Antología: Pesadilla en Halloween

EL CAZADOR

–¡Corre! –gritó a la chica sucia y descalza que había mantenido esposada durante días.

La joven de tan solo 17 años comenzó a correr lo más rápido que pudo, su corazón acelerado saltaba a punto de estallar, pero no era por el esfuerzo físico sino por el miedo a lo que sabía iba a ocurrir, aquel hombre la mataría.

El frío de Alaska se impregnaba en su piel, su pequeña ropa interior negra no podía protegerla de aquel terrible clima. Con los nervios de punta, la respiración acelerada y las lágrimas a punto de caer, Cindy corría tan rápido como podía. Los enormes árboles de aquel solitario bosque no serían refugio suficiente para salvarla, necesitaba conseguir ayuda antes de que él la encontrara.

 

Con una escopeta entre sus manos, un cigarro en sus labios y los ojos brillando de emoción, aquel hombre recorría el bosque con paso lento, seguía cada marca que la joven dejaba detrás en su intento de huida. Ningún rastro se le escapaba, después de todo era un experto cazador, había comenzado a rastrear, matar y torturar a criaturas indefensas desde que era niño, pero siendo adulto había descubierto cuál era su especie favorita para cazar, mujeres, solitarias chicas que trabajaban de noche en la profesión más antigua, las perfectas victimas pues no existía riesgo de que alguien las extrañara.

Conseguir prostitutas para jugar a la presa y el cazador era sin duda su deporte favorito, con cada año que pasaba sus habilidades mejoraban y su pasión por esta actividad crecía. Había elegido Halloween como su fecha ideal de celebración, durante el año hacía alguna que otra “práctica”, pero el verdadero evento lo planificaba y ejecutaba para la noche de brujas, un día donde aquel bosque desierto y congelado lucía aún más terrorífico que el resto del año.

13 años transcurrieron desde que sus presas dejaron de ser animales pequeños y se convirtieron en jóvenes indefensas. 13 años en que nadie parecía enterarse que el panadero del pueblo secuestraba, violaba y mataba mujeres cazándolas como animales. 13 años pasaron para que se descubriera los actos inhumanos que aquel hombre, aparentemente gentil y tranquilo, impartía a decenas de chicas. 13 años en que cada una de las mujeres de la calle que se toparon con él, encontraron su final abrupto en medio del miedo y la desesperación, intentando alcanzar la libertad que le había sido arrebatada, permaneciendo en las sombras del olvido sin que nadie llorara su pérdida, después de todo ¿a quién le importa el fatídico destino de una prostituta desaparecida?

Las ramas crujían bajo los pies del cazador. Cindy lloraba en silencio con cada ruido que escuchaba, estaba segura de que se acercaba, pero ella era diferente y ambos lo sabían. “El panadero carnicero” había disfrutado de las torturas que había aplicado a Cindy en los últimos días y ese evento especial se estaba convirtiendo en uno de los mejores Halloween de su vida. La chica era inteligente y escurridiza, lo que hacía aún más difícil y divertida su tarea, pero solo era cuestión de tiempo para encontrarla.

El desespero invadía a la joven, pero se mantenía repitiendo en su cabeza que ella sería capaz de salir de esa situación. Un bosque solitario y desconocido, en horas de la noche con un clima extremo no sería impedimento para lograr su libertad, aun cuando su cuerpo estuviera lleno de heridas y moretones, no hubiese comido y bebido algo por días, se encontrara casi desnuda en medio de la nada, su convicción de no ser otra presa más la hacía diferente.

Dicen que hasta al mejor cazador se le escapa una presa. Y a Robert Hansen quien llevaba 13 años cazando mujeres, aquel día se le escapó la joven Cindy Paulson, quien encontró una vía tras mucho correr sin dirección aparente y consiguió ayuda de un camionero que pasaba por ahí, logrando así contactar a la policía que no tardaron mucho en arrestar a aquel panadero tartamudo que todos consideraban “buena persona”.

Los objetos que tomaba como recuerdo de sus víctimas fueron la prueba irrefutable de sus terribles crímenes, el panadero carnicero que disfrutaba de cazar mujeres en el bosque, se convirtió en otra historia más de esas cosas horribles que a veces ocurren en las noches de Halloween.

Inspirada en hechos reales. Caso de Robert Hansen “El panadero carnicero”. Anchorage, Alaska, USA.

 

 

A. R. Grimán

Septiembre -2020

Barquisimeto, Edo. Lara




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