A Fondo
── ¿Y bien, Derek? ──Pregunta el psicólogo con insistencia.
¿Cómo diablos llegué a esto?
No me sorprende en lo absoluto que Alexandra haya tenido un psicólogo, con todo lo que ha vivido era de esperarse. Lo que no me esperaba para nada era que mi padre haya logrado que accediera a conocerme, contarme un poco más sobre ella, en el sentido de entender un poco más su actitud. No quiero que me diga cosas como si me mencionó o su opinión de mí.
A quien intento engañar, claro que me muero por preguntárselo.
Su pregunta de hace un momento vuelve a hacer eco en mi cabeza, entiendo que lo haya dicho con insistencia, entré en una especie de pánico al entrar. ¿Y quién no? Este hombre parece que puede hackear tu mente con una mirada y manipularla a su antojo. Y, por supuesto, gracias a mis nervios mis palabras reflejan lo imbécil que puedo llegar a ser.
── ¿Y bien, qué?
Sus hombros se hunden y me mira con una mirada que no logro descifrar su emoción. Cosa que me enoja, no es justo que él pueda ver mis emociones y yo no pueda ver las suyas. Ya esto es algo personal para mí, quiero que reaccione de forma inesperada.
Tampoco me ayuda mucho que en las paredes hay un montón de dibujos de Disney, las princesas y todos esos personajes que nunca me llamaron la atención.
── Eres idéntico. ──Aprieta los labios conteniendo la risa, lo miro confundido al no entender a qué se refiere── ¿Tampoco te gusta que sepan tu sentimientos con facilidad?
No tengo porqué siquiera pensarlo.
── En mi defensa, creo que a nadie le gusta. ──Lo ataco, él parece haberlo esperado.
── Ahí te equivocas, hay quienes opinan que mostrar sus sentimientos los vuelven humanos, ──Sin poder controlarlo me rio ante eso── y no, sé que pensaste. Me refiero a que eso los vuelves más sinceros y reales ante aquellos que creen que es sano no demostrar lo que sienten. Comparto ese sentimiento, me gusta demostrar lo que siento.
¿En serio?
Pienso sarcásticamente, tuve que usar toda mi fuerza mental para no preguntárselo de verdad. Su opinión no está mal, puede que tenga razón. Sin embargo, yo no me siento cómodo mostrando lo que siento y él, a pesar de que esté de acuerdo con eso, lo único que veo en su rostro es burla.
El Dr. Jones entrecierra los ojos a mi dirección, haciéndome sentir incómodo.
── Lo siento tengo que preguntárselo. ──Me reacomodo en mi asiento, con clara emoción── ¿Cómo se volvió tan profesional en entender a las personas con la mirada? ¿Es fácil?
Pasa lo que nunca creí posible en estos treinta minutos desde que lo conocí.
Alza sus cejas, sorprendido.
En mi mente bailo la victoria, pero por fuera trato de mantener aquella felicidad a racha.
── Debo admitir que eso no lo esperaba. ──Me responde con diversión── ¿Acaso le llama la atención la psicología, Derek?
── No. ──Niego con la cabeza.
── Nadie me había hecho esa pregunta, ni siquiera ella. ──Me quedo paralizado conteniendo la respiración── Pero no, no es fácil. ──Me relajo un poco, es increíble lo ansioso que me pongo al escuchar sobre ella── No fui así siempre, era un psicólogo normal, lo que me hizo ser así fue ella. Aunque no lo parezca, ella pasó por muchos otros psicólogos antes de mí, ninguno lograba hacer que ella hablara más de lo normal, era un caso difícil que no todos querían aceptar.
── ¿Y por qué usted sí?
Se encoge de hombros.
── Ella necesitaba un psicólogo, y yo quise intentarlo.
Peino mi cabello con mi mano derecha, tratando de ordenar mis preguntas.
── ¿Cómo hizo que hablara?
Él sonríe con nostalgia, en aquel breve momento lo entendí. Él le tiene un profundo cariño a Alexandra, no se la historia de esta persona, pero es como si al hablar de ella estuviera escuchando a un padre preocupado.
── La ignoré por completo las primeras dos semanas, me sorprendió que ella quisiera seguir viéndome. Casualmente unos de mis colegas, me gastaron una broma pequeña. ──Se queda mirando la pared, donde se encuentra un fragmento de la película Buscando a Dory nadando entre varios peces cirujanos── Ellos lo pegaron a mi pared, yo siempre he odiado Disney, sin embargo, cuando ella llegó. No dejó de verlos.
Me mira como si estuviera claro como el agua, pero la verdad es que no entendía una mierda.
── ¿Vale?
A él se le escapa una corta risa, claramente burlándose de mí.
── ¿No lo entiende? ──Niego con la cabeza, sin pena alguna── Ella es una adicta a las películas de Disney. Lo primero que me dijo fue ¿Eso es una película de niños? Ella tenía ya 17 años, pero nunca tuvo una infancia, era entendible. Le regalé un par de películas. Luego ella venia emocionada a contarme de las películas y de lo mucho que le encantaron, en una ocasión la animé a dibujar las princesas. Para mí fue increíble cómo de un día para otro ella era una profesional dibujando, eso fue lo que la ayudó a abrirse más conmigo y con Ryan. Una pena que no hayan terminado juntos.
Rechiné los dientes y mi buen humor se fue visiblemente a la mierda.
── ¿Usted qué sabe?
Lo veo soltar una carcajada, eso me enoja aún más. Maldita sea.
── Quise probar eso contigo, no pude hacerlo con ella por el incidente. Pero al ser tan parecido a ella, es gracioso que funcionara.
── ¿De qué habla?
── Solo quería molestarte un poco. ──Sonríe a modo de disculpa el muy cabrón.
Suspiro, intentando restar importancia. Por lo que vuelvo al tema principal.
── ¿Que necesita de mi?
── Tu padre me contó que sólo quieres meter en la cárcel a los responsables, y creo que eso es cierto. Creo que lo vas a lograr. ──Asiente, haciendo una pausa que deteste por completo── Pero a mí no me engañas, yo sé que a la mínima oportunidad vas a intentar que te acepte de nuevo.
Muerdo mi labio, no tiene sentido que lo niegue.
── Creo que todos saben que haré eso.