Triste Realidad
A una semana de lo sucedido de aquella pelea, a seis semanas desde que no veo a Alexandra. Mi papá no deja de molestarme con lo sucedido, puesto a que llamó a Juan para saber cómo me había ido en aquella pelea. No es sorpresa que papá siempre me vigila, pero debo admitir que no esperaba que mi entrenador de confianza le haya dicho como defendí a Alexandra.
── ¡Estoy feliz! Mi hijo no es un caso perdido. ──Exclama papá, logrando hacer que Marta ría.
Lo miro ofendido.
── ¿Disculpa? No debo ser considerado caso perdido únicamente por fracasar en mis emociones, tengo una carrera universitaria en proceso muy buena.
Siendo honesto, eso parece poco comparado con mi más grande defecto.
── ¿Y has pensado ya que hacer para aplicar tu carrera? ──Mi silencio es su respuesta── Pues ya está, eres un caso medio perdido, ¿ya te dije, Marta? Mi hijo defendió a su chica.
Ignoro la sensación de mis orejas enrojeciendo y me dedico a observar a Marta con cautela. Las cosas entre ella y yo se han calmado, pues está consciente de que nunca sentiré algo por su hija.
── Lo ha mencionado varias veces, Sr. Foster. ──Responde Marta.
Yo bufo, incrédulo.
── ¿Varias veces? ──Pregunto, sarcástico── Ha gastado esa frase de tanto usarla.
── ¿Cómo no emocionarme ante eso? He estado esperando el momento en que dijeras esas palabras por voluntad propia.
Le miro mal.
── No es para tanto, sólo dije la verdad.
Mi padre me mira fijamente, de forma tan seria que me produce un poco de miedo mantenerle la mirada. Finalmente, saca su celular de su bolsillo y me apunta con el.
── ¿Puedes repetirlo otra vez? Quiero grabarlo. Quien sabe y luego te arrepientas de haber dicho eso.
Gruño, estresado y cansado de esos comentarios.
── Ya papá, no me voy a arrepentir de lo que dije. ──Miro la mesa fijamente── Quisiera decírselo a ella.
Hubo un momento de silencio, Marta se retira murmurando un voy a limpiar. No me atrevo a levantar la mirada, sé que papá probablemente vaya a decirme que es muy tarde, que soy demasiado impulsivo y estúpido. Sé todas esas cosas, no me excuso de mi pasado ni nada, pero quiero aliviar las heridas con Alexandra.
── No está en el país, Derek.
Río con amargura, aunque una parte de mi deseaba que no fuera así, otra parte ya lo esperaba.
── Pero, regresará, ¿no? ──Me atrevo a verlo, perdiendo la pequeña esperanza al ver la mirada que me regresa── Tiene que regresar, no puede irse y dejar todo, dejarnos. Ryan, Jess, la universidad, el estudio...
── Tu sabes a la perfección que ella no amaba la universidad, era un ambiente muy toxico para ella o cualquier persona que enfrentara su situación. Sufrió de abusos y lo sabes, pero por prestigio de la universidad nunca pudieron defender a alguien becado y dejar mal a hijos de multimillonarios.
── Pero Jess, Ryan... ──Muerdo mi lengua cuando estuve a punto de nombrarme, papá lo nota.
── Jess respeta la privacidad, Ryan acepto su decisión y no creo podamos hablar de ti.
Maldigo en mi mente.
── Pero su estudio...
── Derek. ──Me interrumpe── Ese estudio ya no existe, ¿no has ido a verlo? Ryan lo vació el día del evento que nunca participó. Sabes que eso es lo único que la motivaba a seguir aquí. No hay razones, motivos, esperanzas o incluso un pequeño rastro de fe de que ella regrese. No quiero que tú siempre estés esperándola cuando lo que hiciste fue asegurarte de que ella se fuera sin querer regresar.
Niego con la cabeza, desesperado. Me levanto y tomo mis llaves.
── Ella va a regresar.
Salgo de la casa rápidamente ignorando sus llamados, subo en mi camioneta y la enciendo. Voy a su apartamento sin pensarlo ni dudarlo, necesito ver con mis propios ojos la realidad, ella no puede irse, así como así. Sé que va a regresar.
Se supone que hoy es el primer día de clases, papá me matara si descubre que faltaré por hoy. Pero necesito esto, además, siempre odie el primer día de clases.
Las palabras de mi padre dan vueltas en mi cabeza, torturándome por lo que le hice a Alexandra. ¿Cómo pude destruir su más grande sueño sin piedad? Yo mismo veía ese brillo en su mirada cuando pintaba, veía sus ganas de participar en el evento. Como siempre me deje llevar, cuando Jenna me menciono la idea de destruir sus cuadros... Pensé que estaba loca. Pero, al recibir esa foto me descontrole sin evitarlo.
Me estaciono frente a su edificio y me bajo rápidamente, saco las llaves y abro la puerta, subo las escaleras sintiendo como mi pulso se acelera. Me insulto por cada escalón, tantas veces que la herí sin piedad, fui un completo idiota al no escucharla antes. Tal vez no la merezca, pero necesito saber porque desapareció esa noche, y la verdad de aquella foto.
Llego a su puerta, rogando para mis adentros que este ahí, en su habitación comiendo galletas de avena viendo una película de Disney. Al introducir la llave y abrir la puerta, enciendo la luz, y automáticamente el aire se va de mis pulmones.
Todo está vacío, ya no hay cuadros decorando las paredes, ya no hay adornos en las mesas o muebles. Cierro la puerta tras de mí, tratando de mantener la esperanza en mi pecho, camino hasta su cuarto, que curiosamente, está cerrado con llave. La abro y al entrar, muere mi esperanza. No está nada de sus cosas, el armario está vacío y la cama sin sabanas. Ya ni siquiera siento su aroma. Sintiéndome como una basura me siento en su cama, mirando a mi alrededor, es irónico estar exactamente como esta habitación, completamente vacío y sin vida. Miro a mi izquierda la mesita de noche, una de las gavetas se encuentra mal cerrada, puedo ver que hay algo adentro, con más curiosidad que otra cosa, la abro.
Una carta.
Con mi nombre.
Al tener aquella carta en mis manos, estas comienzan a temblar. Muerdo mi labio mientras desdoblo la hoja.