Antes De Ti

CAPITULO 38

Mi hermano se casa mañana.

Finalmente conocí a su prometida. Es una chica muy linda, alta de cabello oscuro y piel oliva. Es amable, divertida y cuando le conté todas las tonterías que Adam ha hecho, se burló de él. Digamos que me estaba vengando.

También le conté a Carmen que Adam no me dejaba en paz cuando se trataba de chicos. Ella lo regaño y me recordó que ahora tenía una aliada. Eso me hizo sentir muy bien, es como si ahora finalmente tengo una hermana mayor.

—Entonces, ¿Quién creen que se va a casar primero? —Pregunta Eddy mientras toma un poco de agua.

Esta es la última semana de la escuela, no queda nada para que nos graduemos y dejemos de ser estudiantes de secundaria. — ¿Casarnos? —Anne pregunta, sonrojándose.

Donny señala a su hermana. —Va a ser Anne, ella ha soñado con su boda desde siempre.

Anne niega y su cabello se mueve de un lado hacia el otro. —Va a ser mi hermano, antes no estaba muy segura pero ahora que tú y Diana están juntos, sé que se van a casar muy pronto.

Eddy suelta una carcajada. —Dudo mucho que eso pase, Donny tendrá que ganarse la bendición de todos sus hermanos —se señala—. Incluyéndome. Mira, Donny, me agradas y todo pero no quiero que mi hermana se case muy pronto, ¿bien? Me uniré a los chicos Adams para evitar esa boda.

Ruedo los ojos. —Ni siquiera sabes si quiero casarme.

Donny levanta una ceja, me mira preocupado. — ¿No te gustaría casarte? No ahora pero, no sé, algún día.

Niego intentando no sonreír. —La verdad no, después de graduarme iré por el mundo buscando romances fugaces.

Eddy me acerca su puño. —Así se habla, hermana, deja a Donny y se libre —solo lo está molestando, ellos dos son básicamente mejores amigos.

Choco su puño. —Pero Anne vendrá conmigo.

Anne suelta una carcajada, Eddy frunce el ceño. —No… no, Anne…

Anne se encoje de hombros. —Por mi está bien, iré con Diana para tener romances con extranjeros y olvidarnos de ustedes dos.

Donny gruñe. —En ese caso yo me iré a Las Vegas y me casaré con la primera chica que encuentre.

Tomo una papa frita de su plato. —Envíame fotos.

Donny me pica las costillas con su dedo. —Tu también.

Tomo su mano y sonrío. —Tranquilo Donald, sé que no puedes vivir sin mí.

Bufa y se acerca a mí. —Tú no puedes vivir sin mí, te gusto desde que nos conocimos, ¿no? Te vuelvo loca.

Ruedo los ojos. — ¿Quién era el que se la pasaba celoso de mí?

Donny acerca su rostro al mío. —Nunca he estado celoso de ti.

Eddy hace un sonido como si estuviera vomitando. —Asqueroso, odio que sean tan… así.

Donny y yo volteamos a verlo. —Ustedes dos son peores —él reclama.

Anny recuesta su cabeza en el hombro de mi hermano. —Qué lindo es estar enamorados, ¿no?

Eddy acaricia su mejilla. —Nosotros somos lindos, ellos no.

Donny suspira, se levanta de su asiento. — ¿Saben qué? Nos vemos después, de alguna forma u otra siempre termino atacado.

—Que llorón —Anne suelta riendo.

Donny coloca sus manos en mis hombros. —Ven conmigo Diana, dejemos a los cursis.

Eddy ríe. —Uh, ¿Quieres estar a solas con mi hermanita?

Ruedo los ojos. —Soy mayor que tú.

Anne sigue riendo. —Diana, ¿Te llevas a mi hermanito? No lo olvides, es tan inocente.

Donny suspira y me da un apretón. —Vámonos Diana.

Me levanto también mientras que Eddy y Anne se siguen burlando de nosotros. Ellos dicen que nosotros somos los cursis pero son ellos quienes nos pidieron hace dos semanas que los llamáramos “Andy” como Anne y Eddy.

—Adiós Andy —digo yo cuando nos alejamos.

Donny toma mi mano y nos dirigimos hasta el lado contrario de la cafetería, a un jardín pequeño. Por suerte nadie nos vio aquí, tal vez a los profesores ya no les interesa qué hacemos en la última semana. Muy pronto se libraran de nosotros.

—Donny, Donny —me recuesto en el tronco de un árbol, no es muy alto por lo que Donny puede tomar una rama con su mano—. ¿Cómo era eso de casarte con alguien en Las Vegas?

Donny estira su otra mano y toca mi mejilla. —No sé qué quieres hacer con tu vida pero si me lo preguntas, me encantaría que tú y yo termináramos frente a una capilla con Elvis dándonos la bendición.

Suelto una carcajada. — ¿Ese es tu mayor sueño?

Baja su mano y se acerca a mí. —No, Diana, mi mayor sueño es pasar cada día contigo —ahora coloca su mano a un lado de mi cabeza—. Sea como sea, no me importa mientras que estés ahí, siendo la linda chica que amo.

Tomo su camisa y lo acerco a mí. — ¿Sabes qué? Si nos vamos a Las Vegas y nos casamos es probable que mis hermanos te obliguen a divorciarte de mí, ellos quieren que me case hasta lo cuarenta.

Acomoda mi cabello detrás de mi oreja. —Entonces esperaré a que tengas cuarenta, o quizás podríamos tomar un avión y nunca regresar.

Acerco mi rostro al de él. —No lo sé, Donny, ahora mismo solo quiero besarte.

Su nariz toca la mía. —Entonces hagamos eso, que el futuro se encargue de él mismo.

Los labios de Donny tocan los míos. Mi corazón se acelera como la primera vez que sucedió, como todas esas veces que él estaba cerca de mí. Cada vez que Donny existía a mí alrededor, todo mi cuerpo respondía.

No le digo a Donny pero yo también quiero que algún día, tal vez no tan pronto pero en el futuro, nos casemos. Donny se ha sentido solo por mucho tiempo y me encantaría formar una familia con él. Me gustaría quedarme a su lado hasta que la muerte haga su parte.

Pero no estoy segura de lo que hay más allá. Cuando todo comenzó jamás me imaginé que el chico más lindo de la escuela, ese que podía ser un amargado algunas veces y un poco molesto (o bastante molesto) se enamoraría de mí. Sobre todo nunca imaginé que yo me enamoraría de esta forma por alguien.

Porque cuando los labios de Donny se despegan de los míos comienzo a extrañarlos y así sé que he encontrado a esa persona. A mi persona. No solo por sus besos, sino porque, ¿Cómo podré vivir sin el tonto de Donald Andrew Adams? Imposible.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.