Suelto un quejido.
Sostengo mi estómago con ambas manos en signo de molestia, tengo hambre. Siempre la tengo, tomo de la perilla de la puerta, con miedo a abrirla y ver algo feo de nuevo. Tengo prohibido entrar sin permiso de ella, de mi mami, pero el hambre hace que sienta dolor en mi estómago que me hace querer llorar.
Dejándome llevar por aquella molestia, abro la puerta con cuidado, tratando de hacer el menor ruido posible, y entonces veo a mi mami. Las lágrimas resbalan por mis mejillas al ver que lo está haciendo de nuevo. Como siempre, tiene una botella en esa mesa donde ahora se encuentra sentada, con un vaso de vidrio con contenido marrón en su interior. Veo como toma un poco de aquel vaso seguido de llevar el típico tubo pequeño blanco, sólo para expulsar humo después.
Mis manos empiezan a temblar de los nervios que siento. Confiando en que no me hará daño, porque nunca lo hace. Termino de abrir la puerta por completo, captando su atención y la de un señor, con el mismo pequeño tubo en su boca, que nunca había visto, quien me mira con cierta burla en su mirada.
Pienso en que puede ser mi papi, pero cada vez que se lo pregunto a mami, me deja sin comida por una semana.
── ¿Quién es ese pequeñajo? ──Pregunta el señor, exhalando aquel humo a mi dirección. Arrugo mi nariz al percibir ese desagradable aroma.
Mi mami le hace una seña con la mano, dando a entender que no es nada importante.
No soy nadie importante para mi mami.
── Es sólo un mocoso. ──Dice mami dejando aquel pequeño tubo en la mesa── ¡Un mocoso desobediente! ──Comienza a gritarme── ¡¿Qué te dije de entrometerte en mi habitación, Derek?!
Mis hombros empiezan a sacudirse debido a los sollozos.
── Que no podía...
── ¿Y para que entras si sabes que no debes hacerlo? ──Cuestiona con una mirada fría.
Abro la boca para contestar rápido, a mi mami le molesta que no conteste rápido. Pero una vez el señor se pone de pie al otro lado de la mesa de mi mami, mis nervios sólo crecen.
── ¡Derek! ──Gruñe mi mami── Contesta rápido, o te las veras conmigo.
El señor sirve el vaso con más líquido marrón casi hasta el tope, y me observa con malicia.
── T-tengo hambre, mami. ──Mis palabras salen a duras penas, en un tono tan bajo, que al principio creía que no lo había escuchado.
Cuando el rostro de mami se volvió oscuro, supe que me había escuchado.
── ¿Y eso qué? ──Pregunta mi mami, secamente.
El señor se acerca lentamente hacia mí, hace que mi miedo crezca, no lo conozco y eso me da mucho miedo. Es un señor muy grande y puede hacerme daño. Cuando llega hasta a mí, se arrodilla para quedar a mi altura, no me gustan sus ojos, puedo notar cierta maldad en ellos. Pone cerca de mi rostro aquel vaso, arrugo mi nariz nuevamente al sentir ese aroma agrio.
── ¿Tienes hambre, pequeñajo? ──Pregunta el señor con un tono misterioso.
── Sí. ──Musito.
El señor asiente suavemente seguido de sonreírme, pero en lugar de calmarme aquella sonrisa, mis miedos aumentan.
── ¿Por qué no intentas probar esto? ──Sacude aquel vaso con su contenido agrio, logrando que se bote un poco por el suelo, mojando mis pies── Es muy nutritivo, te quitara el hambre en un instante.
Siento la risa de mi mami, dirijo mi mirada hacia ella, parece estar muy contenta con todo esto. Si mi mami está contenta, debe ser que lo que dice el señor es verdad. Vuelvo a poner mi mirada sobre el vaso que me ofrece el señor, aunque tiene un aroma realmente desagradable, debe ser bueno para el hambre. Ya no quiero que mi estómago me duela.
Intento tomar el vaso entre mis manos para poder tomar un poco, pero el señor se rehúsa a soltar aquel vaso. Con su mano libre sujeta mi cabeza para que no pueda moverme. Siento el líquido quemar mi boca y garganta. Con mis manos trato de alejar el vaso, el sabor desagradable provoca que mi estómago me duela aún más.
Empiezo a toser, escupiendo todo lo que el señor me estaba forzando a tomar, sin querer ensucio su chaqueta, se aleja asqueado de mi cuando en cuestión de segundos empiezo a vomitar cerca de mis pies. Ahogo quejidos sintiendo dolor en todo mi cuerpo.
── ¡¡Agh!! ──El señor comienza a quejarse, dejo de vomitar, sintiendo como me arde la garganta── ¡Por Dios, Mia! ¿No sabes educar a un mocoso como él? ¡Eres una inútil!
Ese señor sigue diciéndole cosas muy feas a mi mami, eso no me gusta, no me gusta que nadie se meta con mi mami. Arrugando demasiado mi frente, empiezo a caminar hacia aquel señor que no deja de soltar palabrotas que nunca había escuchado.
Cierro mis puños y golpeo sin parar la pierna de este.
── ¡Deja en paz a mi mami! ──Grito logrando que él se calle y ponga toda su atención en mí.
Siento como su mano sujeta con fuerza mi cabello, logra apartarme bruscamente de él. Mami sólo se dedica a ver lo que está pasando, si bien ella nunca me hace daño, nunca evita que los señores que trae a casa lo hagan por ella.
Nunca comprendo porque trae a un señor diferente a la casa cada día, como se encierran durante horas y me deja totalmente de lado. Pero sé que mi mami me quiere, todas las mamis quieren a sus hijos.
── Si tú no educas a este mocoso, se las verá conmigo, Mia. ──Dice el señor con tono de advertencia.
Mami vuelve a servir ese contenido agrio en el vaso de vidrio, empieza a caminar hacia a mí con paso apresurado y enojado. Doy unos pequeños pasos hacia atrás con miedo a lo que puede hacerme, ella se arrodilla en frente de mi con cierta rapidez. Al ver el rostro de mi mami, puedo notar lo muy enojada que está. Ella toma mi rostro con una mano, sujetando y ejerciendo fuerza sobre mis mejillas. Mis ojos vuelven a llenarse de lágrimas.
── ¿Qué te he dicho yo, Derek? ──Pregunta mi mami enojada.
── Que tengo que ser obediente...
── ¿Y lo estás siendo ahora?
Aprieta con más fuerza, suelto un sollozo.
── N-no...