Antifaz Endeble (saga Disfraz #2)

Capítulo XXVI

Cualquier cosa por la Pelirroja

Dejo mi celular y pienso en sus instrucciones, uno de ustedes dará su vida por la de ella. Eso suena muy cliché y a películas de amor. Podría intentar decirle a papá, que intente que sus agentes sean lo más desapercibidos posible, pero sé a la perfección que si yo estoy en riesgo, él no permitirá que algo me pase, por lo que Jess estaría en peligro. Con Jenna siendo la hija de Omar, no sé qué puedo esperar.

A parte de la locura, ¿no?

La otra parte es, decirles a Ryan y Mars sin que sospeche. Sobre todo, teniendo en cuenta la pelea que tuvimos entre los tres. Ninguno respaldó al otro, éramos nosotros lanzando acusaciones sin importar las consecuencias, aun así, ambos tenemos un objetivo en común, que es traer a Jessica de vuelta sana y salva. Tal vez sólo por hoy, debamos unir fuerza.

Ya podremos matarnos después.

Maldita sea Ryan, ¿Qué estuviste haciendo con Jenna todo este tiempo? Confesó quien sin tantas vueltas.

Guardo mi celular nuevamente en mi bolsillo, me acerco a la sala para ver que todos siguen exactamente igual, mi padre y José dando órdenes, agentes entrando y saliendo, el nerd intentando hacer lo suyo, pero sin tener suerte alguna. Y, por último, Ryan y Mars recostados cerca de la puerta principal sin hablarse o siquiera mirarse, están de pie uno al lado del otro sin hacer esfuerzo en disimular un poco el odio que se tienen entre ellos.

Me acerco a ellos sin pensarlo, siento como la mirada de mi papá se concentra en mí, debo actuar con discreción. Al llegar a ellos, ninguno me devuelve la mirada.

── ¿Me extrañaron? ──Les pregunto a ambos, que me devuelven la mirada con gesto de aburrimiento.

A pesar de mis palabras, no usé el tono que normalmente uso para ese tipo de cosas. Mars pareció captarlo minutos después, luego me responde.

── ¿Cuándo ha sido la última vez que has revisado el apartamento de Alex?

Sé que se refiere a que podemos conversar allá con normalidad, pero como siempre, Ryan aún no entiende nada.

── Ninguno de ustedes puede entrar. ──Sentencia el niño bonito.

Yo paso un brazo sobre sus hombros, él se tensa, pero no se aleja. Veo de reojo como mi padre nos deja de prestar atención y se pone a hacer unas llamadas. Este es el momento.

── Ven con nosotros, haremos un trío.

Mars se atraganta una risa mientras Ryan entorna los ojos. Va a responderme, algún comentario sarcástico, abre la boca para hacerlo, en eso me ve y entiende que le tengo que decir algo importante. Trato de que me entienda sin decir alguna cosa que no estoy bromeando y que de verdad tenemos que hablar en otro sitio. Él cierra la boca y asiente sin decir más. Aparto mi brazo de sus hombros y me alejo, dejando así que ellos se incorporen y nos encaminemos a la puerta.

── ¿A dónde van? ──Cuestiona José, nos mira a los tres con una mirada indicando que sospecha de nosotros.

Ryan y Mars se paralizan, sólo ruego que no lo haya notado José o alguien más, porque si lo notaron, los golpearé por cobardes. Rápidamente lo veo y le dedico una sonrisa cansada, una bien practicada que muestra a la perfección mis preocupaciones y miedos, dejando los nervios y secretos muy hondos para que no sean vistos.

── Estamos cansados y no queremos mover nada de aquí, iremos un momento al apartamento de Alexandra.

Ahora es mi padre el que habla.

── ¿No hace unos minutos ustedes no se soportaban?

Ah, joder. Hemos sido descubiertos.

Para mí sorpresa, ahora es Ryan quién reacciona.

── Tiene razón en eso, no nos soportamos.

── ¿Entonces? ──Pregunta José. Ryan le responde sin titubear.

── Simplemente hicimos un trato de paz hasta encontrar a Jess. Luego podremos golpearnos entre los tres sin descanso, pero mientras, dejé unas naranjas en el apartamento de Alex. Quiero jugo de naranja, ¿alguno de aquí quiere que le traiga?

Mars y yo nos miramos con diversión, nunca entenderemos cómo el zumo de naranja puede ser, además de una obsesión, una excusa perfecta para cualquier ocasión para Ryan.

Todos niegan, excepto papá.

── Me gustaría un poco. ──Dice papá, complicando las cosas para nosotros── ¿No puedes hacerlo aquí? No hay nada en la cocina que nos sirva de pista.

── No queremos molestar. ──Digo yo encogiéndome de hombros.

── Hace diez minutos no te veías con intenciones de apartarte de aquí. ──Me responde, y como siempre mi padre me deja sin respuestas inteligentes.

¿Tan irreal y extraño suena que los tres queramos ir a un lugar juntos?

── ¿Por qué demonios tantas vueltas? ──Comenzó a quejarse Mars, para la sorpresa de todos── A la mierda, seré directo, estoy cansado de que cada persona en este salón me mire con burla porque me noquearon apenas entré al lugar. Quiero estar en paz, y poder seguir sacando de quicio a Ryan en privado. Así que si me disculpan...

Sin decir nada más, abre la puerta y se va dejándola abierta, se recuesta al lado de la puerta de Alexandra y nos espera.

Ryan y yo nos miramos y nos encogemos de hombros, miramos a los demás y nos despedimos con un asentimiento de cabeza. Nadie dice nada más, como soy el último en salir, cierro la puerta, y mientras lo hago soy capaz de ver a mi papá estudiándome con la mirada. No puedo deducir si sospecha o no sobre mi comportamiento, sólo puedo cruzar los dedos y esperar que no lo haga.

En completo silencio, Ryan saca las llaves y abre la puerta. Nos adentramos y al encender las luces se puede sentir el silencio incómodo, antes de alguien diga algo, observo como el niño bonito empieza su camino hacia la cocina.

── ¿Qué vas a hacer? ──Pregunta Mars.

── Obviamente jugo de naranja, se me antojó y ahora el Sr. Foster quiere. ──Informa como si nada, Mars y yo le seguimos.

── Trata de ser rápido con esa cosa. ──Le pido con seriedad, ganándome así una mirada ofendida de Ryan.




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