Era el rey de las putas, las brujas, los zánganos, los hechiceros, los demonios; de toda pena y todo peso existente del alma, cada pecado era una aberración del cuerpo y de las almas débiles de los cuales el ser consume demonios vivía. El dolor es un atributo que nos permite ser humanos, pero este ser que se alimentaba de demonios había sido creado por Dios con un solo objetivo derrochar el dolor y alimentarse de la picardía y la morbosidad de todo ser vivo en el universo. Todo ente maligno y santificado le tenía miedo y le guardaba respeto y pleitesía, este ser fue creado para que los demonios contuvieran su sed de muerte y de aberraciones para con los humanos. Incluso el mismísimo Lucifer le rendía tributo y sumisión, era el nuevo rey del infierno; se le había entregado una parte del poder de Dios; la maldad infinita, la cual solo ese ser podía regir. La diferencia entre este ser y Lucifer es que Lucifer había traicionado a Dios pero el ser consume demonios había sido creado por Dios para mantener el balance y el intercambio de demonios y seres perversos hacia la tierra, el purgatorio y el Infierno. El siempre le recordaba a los seres humanos, que aun con la poca vida que les quedaba podían rendirse ante los pies de Dios y arrepentirse de las maldades y de sus pecados que habían hecho, y que cada uno podía redimirse de ellos. Cada vez que un demonio lo desafiaba este simplemente le agarraba desde sus extremidades y lo comía parte por parte y cuando estaba muy molesto se los comía y los masticaba, la sangre le rodaba por las fauces dentadas y por lo que podrían ser sus mejías, en una boca con dientes de hielo tan fuerte como el diamante y suspiraba el alma negra y aunque era infinitamente poderoso se volvía mas fuerte; como es posible esto; Solo Dios lo sabrá. Nadie podía desafiar su poder por que toda la maldad y el poder de los demonios se reducía a cero delante de su presencia, y el horror les consumía.
Era tan malvado con cada ser de la existencia que hasta se preguntaba a si mismo si debía ser malo consigo mismo a costa del dolor auto infringido. Decía que cuantas más almas se iban para el cielo y cuanto más ángeles nuevos hubiesen, mas caídos habrían y mas sirvientes y legiones estarían bajo su mandato y bajo sus pies. De cada ser en el infierno nadie podía estar sobre él, todos iban a estar debajo de sus pies y el que tratase de estar sobre de él iba a ser consumido y desaparecido de la existencia.