Orígenes
Toco el timbre un poco ansioso de ser invitado por Ryan por primera vez, sólo espero que todo esto no termine en desastre como otras veces.
── Hola. ──Saluda Ryan una vez abre la puerta, demostrando estar igual de ansioso que yo. Respondo a su saludo con un asentimiento y una sonrisa── Pasa.
── Gracias.
Abre más la puerta a la vez que se hace a un lado para que yo pueda pasar. Una vez que camino delante de él, menciona algo que he estado intentando disimular desde el momento que bajé de la camioneta.
── ¿Por qué caminas de esa manera? ¿Te violaron en el camino? ──Le doy una mala mirada, él en cambio parece no hacer ni un mínimo esfuerzo para ocultar su diversión.
Suspiro con cansancio mientras continúo caminando.
── Resulta que sí, al principio era sólo uno. Pero mi belleza al final atrajo a otros...
── ¡Basta! ──Me interrumpe, pasándome por un lado, dirigiéndose a la cocina, antes de entrar, voltea a verme── ¿Me dirás porque caminas así?
Me siento logrando hacer una mueca.
── Me caí de manera no muy admirable.
── Que aburrido, por cómo te sentaste, de verdad creí que te habían violado. ──Comenta divertido antes de entrar a la cocina.
── Muy gracioso. ──Refunfuño.
Al principio, lo espero sin problemas, pero al darme cuenta de que han pasado más de veinte minutos y Ryan sigue en la cocina me deja totalmente confundido. Varias opciones pasan por mi mente, o está arrepentido de haberme invitado y se está escondiendo, o está intentando suicidarse.
No es que crea que Ryan sea capaz de tal cosa, pero al leer tantas cosas del suicidio me hace elegir la segunda opción.
Me levanto con rapidez y antes de que pueda dar un paso, Ryan sale de la cocina tranquilamente como si nada con una jarra de color negro, por lo cual no podría decir su contenido y un par de vasos.
Me observa confundido al verme de pie, sin embargo, no dice nada. Yo vuelvo a sentarme tratando de calmar mi paranoia.
El niño bonito se sienta en frente de mí y acomoda todo en la pequeña mesa de vidrio, y antes de colocar la jarra y vasos, pone un mantel tejido.
── Que gay. ──Me burlo.
── Sólo soy cuidadoso. ──Refunfuña indignado.
Me siento de brazos cruzados en el sillón enfrente del niño bonito, es obvio que la conversación que se aproxima es seria y que será algo fuerte que tendré que soportar, él parece estar pensando en lo mismo, porque tarda al menos diez minutos en hacer algo de lo más sencillo sin dirigirme la mirada. Y como a diferencia de él, yo no tengo nada con que distraerme en este momento, odio tener que lidiar con este silencio que anuncia el momento de tensión antes de hablar.
Cuando lo veo beber de la misteriosa bebida, además de descartar la posibilidad de que era veneno. Me desespera tanto silencio que me conlleva a hablar.
── ¿Te tocaste pensando en Jessica?
Por supuesto que lo único que sé decir en este tipo de momentos, son puras tonterías que algún día será lo que provoque mi muerte.
Él escupe lo que parece ser, jugo de naranja.
── ¡Imbécil! ──Se queja mientras toma una servilleta para limpiar su camisa── Me hiciste desperdiciar jugo.
Frunzo el ceño, extrañado. ¿En serio tardó casi media hora en preparar esa mierda?
── Oh disculpa, ese jugo debió costarte mil euros.
Me mira con indignación.
── Yo hago jugo natural de naranja, y me queda mucho mejor que cualquier sabor artificial que pase por tu mente. ──Me ofrece su vaso── Pruébalo. ──Ordena.
Ladeo mi cabeza, me está evitando la pregunta que le hice.
── Pero respóndeme la pregunta que te hice...
Se acerca más dejando el vaso a centímetros de mi rostro.
── Pruébalo. Es lo mejor que probarás en años, hago el mejor jugo de naranja, créeme, es un éxito.
Lo miro con cara de pocos amigos, al verlo tan nervioso, tomo esa reacción como un "me estoy pasando de la raya". Así que, tomo el vaso y pruebo el jugo.
Y a partir de ese momento, todo cambia para mí.
Mis creencias, mi forma de ver el mundo, los colores. Todo. Es increíble.
Es como si mi mente explotara, no puedo creer que es el mejor jugo que he probado, y no sabía de su existencia hasta ahora. Hasta siento un poco de pena de que se haya derramado un poco.
Y lo mejor de todo esto es... que sabe exactamente igual a cualquier otro jugo de naranja que he probado, no entiendo su pequeña obsesión con los jugos de naranjas.
── Ya lo probé. ──Le notifico regresándole el vaso── Sabe bien ¿feliz? Ahora responde mi pregunta.
Me mira mal un segundo, luego regresa su vista hacia su vaso.
── Tal vez esto no funcione en burros. ──Susurra tan bajo que apenas lo escucho.
Pongo los ojos en blanco.