Antes del amanecer

CAPÍTULO 1. CORRE

Actualmente, 20 de diciembre del 2020

-Andrés.

La época de navidad siempre es mi favorita, la nieve, los villancicos, las casas decoradas con hermosas luces de colores, como los niños se divierten haciendo muñecos de nieve y como sus madres enloquecen porque los ven cubiertos de nieve y pueden enfermarse, pude sonar bastante tonto pero mi madre desde pequeños hacia esta fecha algo especial.

Mi madre dice que es la época del perdón y dejar todos esos malos momentos atrás, es disfrutar de tu familia y amigos, es olvidar todos los errores que cometiste en el año, es seguir adelante y empezar uno nuevo.

Las madres son muy sabias.

Pero a mí lo que más me gusta de esta época, es decirle ¡adiós a la escuela!, ya no más exámenes, ni más clases de historia con el profesor Samuel.

Ese señor es como un grano en el culo, es insoportable.

Cada martes la paso en detención junto con Daniel, mi mejor amigo es un parlanchín y siempre logra meternos en problemas, simplemente él no sabe lo que es guardar silencio él y su risa tan peculiar siempre logra captara la atención del profesor Samuel, solo espero y este año que viene ya no tenga más clases de historia con él.

- ¡Andrés!, puedes bajar cielo - mi madre grita desde la planta baja.

-Si cielo, baja-grita Daniel con una voz demasiado chillona imitando la de una mujer seguido de su tan peculiar risa. Mi mejor amigo se la pasa en mi casa, tanto que mis padres decidieron darle una copia de las llaves cuando cumplimos 13 años, Daniel y yo hemos sido inseparables desde pequeños, nuestra amistad ha ido más allá al punto de considerarnos hermanos.

Desde aquella ves que nos conocimos en el jardín de niños cuando solo teníamos cuatro años y Daniel fue el único que se acercó a mi para jugar supe que sería mi mejor amigo y no me equivoque pues han pasado ya ocho años y seguimos siendo mejores amigos. Con el tiempo básicamente mis padres decidieron adoptarlo y hacerse a la idea de que tenían un hijo nuevo que cuidar y alimentar.

Bajo las escaleras de mi hogar y veo a mi pequeña diablilla salir de la cocina y dirigirse a la sala, me dirijo a la cocina y en cuanto entro me encuentro con el rostro de mi mejor amigo maquillado, con sombras rosas y muchos brillos, las mejillas las tiene completamente rojas, se ve bastante ridículo con ese maquillaje tan feo.

La escena es tan cómica que no aguanto y suelto una carcajada.

- ¡Sabía que te gustaba vestirte de chica!, pero pensé que solo te disfrazabas por la noche-Daniel voltea con cara malhumorada y me saca el dedo de en medio y yo me sigo riendo, porque la verdad se ve realmente horrendo.

- ¡La pequeña diablilla hizo esto! -señala su rostro, la pequeña Emily, es mi hermana menor tiene 5 años y es una pequeña diablilla, le encanta hacer travesuras, nadie se puede resistir a sus encantos, Daniel y yo hemos terminado en ocasiones jugando a las Barbie y nos ha tocado ver una infinidad de veces la película de La cenicienta, pero en esta ocasión creo que su víctima fue Daniel

-Prometió que me vería hermoso-Daniel mueve sus pestañas ridículamente como abanicos.

-Pareces Lady Gaga-digo y suelto una gran carcajada.

- ¡Hermanito! -grita mi pequeña hermana que viene entrando de nuevo a la cocina-Verdad que Daniel parece una princesa- lo apunta con sus dedos.

-Por supuesto-digo mientras cargo a la pequeña diablilla, mi amigo agita sus pestañas con coquetería-Se parece a la princesa Fiona de Shrek cuando aún es un ogro.

- ¡Oye!, yo lo maquillé y le puse brillitos-dice, haciendo un tierno puchero.

–Enana puedo quitarme esto de la cara, tus brillitos mágicos me empiezan a picar los ojos-dice Daniel mientras se pasa continuamente las yemas de los dedos por los ojos.

-No falta la corona-la pequeña diablilla se retuerce en mis brazos y la bajo, camina y se sienta en la silla que está enfrente de Daniel y le coloca la corona de princesa. La tentación me gana y saco mi celular para tomarle una foto, justamente cuando mi hermana le dice que haga una mueca extraña con los labios, es tan cómica la foto que mi risa me delata y Daniel se da cuenta que le he tomado una fotografía,

-Si se la muestras a alguien te mato.

- ¡Por dios, que te paso! -grita mi mama con asombro, pues acaba de entrar a la cocina, luce tan sorprendida ante la escena tan graciosa que está presenciando. -Daniel, pareces Lady Gaga-dice mi mamá con una sonrisa en su rostro, yo no me contento y suelto otra estruendosa carcajada.

-Luzco realmente mal -dice Daniel algo preocupado.

-Daniel te deje con Emily 5 minutos y dejaste que te transformara completamente en...-mi madre queda pensativa unos segundos-Emily que se supone que es.

-Una princesa-contesta Emily con una sonrisa, ella luce orgullosa de su obra de arte.

-Usted sabe que a esta pequeña princesa no se le puede decir que no- dice mientras le pica las costillas a Emily haciendo que ría.

Mi mejor amigo tiene razón, es imposible decirle a Emily un no.

-Daniel límpiate la cara y tu pequeña traviesa-dice apuntando a mi hermana, quien tiene una hermosa sonrisa divertida en su carita-Deja de aprovecharte del pobre de Daniel, que bastante feo lo dejaste.

- ¡Oye! - grita con indignación Daniel

-Lamento decepcionarte amigo, pero mamá tiene razón-le paso una servilleta a Daniel para que se limpie el rostro.

-Ahora todos siéntense el desayuno ya está listo- dice mi madre-Andrés ayúdame a poner la mesa y tu Daniel ve al baño y quítate eso.

Todos la obedecemos yo me dirijo hacia el mueble donde estan los platos para llevarlos a la mesa, Daniel se levanta de su asiento y se dirige al baño para limpiarse la cara, mientras la pequeña Emily recoge todas sus pinturas que acaba de utilizar con el pobre de Daniel.




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