La invitación.
El día ha pasado lento y aburrido, como siempre, entré a todas mis clases, solo falta la clase de idiomas, estoy esperando sentada al fondo de la clase que entre la profesora.
No he visto a el chico fastidioso en el transcurso del día, no sé por qué, pero quiero verlo. Supuse que no ha venido al instituto. Después de unos minutos de espera en el salón, entró la profesora, Daughtler, diciendo unas cosa en inglés que no entendí muy bien, creo que eran las buenas tardes o algo así.
Si, el inglés no es mi fuerte.
Mientras transcurría la clase miré por la ventana del salón y ahí estaba el chico, en el mismo lugar donde nos conocimos ¿Por qué no ha entrado a ninguna clase?.
No prestaba atención a lo que la profesora explicaba, solo pensaba en qué estaba haciendo aquel pesado. Tras dudar unos minutos decidí ir a dónde estaba el.
—Puedo ir al baño —levanté una mano para tener su atención.
—Yes, don't take so long —lo único que entendí fue "yes" creo significa que si.
Me levanté de mi asiento rápidamente y me apresuré a ir al patio del instituto, no quiero que me vea un profesor. Salí del edificio y lo primero que vi fue a Ian, estaba fumando, no entiendo por qué lo hace.
Caminé un poco más lento para que no me viera, pero fue innecesario porque notó mi presencia cuando iba por la mitad del patio, al momento que me vio tiró su cigarrillo al suelo frunciendo el ceño y se levantó de su lugar para caminar hacia mi.
—A tú clase —empezó a decir de mala gana.
—No —trate que mi voz sonara lo más firme que podía.
—¿No teníamos un trato? —me miraba con el ceño fruncido.
—¿Por qué no has entrado a clases? —arquee una ceja.
—No es tu problema —espetó de mala manera —. Ve a tu clase—esta vez su voz sonó más firme.
—Te he dicho que no.
Solo con esas últimas palabras, logré que se molestara aún más. Me tomó del brazo y empezó a halar bruscamente de el, hacia la puerta del edificio, intenté zafar mi brazo de su agarre, pero fue imposible así que le di un ligero pellizco y me soltó al instante.
Ian, me miraba fijamente con mala cara, su mirada estaba empezando a intimidarme, pero me crucé de brazos para no lucir tan insegura. Cuando intentó acercarse para volver a agarrarme, di un paso a atrás y no lo siguió intentando.
—¿No teníamos un acuerdo? —seguía mirándome fijamente.
—¿No vas a entrar nunca a tus clases? —arquee una ceja.
—No, no voy a entrar —espetó —. Pero tú si.
—Si tú no entras yo no entro —me encogí de hombros.
—Si, si lo harás —frunció el ceño.
—No, no lo haré —seguí negando.
—Que si.
—Que no.
—Que si.
—¡Que noooo!
—Que siiiiii.
—¡QUE NO, ¿NO ENTIENDES? SI TU NO ENTRAS YO NO ENTRO! —empecé a gritar, frustrada, porque seguía igual terco.
—¡NO GRITES, SI UN PROFESOR TE ESCUCHA ESTARÁS EN PROBLEMAS!
—¡TU TAMBIÉN GRITAS Y SI SE TE OLVIDA, TAMBIÉN ESTAS AFUERA! —me está empezando a irritar lo porfiado que estaba.
—La diferencia es que a mí no me importa se mi meto en problemas —bajó un poco su tono de voz.
—No me importa, solo ve a clases conmigo —puse los ojos en blanco.
—Entra, yo no lo voy a hacer —respiró hondo para calmarse.
—Entonces yo tampoco entraré.
—Le diré a tu hermana y te castigaran —me amenazó.
—No me importa, ni siquiera salgo de casa —puse los ojos en blanco y me encogí de hombros.
Me miró un momento y se dio la vuelta para abrir la puerta del edificio, por un momento pensé que volvería a tomarme del brazo, pero no fue así, solo se quedó parado sosteniendo la puerta, creo que era para mí.
—Vamos, entra —señaló hacia adentro con la cabeza.
—¿Tú vas conmigo? —pregunté sin moverme de mi lugar.
—¿Tengo otra opción? —arqueó una ceja —, le prometí a tu hermana que te obligaría a entrar a todas tus clases, y si está es la única forma que entraras, lo tengo que hacer.
Me quedé en mi lugar unos minutos, sorprendida, no pensé que lograría convencerlo. Empecé a caminar por el pasillo hacia el salón, el no dijo nada, estaba molesto. Abrió la puerta del salón para mí, pero noté que el no entraría—se esa vieja técnica yo la usaba con mis hermanas cuando le diríamos algo malo a mi madre, yo dejaba que ellas entraran y dijeran todo, si notaba que mi madre no se enfadaba yo entraba, siempre funcionaba—.
Lo tomé del brazo y tire de el hacia adentro, cuando entramos todo se voltearon y nos miraron sorprendidos, era incómodo, incluso la profesora nos miraba, luego nos dijo que tomáramos asiento y lo hicimos. Ian, se sentó junto a mi, muy enojado, no le dije nada en lo poco que quedaba de la clase. Mientras yo tomaba rápidamente apuntes, el no lo hacía, incluso se quedó dormido.
Terminó la clase y todos se levantaron de sus asientos para marcharse. Empecé a guardar mi libreta en mi bolso, me levanté y caminé hacia la puerta, cuando casi salía del salón la profesora me llamó, me dí la vuelta y me acerqué a ella. Me miraba con una sonrisa y un brillo único y muy característico en sus ojos.
—Se que tienes prisa... —dijo la profesora —, solo quería invitarte a una cena. Es en mi casa.
Quedé sorprendida, por la invitación.
—Yo... eh... —no sabía qué responder.
—Me tengo que ir —se levantó de su escritorio y tomó sus cosas —, no tienes que responder ahora. Aquí está mi dirección y mi número por si aceptas, solo llámame para confirmar.
Me dio el papel con la dirección y salió. Quedé pasmada en mi lugar sorprendida por la propuesta de la profesora. Después de unos minutos, salí del salón caminando algo lento, aún estaba sorprendida, pero tuve que acelera el paso porque estaban a punto de cerrar las puertas del instituto y caminé hacia mi casa.