El ocaso se alza allá en el horizonte, su suave arrebol es un sublime deleite de la naturaleza.
Las pinceladas nubes de bermellón y suaves matices violáceos me hacen ansiar otros tiempos
Cuando la tristeza se esfumaba tan pronto aparecía la alegría, cuando cada día era un milagro.
Cuando no paraba hasta satisfacer la curiosidad
Cuando se anidaban constantemente los sueños y todo era tan fácil.
Si caía me levantaba, sin temor alguno corriendo con los pies ligeros
No importaba las malas opiniones de los demás, ni juzgaba sin conocer primero
Era franca y valiente, no necesitaba nada más.
Me amaba a mí misma
Y quiero recuperar todo lo bueno de mi dorada infancia
Conservar la ilusión y ser agradecida con la vida
Ver todo con ojos nuevos
Tengo fe de que así será
Volveré a ser valiente