Mini maratón 1/2
Los amigos de mi hermana.
Cuando llegué a casa, me dí cuenta que no había nadie. Supuse que mis padres estaban trabajando y mis hermanas mayores estaban en la universidad, estudiaban en una universidad que quedaba cerca de casa así que se quedaron viviendo con nosotros, mi hermanito menor se fue a la casa de mi tía después de salir de la escuela, le gustaba quedarse allí.
Entre a mi habitación y me eché a la cama perezosamente. Miré mi móvil unos segundos —solo para ver la hora —, y lo dejé a un lado para mirar el techo. Pensando en qué hacer en el tiempo que iba a estar sola. Me levanté de la cama con la intención de darme una ducha pero me distraje porque mi estómago empezó a hacer sonidos extraños —moria de hambre —, y me apresuré a la cocina para hacerme algo de comer.
No es que fuera una experta cocinando, pero me las arreglaba en hacer algo comestible.
Cuando terminé de comer me apresuré a darme una ducha y ponerme cómoda. Me coloqué mi ropa favorita para estar en casa, unos shorts cortos y una sudadera que me quedaba algo grande —muy cómodo, la verdad —. Y busqué mis audífonos para empezar a hacer mi pasatiempo favorito "escuchar musica".
Y me eché en mi cama. Cuando ya habían pasado cuatro canciones mis hermanas llegaron. La verdad, me sorprendió mucho, pensé que llegarían más tarde, pero no le dí mucha importancia, hasta que entraron en mi habitación y una vez más en el día de hoy, interrumpieron mi momento de escuchar musica.
La gente está algo molesta hoy.
—Hola, hermanita —me saludó, Denia. Acercándose para sentándose sobre mi cama.
Denia, es la mayor de todos, es una chica baja de estatura, delgada, cabello corto y castaño, labios un poco gruesos y rosados y ojos marrones claro. Suele ser algo controladora pero a mí no me controla tanto, suelo ignorarla encerrando me en mi habitación.
Respiré hondo antes de saludarla de la manera más educada que pude.
—Hola, Denia —dije con una sonrisa fingida.
—¿Qué tal tu día? —preguntó, Dalia.
Mi otra hermana, era la que le seguía a Denia, ella es una chica baja de estatura, delgada, de cabello negro, lago y ondulado, labios un poco finos y rosados, y ojos marrones oscuro. Ellas se llevan muy bien, se la pasaban mucho tiempo juntas ya que estudian en la misma universidad. A veces eran algo molestas.
—Bien, supongo —me encogí me de hombros.
—¿Nuevos amigos? —preguntaron las dos casi al mismo tiempo.
—No, saben perfectamente que no soy buena haciendo amigos —les aseguré.
—¿Nadie? —preguntó, Dalia, sentándose en mi cama junto a Denia.
—¿Ni un chico? —Denia, intercambió una mirada cómplice con Dalia.
Okey, tramaban algo.
Eso me asusta un poco.
A mí también.
Cuando esas dos traman algo no termina bien, siempre es algo malo.
—¿Qué están tramando? —pregunté, entrecerrando los ojos.
—¿Nosotras? —dijeron al mismo tiempo —, ¿Qué te hace pensar que estamos tramando algo?
—Muy bien —me acomodé, sentándome junto a ellas de brazos cruzados —. Suelten de una vez.
—No estamos tramando nada —mintieron descaradamente.
Sé que traman algo, las conozco perfectamente.
—¿Y por qué ese repentino interés en saber si hice amigos hoy? —las miré fijamente a las dos, con esperanza de que me dijeran algo.
Pero no fue así.
—Solo nos preocupamos por nuestra hermanita —respondió, Dalia, sonriendo como un angelito.
—Ajá —dije desconfiada —. ¿Y desde cuando se preocupan por mí? —pregunté enarcando una ceja.
—¡Siempre lo hacemos!—dijeron las dos, con voz chillona —. Pero como no nos vas a decir qué tal estuvo tu día... —Denia, empezó a ponerse de pie —, creo que ya nos vamos —concluyó, Dalia, siguiéndola.
Ya sé que tramaban, el chico lindo que conocí hoy es amigo de una de esas fieras y sé que si no les digo que conocí a la víctima que utilizaron para que me hablara hoy, no me van a decir qué están tramando.
Y tras dudar unos segundos, tuve que decirles.
—En realidad... —empecé a hablar —... si conocí a alguien.
Ambas se voltearon al mismo tiempo y se sentaron apresuradamente para empezar a hacer preguntas.
—¿Un chico o una chica?, ¿Es de tu clase?, ¿Tiene tu edad? —preguntaban tan rápido que ni siquiera me daba tiempo de responder a tiempo.
Qué molestas están tus hermanas hoy, ¿Verdad?
Si.
De repente mi cerebro hizo "clic" ya sabía que estaban tramando, así que tenía que arruina el momento, claro.
Que inteligente, mi niña.
Gracias, querida conciencia.
—Es un chico —dije finalmente, después de escuchar todas las preguntas que hacían.
Vi que Dalia, le dio un codazo a Denia, disimuladamente.
—¿Era lindo el chico? —preguntó, Denia.
Demasiado lindo para ser real.
—No, era bastante feo, la verdad —me encogí de hombros —. Ya saben cómo son lo chicos del instituto.
Eso no te lo crees ni tú misma.
Digo la verdad.
Si, claro. ¿Se te olvidó lo embobada que estabas mientras lo mirabas?
No estaba embobada.
Estabas babeando, por el.
¡No es cierto!
Bueno, lo que tú digas.
Mientras tenía una conversación con mi conciencia, noté que mis hermanas se miraban entre ellas algo confusas.
—¿Como se llama el chico? —preguntaron su nombre directamente.
—No me acuerdo bien... —fingí que no me acordara.
—Oh, vamos. Si te acuerdas —dijeron casi suplicando para que le dijera.
—Se llama... um.... no me acuerdo bien... mmm... —hice una pausa para generar más drama —I-Ian, creo que se llama así.
Noté como se miraban entre ellas, con una sonrisa cómplice.
—Me alegra que tengas un amigo —Dalia, me miró con la emoción sobresaliente en sus ojos.