“Ellos”
Mi amigo era muy rebelde.
Estaba ebrio y conducía en la calle a plena luz del día. Le había dicho que no había sido buena idea ir a tocar al concierto porque estaba pasando algo de lo que no sabemos bien todavía, pero era necesario quedarse en casa. Pero en realidad, era la culpa de todos aquí porque sabíamos que no había que hacerlo, pero igual lo hicimos, y todo fue genial hasta la hora del regreso.
Sentía que esto iba a terminar muy mal.
Mis compañeros no dejaban de hablar y hablar.
Estaba mirando en la ventana y todo corría muy velozmente a causa de que estaba manejando muy rápido.
Era consciente de lo que estaba pasando y aun así dejaba que esto ocurriera de esa manera porque soy un estúpido.
Flashbacks del recital de anoche aparecieron, yo junto al micrófono, chicas gritando, las luces de colores por todas partes, los instrumentos de la banda sonando a todo pulmón, los gritos de la gente. Mis gritos… había estado genial allí por la noche, nunca creí que sería capaz de hacer algo así. La gente con sus celulares tomándonos fotos, luego felicitándonos, muchas sonrisas, mucha fiesta, mucha diversión, todo estaba tranquilo como antes, parece que todos se habían olvidado de todo, esa noche, solamente para disfrutar de la música, eso es bueno.
Por un momento iba a decir que no nos convenia ir, pero qué bueno que mi cerebro funciono una vez en su vida y pudo aprovechar esa oportunidad tan grande que fue para nosotros, además de que muchas personas nos conocieron.
El bar olía a humo, a alcohol, a tabaco, a menta y a otras cosas fuertes. Si quería estar en una banda tendría que empezar a adaptarme en ese mundo así y debo decir una cosa a todo esto: Me gusto tanto…
Pero a la mañana siguiente te pones a cuestionarte varias cosas… y una de ellas es porque bebi tanto ayer a la noche, los labios de esa chica gótica y porque viaje de una ciudad a otra cuando supuestamente y raramente, no se puede hacerlo.
La ruta estaba casi vacía y eso era muy preocupante porque siempre acostumbraba a ser movida.
Autos y autos pasaban a toda velocidad porque la gente quería llegar a su destino rápido, eso siempre se veía, pero ahora nadie estaba en la ruta solo un grupo de jóvenes estúpidos que éramos nosotros. Mis amigos hablaban y hablaban.
—Esa rubia ardiente me dejo su contacto…
—¡Me olvide de pedirle a la mía!
—¡Qué imbécil eres!
—Al menos la mía era más linda que la tuya…
—¿De qué sirve eso si ni le pediste el contacto?
—Pero era la más linda…
—Si, claro…
—Lo era…
—Al menos a la mía la voy a conocer…
—Y llevártela a la cama…
—¡Cierra la boca!
Sentía sus voces y ya me empezó a doler la cabeza. Entre el viaje en el auto que siempre hacía que me duela la cabeza, mi amigo andando demasiado veloz, los gritos de mis amigos, la preocupación, las veinte llamadas perdidas de mi madre, todo esto me iba a dar un ataque al corazón. Pero seguían y seguían hablando y nada era importante.
—¡Ya! —Grite.
Y mis amigos se callaron, mientras me observaban sorprendidos por lo que hice.
—Y tú, Ashley ¿Puedes conducir el puto auto con más cuidado?
—Ni pienses que voy a bajar la velocidad…
—¿Ah no?
—A la mierda con tus ordenes…
—Baja la puta velocidad…
—No quiero…
—Que la bajes…
—¡Oblígame, puto!
—¡Chicos!
Michael, mi mejor amigo, me miro con preocupación y luego añadió:
—Creo que tiene razón, podemos chocar…
—A ti nadie te pidió tu opinión…
—Encima estas… ebrio…
—¡No es verdad!
—¡Si que lo es! —Grite.
—¡Ya cállate!
—¿Por qué nunca reconoces que eres un maldito alcohólico?
No quería morir en un accidente del auto, era demasiado joven para hacerlo realmente, pero si seguíamos así podía pasar. Parece que a mi amigo no le importa una mierda nada nunca, si es que es así y menos vivir me parece que no hay diferencia de la vida y de la muerte para él.
Seguía andando en velocidad y mis nervios estaban por explotar, la verdad que estaban andando muy veloz por la ruta y mis dos compañeros de banda también se empezaron a preocupar ante la velocidad del auto.
Comenzamos todos a gritarle y decirle que pare, pero muy difícil convencer a un borracho a que haga las cosas con coherencia cuando está en ese estado y ese estado en el que estaba mi amigo no eran de una botella de cerveza o un vaso de vodka si no que eran de litros y litros de bebida y de alcohol en su cuerpo.
Cuando vi que todo estaba empeorando, me tapé los oídos por los gritos y los sonidos y pensé en que, entre las peleas, el alcohol, y toda la situación de incertidumbre, chocamos. Chocamos así de simple. Así que creo que estaba entrando una especie de pánico, hasta que los gritos se esfumaron, el sonido del motor ya no estaba, los ruidos de antes tampoco, todo estaba tranquilo y pensé que ya habíamos chocado y nuestra vida había acabado tan rápidamente.
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Editado: 30.10.2025