Antipoesía dietética

Cien veces

Me he leído más de quinientos libros hasta acabarme las retinas, 
me he escrito más de cien poemas hasta acabarme la inspiración,
me he compuesto más de cien canciones de autodestrucción, 
y aún así termino en pose fetal en una esquina.
 


 

Me he enamorado pocas veces
pero siempre resulta doloroso, 
me he tropezado mucho y me he levantado poco,
he alcanzado algunas estrellas pero son nebulosas cuando lo hago,
así que sigue el corazón roto.
 


 

He llorado en una habitación oscura donde no entra ni un fotón, 
con almohadas enemigas rellenas de alambre de púas, 
recostado en una cama de clavos que aunque parece ya no tortura, 
pues no se mata a un corazón que ya falleció. 
 


 

¿Cómo se mata una ilusión?
matando al yo ilusorio.
¿Cómo se mata a la razón?
llenando el alma de oscuridad y desazón. 
Ah, ¡quisiera matar a todos! 
todos los sentimientos que sean
anti yo.
 


 

Me he arrastrado como gusano, 
he perdido la esperanza un centenar de veces, 
he sido engañado por varios porque nada es lo que parece, 
he sido víctima del bosque y del pantano.
 


 

Mi corazón mundano ha torturado 
a otros corazones, 
pero el mío no se escapa de esa dicha
de en mil pedazos hacerse trizas,
de morir a costa de un mal 
movimiento de fichas, 
siendo presa de ese peso, tonelaje de una estrella de neutrones. 
 


 

He maldecido cada hoja de mi libreta,
he deseado que muera y que no resucite, 
que se extinga la tinta y se seque 
bajo un mezquite,
me he limpiado el culo con escritos en periódicos, enciclopedias y revistas. 
 


 

He odiado muchas veces, 
más pocas son las que he amado, 
mis poemas me acaban, para bien o para mal,
al igual que las canciones que me escribo cuando el día estuvo fatal, 
en pose fetal, así siempre he estado.
 


 

La luna nada bueno augura, 
sólo el simple hecho de iluminar el sendero, 
hoy no funciona su belleza, pero la luz que refleja me ayuda, si he de ser sincero;
moriré y ella seguirá tan pura.
 


 

Mi espíritu sosegado cientos de veces ha sido aplastado, 
pero no morirá ni cuando mi cuerpo lo haga,
cuando viaje a las estrellas, cuando hasta allá llegue mi alma vaga,
cuando el dolor haya cesado.
 


 

Ah, ¡quisiera matar a todos!
todos los sentimientos que sean
anti yo,
porque matando al yo ilusorio es como muere una ilusión;
llenando el alma de oscuridad y desazón, 
es como se mata a la razón. 
 


 


La luna nada bueno augura, 
sólo el simple hecho de iluminar el sendero, 
hoy no funciona su belleza, pero la luz que refleja me ayuda, si he de ser sincero; 
cien veces moriré y cien veces seguirá tan pura.
 


 



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En el texto hay: suicida, antipoesía., crudo

Editado: 08.12.2022

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