"And it's hard to dance with a devil on your back..."
— ¿Cómo es que nos has traído aquí? Se supone que esta casa no puede pertenecer a nadie— dice Eric, o mejor dicho, gruñe aún con el semblante que refleja que sigue perdido o tal vez algo mareado. Volteo a todos lados, pero no encuentro a Odette, sólo se escucha el eco de sus murmullos.
Nos encontramos en la biblioteca interna de la casa, donde están los enormes estantes con algunos libros llenos de polvo. Tengo el presentimiento de que no estamos aquí porque ella así lo quiso, siento que tenemos que hacer algo, ¿pero qué?
— Creo que tenemos que escondernos de ella — habla Eric en un susurro. Volteo a verlo como si hubiera perdido la cabeza, al ver mi reacción él se encoge de hombros para seguir con su idea —. Creo que su plan es jugar a una especie de... ¿escondidas, tal vez?
Frunzo el ceño.
— No lo creo, Eric, eso es tonto hasta para ella.
— Piénsalo de esta manera: es como estar en el bosque de antes, solo que aquí será más difícil para nosotros y mucho mas fácil para ella, ya que estamos bajo techo y no hay muchas partes en donde esconderse o hacia donde huir, si te soy sincero — nos quedamos sumergidos en un silencio sepulcral, tratando de unir los puntos, encontrar el mínimo atisbo de lógica, pero no puedo hallar la razón, el por qué, simplemente la incertidumbre se apodera de mí.
Comienzo a caminar por los estantes, mirando libro por libro cuidadosamente; tal vez en uno de ellos podamos ser capaces de encontrar alguna respuesta, alguna idea que desencadene más y más hasta que podamos obtener algo de lógica. Reviso los lomos, los títulos varían, van desde historias de amor, hasta volúmenes gigantescos de magia medicinal y voodoo.
—¿Te das cuenta que son muchos más los libros que la primera vez que entramos aquí? Además, todos son diferentes...—digo con la esperanza de que me escuche. Volteo a verlo y asiente sin dejar de mirar el estante que recorremos.
Vamos lentamente, estoy tan ensimismada cuando voy por el tercer pasillo de libreros, que me exalto demasiado, al punto de casi gritar, al escuchar el susurro de Eric a mi izquierda.
— Elle, esto debe significar algo, es un sí o un sí — dice rápidamente mientras toma un libro de muchos que están juntos en el estante superior. Es color rosa deslavado, está muy sucio y es grueso, la pasta que lo cubre es gruesa, sin embargo, se encuentra algo carcomida y arruinada, seguramente por el mal trato que ha recibido por los años. Con un título "El inicio" en letras doradas, delgadas y en cursiva. Eric lo abre y en la primera página encontramos nuestros nombres, los primeros: Prisca y Fabius. Lo peculiar es que éstos están pintados del color de nuestros ojos, Fabius en un brillante verde esmeralda y Prisca, la mitad del nombre en color avellana y la otra mitad de color celeste. Frunzo el ceño extrañada, pero no digo nada.
Eric pasa la página y empieza un texto, la narrativa de nuestra historia, pasamos las páginas rápidamente, sólo leyendo las palabras que se encuentran algo resaltadas. Curiosamente, hay más cuando se acerca la muerte de Eric, las cuales son tristes, desesperanzadas o simplemente crueles, en cada una de las vidas, las cuales son como capítulos de una trágica novela. Todo va relativamente bien hasta que nos empezamos a acercar a nuestra vida actual; las hojas comienzan a hacerse mucho más oscuras, llegando a ser de un gris rata y las letras comienzan a ser color marfil. Al entrar al capítulo que lleva por título XXI, las hojas ya son negras, tan oscuras como un agujero negro, la desesperanza me embarga y tomo el brazo de Eric, para impedirle seguir dando vuelta a las páginas. Él me mira extrañado y confundido.
— No, solo no, por favor. No lo soportaría — lo miro directo a los ojos y siento cómo las lágrimas urgen por derramarse, pero él se mantiene con un semblante imperturbable.
— Janelle, esto puede ser de demasiada ayuda, ¿no lo entiendes? Nos puede ayudar a saber por lo menos cómo va a acabar esto... si es que acaba — va bajando cada vez más la voz, dándose cuenta del por qué de mi preocupación —. Bebé, tenemos que saber qué pasa, saber si vencimos.
Suelto un suspiro y trato de hacer respiraciones profundas para encontrar algo de calma, la cual sé que no va a llegar ni de chiste. Lo miro directo a los ojos y sólo doy un asentimiento casi imperceptible, él desvía su mirada de la mía para concentrarse en el libro que tiene en las manos, yo opto por no despegar mi vista de su perfil. Su ceño de frunce y sus labios forman una linea prácticamente recta. La curiosidad gana y volteo al libro. Las últimas palabras están abarcando sólo unos cuantos renglones de la hoja. "Actualmente se encuentran en aprietos, justo en medio de un bosque diseñado con sus peores pesadillas en la zona más boscosa de Eslovenia, la chica luchando contra una herida potencialmente mortal en su pierna, el chico con la incertidumbre a flor de piel acerca del futuro de su pareja..."
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Editado: 14.01.2019