me gustaba pensar en cómo sería cuando creciéramos, me gustaba peinarla y pensaba que ella y yo seriamos las mejores amigas —me quiebro completamente, estoy sollozando—. Garrett era tan dulce, eran tan pequeños y yo les arranqué su vida.
—Diana no, —Donny dice—. Por favor, no es así, eso fue un terrible accidente pero no tiene que ver contigo, Diana, eras una niña —recalca—. Incluso si hubiera sido ahora, sigue siendo un accidente y no tu culpa.
—Pero Donny, ellos no están aquí porque yo no supe cuidarlos, eso no puedo perdonármelo —mis hombros están temblando.
Donny acaricia mi mejilla. —Te diré algo Diana, creo que no será fácil pero tú y yo vamos a sanar —acerca su rostro al mío—. Yo también quiero creer que no fue mi culpa y no quiero verte así.