El Atardecer

    Que hermoso se ve el final de un día. Donde los colores del cielo cambian, el paisaje se embellece y en ese momento cortó todo lo que se vivió ese día se desvanece en el adiós del sol en esos últimos rayitos de luz. Cómo la vida que nace en el alba se nos olvida que al atardecer se disuelve la luz de la vida y ese tiempo es marcado con lo que se ha vivido en ese tiempo.

    La luz del día no se llevó nada de ese momento, solo quedaron recuerdos que se vivirán al otro lado de las sombras frías de la noche. Cómo la muerte que llega después de la luz de la vida, las sombras acaparan todo lo material. Contemplando sólo en las memorias ese estar del día a la luz del tiempo en que vivimos.

    Mientras la vida se va desvaneciendo en el ocaso del tiempo, es en ese tiempo que se tiene la sabiduría de querer vivir mejor la vida. Se comprende que ya está por terminar el ocaso en que se vive, de que la luz pronto se extinguirá y el tiempo que es finito se irá en esos últimos rayitos de luz. Se contempla con pasión, se vive con amor y se intenta alargar ese último momento en el disfrute del ocaso en el tiempo, así como se disfruta el último momento del día al contemplar el adiós del sol.

    Valorar más la vida en los últimos suspiros es el único aprendizaje que se desea haber tenido al nacer. Comprender el sentir de que somos como el día, que se nace en el alba y se muere en el ocaso, siendo una vida croata en el tiempo extenso del mismo tiempo en el cual solo seremos el suspiro de este.