Sopa de cucarachas

Cegado por mi incapacidad de superar los momentos duros, me he estado cortando los brazos con una navaja. Cada marca es un deber en la carrera de la vida que me transforma en el antagónico de mi propio inconsciente; salud invisible, lágrimas de púas, mi piel es de fibra de vidrio que más que picar y arder, quema, y mi saliva es thiner.
 

Cegado. Siempre cegado. 
 

Ensordecido por culpa de un cienpiés rojizo que mora en mis tímpanos y los devora, he aprendido a escuchar con la piel y no con los oídos. Pretendo que las palabras que de tu boca escapan tengan forma de enunciado y algo signifiquen, algo más allá del sonido triste e indecifrable que emiten. La cerilla ha sido alimento para ese ciempiés que al parecer nunca me va a abandonar. 
 

Ensordecido. Siempre ensordecido. 
 

Enmudecido porque a la gente le lastiman las verdades y suelo ser un idiota al soltarla sin medir consecuencias, me he arrancado la lengua, la sangre brota y hace que me ahogue hasta que decido tragarla. Con estas mismas pinzas con las que cometí ese oscuro acto, también les cortaré la lengua a ellos para que ya no me maldigan. Lo siento, no te veo, no te escucho y no te puedo hablar, esto lo estoy pensando. 
 

Enmudecido. Siempre enmudecido. 
 

Pero ya estoy harto de la gente, lo mejor es no interactuar con ellos. Lo mejor es alejarse de ellos cuanto se pueda.
 

Estoy sentado en el inodoro expulsando odio y azufre, en mis manos hay un plato de sopa de cucarachas sasonado con la sangre que de mi lengua brotó, sasonado con la sangre de ellos. Sangre espesa e insípida. Entre mis dientes hay patas, antenas y alas de las cucarachas. Y un dragón vuela a lo largo y ancho del baño.
 

Debo hurgar entre la mierda del inodoro para ver si encuentro lo que siempre he buscado, se supone que cuando eres felíz es cuando más mierda te tiran. Así que desmenuzo el caliente excremento con mis manos tratando de encontrar. 
 

Encontrar. 
 

No hay nada. 
 

Claro que no hay nada, es sólo popó. Es sólo la ilusión de querer encontrar algo bueno entre tanta mierda. 
 

Invocaré al Onimbo para que devore al gusano infernal que habita en mi y que me causa miedos y alucinaciones. Invocaré su suerte y me llevaré un plato de sopa de cucarachas para agradecerle.