Antiguos Adversarios.

"Detrás de una máscara".

Narra Itzia.

Esta a sido la noche más obscura que e presenciado en mi corta vida, las estrellas están ocultas, pues mis ojos no pueden verlas, hace ya un buen rato que no e visto la luz del día, ya no se que sentir, me e quedado quieta ante tal silencio, no quiero irrumpir esta amarga soledad con mi voz. Apenas ayer e descubierto que mi padre me a regalado, que prácticamente me a vendido, solo que ni siquiera a recibido nada a cambio, o por lo menos nada vale mas que el amor de su hija. Debería decir que no me importa, pero estaría mintiendo, o solo quiero hacerlo para que mi precioso corazón no sufra, aun en mi interior sigo siendo la niña de hace 10 años a la que su padre aun la cargaba en brazos, pero en un solo abrir y cerrar de ojos eso cambio, ahora mi niñez y aquellos recuerdos que atesoro junto a mi padre han desaparecido, dejando a su paso a una chica que lo único que tiene por dentro es un inmenso vació. He prometido que lo que esta gente me a hecho no quedara impune, conocerán a la princesa Itzia, conocerán a la famosa guerrera, no se muy bien que es lo que haré, pero jamás olvidaran este gran espectáculo, cambiar de la noche a la mañana mi actitud, levantaran sospechas, por eso seguiré terca hasta que me lleven ante su príncipe y ahí es donde ejecutare mi plan. La chica junto a mi aun sigue dormida, pero no podrá dormir por mucho, ya que para que ella también sea libre, tendrá que ayudarme. Ella y yo nos somos muy distintas si nos miran de lejos o de cercas, casi podríamos pasar por hermanas, gracias a los dioses que tengo una doble casi perfecta, lo único que nos diferencia es la marca que tengo en la clavícula, pero eso se puede arreglar, además de que ella no tiene flequillo, y que su cara no es muy parecida a la mía, pero si le corto el flequillo y ella mantiene la cabeza baja, triunfaremos sin dudarlo.

Itziel se aproxima hacia la chica, la sacude un poco, cuando la chica habré los ojos, le dice lo que tiene que hacer, se aproxima a su rostro con una navaja y le corta el flequillo a la altura de los ojos. Pasaron toda la noche cambiando su imagen, tanto la de ella, como la de Itziel, para que así al siguiente día, no notaran mucho la diferencia.

Al asomarse el primer rayo de sol, llego el mismo hombre que la noche anterior, muy altanero y molesto, sacudió a Itzia, la cual se despertó exaltada, se aproximó de puntillas a la altura de aquel hombre horrendo y le propino una cachetada, además de que escupió en el suelo a la altura casi cerca de sus pies. El hombre discutió con Itzia, ya que  ella no quería hacer nada de lo que él le decía, y mucho menos le permitiría semejante grosería a su persona. Al final Itzia ya furiosa y colmada su paciencia, le ordeno a aquel hombre que la llevara ante su príncipe.

El hombre tenía muchas opciones, una de ellas era decir que no y seguir con la tortura verbal, que lo único que él quería ganar con eso, es quebrantar el alma de aquella chica. 

Itzia camino una larga distancia, hasta llegar a una de las ruinas muy antiguas, de una de las pirámides que años atrás su civilización había dejado, al subir por la larga escalinata, llego al pináculo de la pirámide, y sin pedir permiso solo entro en ella. Sus ojos se encontraron con unos bellos ojos color gris,  al principio lo aborreció, sin siquiera conocerlo, pero algo en su interior le decía que él y ella ya tenían una historia en su pasado que jamás descubrirían. El chico estupefacto ante la entrada tan dramática e insultante de Itzia, se aproximo hasta estar en frente de ella, la tomo por la mejilla y le dio un beso. Itzia lo empujo, aunque ese beso no fue en los labios, le causo repulsión, ¿Quién se creía que era?, muchas preguntas abarrotaron la mente de Itzia. El chico le pidió disculpas y se presento.

- Buenos días princesa, mi nombre es Tan.

Itzia hizo lo mismo, pero en cuanto alzo el rostro para tener la mirada frente a la de él, no supo como paso, pero comenzaron a brotar lagrimas de sus ojos, en ese momento su corazón latió tan fuerte, su pecho le dolía, como si la hubiesen apuñalado, detrás de esa máscara tan dulce, tan arrogante y fuerte que el portaba, se escondía la única verdad de esa vida pasada.




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