13. Pedazos

El día en que todo se derrumbe,
en vez de recoger piezas que ya no encajan,
¿Por qué no mejor miras el cielo?
Y no lo digo para que pidas que pare la tormenta,
sino para que comprendas
que el firmamento es mucho más grande;
y que, desde donde estás, solo logras ver una parte;
mientras que Dios, desde las alturas, conoce todo el panorama.

Si tan solo miraras ese pedacito de cielo que nos encierra,
entonces sabrías cómo mira Dios el mundo,
y entenderías que para los días fueron necesarias las noches
y que la lluvia solo destruye lo que se hizo sobre la arena.
Y dejarías de culparte por lo que hizo la naturaleza.

Aún si merecieras estar perdido,
verías que el viento solo borró tus huellas
a fin de que vayas por otra senda
y así descubrieras que,
para no olvidar el camino,
las piedras con las que tropezaste
son mejores que las migajas.

Porque, en el desierto,
aprendes que de granos se hizo la montaña
y que una gota de agua pura
puede valer más que un mar salado.

Así que,
el día en que te arrebaten tu pedacito de tierra
que no te quiten el derecho de mirar
tu pedacito de cielo.

Ya que en cada fragmento de tu vida
se encuentran promesas que todavía te pertenecen:
Algún día todo tendrá sentido.
Algún día todo valdrá la pena.
Algún día será tu turno.
Algún día.

JECQILL