Antologías de Relatos Cortos

Perún y Veles.

     Desde que Adhara conoció a los Morozov había aprendido muchas cosas fuera de la burbuja en la que la habían criado sus padres, quienes tenían la férrea convicción de que mientras más la retuvieran, las cosas serían mejor para ella, luego de la experiencia con su hermana mayor.

     Los Morozov habían recorrido casi toda Rusia, su país natal, y ella se entretenía mirando las fotografías y recuerdos que tenían adornando las paredes de su casa, muchas retrataban las payasadas de Ilya; de tanto en tanto tenían intercambios culturales, choques nimios más que nada, pero esa retro alimentación le gustaba, quería salir de su casa, conocer otros lugares.

     Aquel día, una tormenta azotaba Stuttgart con fuerza y los relámpagos caían con furia en la tierra, Adhara había quedado atrapada en casa de los Morozov esa tarde, por un trabajo de la Universidad que habían terminado hace unas horas, viéndose ocioso Ilya propuso sacar las colchas y sábanas gruesas a la sala para esperar allí a que pasara la tormenta y contar historias mientras tanto.

     —¿Sabes? En Rusia tenemos leyendas sobre tormentas como esta—comenzó Ilya acomodándose sobre un cojín y tomando algunas figuras de acción que había traído consigo de su habitación y una de las plantas que Dmitri tenía en la sala—. Perún es el Dios de la guerra, los truenos y el rayo que gobierna el mundo de los vivos desde su ciudadela en las alturas, en las ramas más alta del Árbol del Universo—colocó uno de los muñecos en la parte alta de la planta, intentando que no se cayera y el otro lo colocó en el suelo junto a la maceta explicando—: Veles, por el contrario, es el dios de las aguas y la magia, señor del submundo, que gobierna el reino de los muertos desde las raíces del Árbol.

     »Perún les da lluvia a los granjeros, es invocado por guerreros. Veles es invocado por los Viejos Chamanes. Dónde Perún da el orden, Veles causa el caos —recitó solemne, como quien sabe de memoria cada frase de un libro, gesticulando con los juguetes—. Atacando con sus rayos desde el cielo, Perún perseguía a la serpiente Veles, que se desliza hacia las profundidades de la tierra.

     »Veles insulta a Perún y huye transformándose en cualquier cosa e incluso animales, escondiéndose tras árboles, casas o personas. Escapando al sub mundo cuando Perún no consigue atraparlo—continuó Ilya con su relato, esta vez gesticulando con los brazos—. Así, el orden del mundo, alterado por las travesuras de Veles, es restablecido de nuevo por Perún...

     »En los pueblos, cuando un rayo golpea un árbol o que quema la casa de un campesino se explicaba así siempre, Perún persiguiendo a Veles, el motivo de la enemistad de ambos es realmente confuso, las leyendas dan a entender que ambos se roban entre ellos, al final, parece ser sólo una metáfora.

     Él tenía habilidad nata para hipnotizar a cualquiera con sus historias, aún si fuesen absurdas, las hacía parecer interesantes, incluso Aldebarán, el perro que adoptó Dmitri, había dejado la esquina en la que estaba durmiendo para sentarse junto a Iván, y parecía estar prestando atención al relato.

     —Yo lo veo como las peleas entre hermanos—intervino Dmitri, dejando en el suelo un tazón lleno de galletas—. Suelen pelear por muy cosas absurdas.

     —A mí me recuerda a las discusiones de mis padres—agregó Adhara queriendo compartir su entender de la historia—. Diría que pelean como viejos esposos... ¡Sin ofender!

     —Tengo una anécdota vergonzosa de Ilya, ahora que estamos hablando de leyendas–—agrego Dmitri, antes de que Ilya siguiera con sus relatos—. Cuando eran pequeños solía corretear a Iván diciendo que él era Yarilov e Iván sería su Morana—explicó mirando a su hermano con malicia—, resulta divertido porque Yarilov se “casa” con Morana y todo lo que esto implica, ¿Si entiendes a qué me refiero?

     —¿Quieres por favor dejar de burlarte de mí por eso? — Replicó Ilya avergonzado, escondiéndose detrás de la maceta—. ¡Yo no sabía que eso era incesto!

     —¿Quiénes son ellos? —Preguntó Adhara intentando desviar el tema de las vergüenzas de Ilya, sin poder ocultar su risa.

     —Los hijos de Perún — sonriendo, Iván resumió la leyenda de manera bastante escueta, mientras acariciaba la cabeza de Aldebarán—, Yarilov es secuestrado y criado por Veles, luego de regresar al mundo de los vivos, toma a Morana como esposa. Haciendo a un lado el evidente incesto, es una alegoría a la vida y la muerte o al amanecer y anochecer… A la llegada de la primavera y el cambio de las estaciones, más bien.

     —Fácilmente puedes tomarlo como incesto si quieres —insistió Dmitri en seguir avergonzando a Ilya.

     —Mis padres se escandalizarían si escuchan esa leyenda—acotó Adhara, pese a que aún se estaba divirtiendo a costa de Ilya.

     Como la mayor parte de la población perteneciente a la clase media-alta, los padres de Adhara eran miembros fieles de la Santa Cofradía del Orden, por lo que juzgaban con dureza cualquier cosa que se desviase de las normas establecidas por la Cofradía. Los mitos y leyendas de los pueblos reformados, fueron demonizadas y con el tiempo cayeron en el olvido.

     Las pocas que aun circulaban de boca a boca, lo hacían de forma clandestina, especialmente en los barrios bajos a las afueras de las ciudades, donde los Ojos de la Cofradía no solían mirar, al considerarlos basureros de la sociedad civilizada.



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En el texto hay: magia, paranormal, antologias

Editado: 01.09.2023

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