El chico lindo.
Ahí estaba yo, el primer día de clases sola, como siempre. Estaba en el patio del instituto, con mis audífonos escuchando música, sonaba la canción de "The Weeknd-Die For You" esa canción era una de mis favoritas. Aunque no me gusta mucho ese cantante.
Me gusta mucho escuchar musica, es como si te transportara a otro mundo, escuchar musica es...
Inefable.
Exacto.
Y justo cuando iba por mi parte favorita de la canción algo me interrumpió.
O mejor dicho, alguien.
Me dí la vuelta para ver quién me interrumpía y ví a un chico lindo —MUY LINDO, la verdad —. Y lo digo yo, que digo que todos los chicos de mi instinto son horribles. Pues este chico era todo lo contrario.
Pero por el hecho de que sea lindo no le da el derecho de interrumpir mi momento de escuchar mi música.
Y cuando estuve a punto de decir algo —poco agradable —, el habló.
—Hola —dijo el chico lindo.
Y me quedé en blanco, no sabía que responder.
Un "hola" estaría bien.
No dije nada por unos segundos, hasta que mi cerebro reaccionó.
—Ho... hola —me escuché decir, torpemente, con media sonrisa.
Ya era hora de hablar, mi niña.
¡Cállate, conciencia!
Mientras estaba luchando para que mi conciencia dejara de hablar, el chico lindo me dijo algo que no entendí.
—¿Eh? —pregunté perpleja.
—Soy Ian —se presentó educadamente, extendiendo una de sus manos.
Mi cerebro no reaccionaba, ¿Qué me pasa?
Creo que a alguien le gusta Ian.
No, eso es imposible, lo acabo de conocer, mi conciencia está un poco loca, ¿Verdad?
Entonces, estamos locas.
A mí no me metas en tus ataques de locura, conciencia.
Deja de hablar contigo misma y respondele a Ian, que se le va a cansar el brazo esperando que le digas tu nombre.
Oh, cierto.
—So... soy Darcia —me presenté torpemente, aceptando su mano.
—¿Me puedo sentar? —preguntó, Ian, señalando el lugar vacío a mi lado.
—Cla... claro —me eché a un lado para darle un poco más de espacio.
En cuanto se sentó a mi lado las manos me empezaron a temblar, era extraño, muy extraño. Normalmente me aseguraba de que nadie se me acercara —bueno, en realidad nadie se me acercaba porque decían que era rara —y cuando alguien intentaba hablarme lo miraba de una manera bastante desagradable, y se apartaban. Pero con este chico no fue así, solo me puse nerviosa por alguna extraña razón.
Las manos me temblaban y me sudaban. Intenté ocultar mis manos, para que Ian no las viera.
¿Por qué tan nerviosa?, pequeña mariposa.
¡No empieces!
Creo que a alguien le gusta Ian.
No, solo... me dan nervios hablar con personas desconocidas.
No estás hablando con el, estás hablando contigo misma. Y solo para avisarte, Ian te ha preguntado algo más de tres veces.
Tengo que dejar de hablar conmigo misma.
—¿Darcia? —la voz de Ian, me hizo volver a la realidad.
—¿Eh?
—¿Estás bien?
—S..si —le aseguré, sacudiendo un poco la cabeza —lo siento, ¿qué me decías?
—¿En qué año estás?—preguntó divertido por la situación.
—En último año —respondí —¿Y tú?
—Eh... igual.
Mira el lado bueno, eres la única que está nerviosa,
Jajaja.
¡Que no estoy nerviosa!
Mi conciencia debería tener un botón para apagarla un rato.
—Y... ¿Qué clase te tocaba?
—Clase de historia.
—¿Qué profesor te toco? —creo que historia también era la primera clase que me tocaba.
—El profesor Collymore —respondió.
¿Sabes que significa eso?
¡Oh, no!
Oh, si. Eso debería alegrarte.
Mierda, lo que me faltaba. Estudiar con el chico lindo y quedar como una mala estudiante por no querer entrar a clase de historia.
Pero... ¿Por qué el estaba afuera y no estaba en clase?
—¿Eres nuevo?
—Eh... Si
Creo que estaba algo perdido, iba tarde a clase de historia.
¿O se había quedado afuera porque no quiso entrar?
O, se quedó afuera porque te vio y dijo "oh, que chica tan linda, hablaré con ella"
No es gracioso, conciencia.
Si lo es, créeme.
Tengo que ignorar a mi conciencia un rato, me voy a volver loca.
Eso le pasa a las personas que no tienen amigos.
Ja ja, muy graciosa. Te voy a ignorar.
—Eh... ¿Sabías que deberías estar en clase? —me crucé de brazos.
—Mierda —dijo entre dientes, creo que esperaba que no lo escuchara. Pero era imposible ignorar esa hermosa voz ronca.
—Creo que llegaré tarde a mi primera clase, que buena impresión voy a dar —dijo riendo —¿Qué clase te toca a ti?
¡Rayos! ¿Qué le voy a decir? Tengo que quedar como buena estudiante. Pero no le puedo mentir se dará cuenta estudio con el.
No me queda otra opción, tendré que decirle la verdad.
¿Por qué te preocupas tanto en quedar bien?
No es problema de mi conciencia, hora de ignorarla, de verdad.
Sabes que no puedes hacer eso, pero dejaré de hablar por un rato.
¡Gracias!
Bueno, hora de hablar.
—Eh.. me toca... la...eh... clase de historia —agaché la cara apenada —, creo que nos toca la misma clase.
Pareció algo confundido.
—¿También eres nueva? —preguntó confundido.
Genial, mi momento a llegado. Primera vez que decido no entrar a una clase y pasa esto. Por eso debí haber entrado.
—Eh... No, no soy nueva—respondí apenada.
—Entonces ¿Estás afuera porque no quisiste entrar?
—Eh... Si —sentí que mis mejillas empezaron a arder.
Fantástico, lo que me faltaba ¿desde cuando me sonrojo por una pregunta?