LAS NUEVE REDENCIONES DE MORGANNA

Nota: Está historia fue una de las más dificiles de escribir. Está historia es un regalo para mis pequeñas mascotas, que fueron rescatadas por mí, pero, para mí desgracia, fallecieron unos días después de ser recatados de una bolsa que estaba tirada en los matorrales. Eran bebés y no pude savarlos, solo aumente su agonía, simbargo, fallecieron en un hogar calentito y observando el sol. Perdón por no salvarlos. Siempre vivirán en mi corazon. Este relato es uno que me rompió el corazón en mi pedazos. Estoy segura que estan ahora en un lugar mejor. Los amo, para siempre y esperanme, pronto los acompañaré y sé que estarán felices de verme.

Fin del comunicado. Espero disfruten del relato dedicado a ellos. Le puse mi corazon y les regalé mis lágrimas. Gracias y adiós.

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Esta es la historia de mi amiga Morganna:Morganna era una chica que estaba destrozada, llena de heridas y cicatrices invisibles, que solo ella podía ver, y a su pesar, esos daños le dejaron la maldición de viajar al pasado para volver a ver cómo era lastimada, una y otra vez, o eso fue lo que me contó. Al parecer, Morganna se había acostumbrado al dolor, y es que a ella la habían abandonado cuando fue la primera en acompañar.Me dijo que necesitaba respuestas; le pregunté cuáles eran las respuestas que buscaba y de quién. Aquellas consultas provocaron que cambiara su expresión; antes tenía la mirada perdida, y ahora, además, tenía los labios temblorosos, como si estuviera a punto de llorar.Me contó, por primera vez, de las nueve luces que había conocido, creyendo que las primeras tres que llegaron serían las únicas en provocar un daño permanente en ella. Sin embargo, era porque no sabía que las otras seis serían las que más le dolerían y dejarían huella en su corazón y alma.Me relató cómo se encontraba ella, flotando en la oscuridad de un interminable vacío, encontrándose completamente desnuda y sola. En ese lugar, dormía para no sentir nada. A veces, ella quería compañía y otras veces no, porque así no decepcionaría ni haría nada por nadie. Empero, aparecieron ante ella tres luces, que se acercaban hacia donde estaba, aunque no lo hicieron por completo y Morganna no sabía por qué. A pesar de todo, su corazón se sentía feliz y las consideró sus amigas, porque la acompañaron por años y pensó que estarían junto a ella para siempre. Nunca se acercó mucho, porque si lo hacía ellas se alejaban, y para mantenerlas ahí debía mantenerse siempre en el mismo lugar, pero llegó el momento en que aquellas tres luces se empezaron a alejar lentamente de ella. Morganna no se percató de aquello y, cuando lo hizo, fue corriendo hacia ellas para detenerlas, pero sus pies empezaron a retroceder de manera lenta, sin importar qué tanta fuerza y ganas le pusiera. No fue capaz de alcanzarlas y, al final, desaparecieron del todo sin despedirse, sin siquiera explicarle por qué decidieron dejarla. Después de eso, volvió a estar sola en la oscuridad y pensó que, quizás, ella no estaba sola por completo, ya que el vacío siempre la acompañaba, aunque quería saber, verdaderamente, por qué la expulsaron, y esa pregunta era la que hacía que su corazón doliera. Estuvieron esas luces con ella y la hicieron feliz por cuatro años; luego, la dejaron sufriendo para siempre.Y ahí fue cuando le recordé que poseía el poder de viajar al pasado, aunque me respondió que tenía miedo de viajar sola y de saber, realmente, por qué la habían dejado, a pesar de que ella solo quería saberlo. Ella pensaba que quizás había sido así porque había hecho algo malo. Entonces lo comprendí y me ofrecí a acompañarla. Me analizó por unos instantes y aceptó. Me explicó que, para que yo viajara con ella, debía agarrarle la mano y lo hice sin dudarlo, y apenas mis manos hicieron contacto con las suyas, todo nuestro alrededor empezó a desaparecer y a distorsionarse. Todo pasaba tan rápido; luego, aparecieron breves recuerdos en grande de Morganna. Observé toda su vida pasar. En los primeros recuerdos, se le veía disfrutando con su familia, amigas, amigos y novios; momentos en los que sonreía, como si la maldad no existiera en el mundo. Vi también una de las partes más íntimas y fue cuando tuvo su primera vez con el chico que tanto le gustaba, aunque terminó dejándola por otra chica. Así mismo, vi los problemas familiares que tenía. Escuchaba gritos, llantos y a una Morganna pequeña y luego adolescente, que no sabía por qué la trataban al igual que una basura. Sin embargo, apenas comenzó el primer mal recuerdo, nunca más aparecieron los buenos, solo los tristes y desagradables. Podía ver recuerdos en donde Morganna se encontraba en su ventana, mirando sin ver nada realmente, y podía sentir, de alguna u otra forma, su dolor y eso hizo que casi me soltara de su mano. Ella se dio cuenta y me sujetó más fuerte. Al recuperarme, la observé y vi cómo sus ojos se ponían vidriosos cuando miraba aquellos recuerdos. Después, de a poco, todo se puso gris y luego oscuro alrededor. Luego dijo, mirando hacia una pequeña mancha blanca: «Llegamos. Este es el “vacío”, y la mancha de ahí —dijo, apuntando hacia abajo— soy yo».¿Era ella? Imposible. En ese lugar hacía demasiado frío y no se veía nada más, aparte de Morganna. No obstante, ella estaba brillando. ¿Por qué decía que solo había oscuridad? Era increíble cómo brillaba y cómo su luz llegaba a iluminar hasta donde estábamos flotando.Morganna era una verdadera luz y parecía una estrella entre tanta oscuridad; pensaba decirle eso, aunque no alcancé, porque vi cómo tres «luces» se acercaban a ella. Miré a mi amiga: su rostro se puso pálido y su mano estaba empezando a temblar. No sabía por qué, pero tenía la ligera sensación de que Morganna jamás había viajado, hasta ese momento, a verlas de nuevo; quizás solo se quedaba hasta la mitad de sus recuerdos, donde era feliz. Pensé que ella siempre viajaba a ver los momentos malos, pues siempre estaba triste, pero quizás, solo quizás, ella se sentía triste por los buenos recuerdos que tenía; esos eran los que más veía y repetía. Ahí me percaté de que, a veces, lo que más te hace feliz es lo que más te duele al final.