Antiguos Adversarios.

"La promesa con olor a rosas".

Nos vimos por sorpresa, una noche en la que las rosas emanaban con más fuerza su rica fragancia, entre las grandes ramas de los rosales y las puntiagudas espinas, estábamos solo nosotros dos inmersos en nuestros pensamientos,  para que al fin cruzásemos miradas. Esa noche era cómplice de un futuro romance que comenzaría a crearse en el momento en que nos conocimos, quien pensaría que algo así pasaría, y de esta manera, dos completos desconocidos, un invasor con sus intenciones misteriosamente ocultas, serían el causante de un amor que terminaría en tragedia.

*Salto de tiempo.

Aquellos ojos cafés me intrigaban demasiado, no había poder en este mundo que me prohibiera seguir observándolos con detenimiento. Unos labios perfectamente sellados que no permitían revelar el mas estremecedor secreto. Pasaron las primaveras, al fin había llegado este cruel invierno, que con los copos de nieve que caen del cielo, me advertían que estaba próximo a llegar el fin de este inocente amor.

En aquel jardín que por las noches era el mas seguro y acogedor refugio que podíamos tener, crecía con demasiado apuro, el sentimiento mas bonito que puede haber entre dos personas, una gran amistad, un importante recuerdo.

Cada vez que los dos nos encontrábamos en este lugar secreto, parecía que las horas nunca pasaban, hablábamos por horas de muchos temas, él me confesaba lo que era de su vida, ganándose mi absoluta confianza, y que no dudaría jamás de él si se llegase a presentar la mas pequeña posibilidad, siempre le daría el beneficio de la duda, si es que en algún momento destrozara mi corazón. 

La ultima noche del fin de la semana, nos volvimos a encontrar, entrelazamos nuestras manos y lo que él me dijo es algo que aun recuerdo con demasiada atención.

- Si el paso del tiempo nos detiene, siempre me quedare a tu lado, como el viento me convertiré para poder seguirte a donde sea que tu estés, como el mas bello rosal reencarnare, para que puedas estar cerca de mi. Y si algún día muero, por favor no llores por mi, ya que en algún momento de nuestras incontables vidas, nos volveremos a encontrar.

- Y si yo algún día desaparezco, reencarnare de nuevo para poder estar a tu lado, me convertiré en las nubes que todos los días tus ojos contemplan, cuando te encuentres triste, hare que llueva para que sepas que yo también lo estoy, me posare sobre ti, para que el sol no queme tu bella piel y así te conserves con buena salud. Pero sobre todo si tu mueres, te prometo que no dejare impune tu fallecimiento y hare lo posible, para que tu alma descansé con tranquilidad.

Esa noche ante la perpetua luz de la luna, nos juramos muchas cosas, sin darnos cuenta que esos juramentos, pronto tomarían un gran significado en nuestras vidas.

Pasaron los días, mas cortos que otros, recordándome fugazmente que mi fin estaba cerca, justo ese día el sol no brillaba, las nubes tapaban por completo el color del cielo, yo sabía las intenciones de los invasores, que el chico que tanto significaba en mi vida, resultaba ser uno de sus caballeros designado a encontrar la manera de invadir mis pequeñas tierras, pero que al pasar el tiempo se volvió más cercano a mi, y no pudo concluir su plan de guerra, para poder obtenerme. Mi corte real seguía empeñada en cortar el lazo que unía ambas tierras, ya que no querían correr el riesgo de perderme, y terminar en caos completo, si se llegaba a cumplir lo profesado. 

Pasaron las horas y la angustia hacia añicos mi corazón, no tenía noticias sobre él, hasta que con mis sentimientos a flor de piel, decidí salir de la protección que obtenía de mis tierras, ya al pie de aquel puente, a lo lejos divise una figura de un hombre con armadura, que se dirigía a mi, al tenerlo más de cerca, supe que era él, y me emocione al saber que pronto llegaría a mis brazos, pero detrás de él, 100 hombres se acercaban velozmente. Cuando al fin lo tuve frente a mi, nos abrazamos con tanta desesperación, y mirándonos a los ojos expresamos en silencio, la palabra que sellaría por siempre lo nuestro. Al voltear detrás de mi, todas las mujeres sacerdotisas venían a protegerme de infortunio, del desastre, de la muerte, todo lo que nos quedaba era esperar a que nada pasara y que todo terminara, hasta que uno de los hombres detrás de él disparo una flecha al aire, en dirección hacia mi, mi reacción fue demasiado lenta...

Lo perdí todo en un momento, cerré los ojos, esperando a derrumbarme en la fría tierra, pero al abrirlos, me di cuenta que él me había protegido de aquel proyectil que venía a matarme, inmediatamente, me derrumbe en el suelo con él apoyado en mi regazo, respirando su ultimo aliento, y yo llorando la gran pena que en ese momento estaba teniendo. ¿Porqué te atreviste a cubrirme?, ¿Cómo pudiste ser tan egoísta e irte  sin mi?, los dos pudimos hacer mucho, tu no tenías que sacrificarte, los dos deberíamos vivir, no que uno muriera por el otro. 

- Tú tienes que vivir, yo me tengo que sacrificar por ti.

Esas fueron sus ultimas palabras antes de irse de mi lado, ante tal acontecimiento llore las mas amargas lagrimas que tenia conmigo, el cielo comenzó a relampaguear, los rayos estaban incluso más cerca de todos, y la lluvia comenzó a caer, como si esta también estuviera sufriendo este dolor, ¿Porqué tenías que sacrificarte por mi?, sin duda esta era la ultima pregunta que tendría para él y que jamás sería contestada por nadie. El tiempo pareció pararse por un momento encerrándome en el, a mi alrededor estaba todas las doncellas y sacerdotisas, esperando a que terminara lo que había comenzado, yo solo escuchaba rumores, pero sin duda aquellas palabras que me decían eran muy crueles, hasta que un rayo termino por impactar en aquel puente que enlazaba nuestros mundos, y es cuando me di cuenta que si hubiera tomado la decisión correcta desde un principio él aun seguiría con vida, no me importa que no nos hubiéramos conocido, pero él seguiría a salvo lejos de mi.... 




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