Antonella

Capítulo XXXVI

Antonella corrió como si su vida dependiera de eso, en pocos segundos se empezó a arrepentir de su decisión, pues Andrew nunca pierde, por lo tanto la encontrara y reclamara su premio y como ella comenzó el juego, ya no puede echarse para atrás.

 Ella pensó que seguro Andrew la buscara en su recamara por lo cual corrió a una de huéspedes, quisiera haberse escondido en una maleta, como lo hiso una vez que su hermano la buscaba, sin embargo, las maletas están guardadas en el ático y no le da tiempo, además recordó que Alexander al estar desesperado por encontrarla y ganar, aventó una de las maletas en la que se escondió y ella por el susto y el golpe grito, perdiendo inmediatamente y solo ganando las interminables burlas de Alexander, además de que el muy canalla no la dejo salir de la maleta por media hora, burlándose y torturándola, de todas las maneras posibles, incluido girar la maleta varias veces, sacudirla y sentarse encima, exigiendo que ella le dijera que era el mejor hermano del mundo, logrando que casi no sentía sus piernas,  recordó en ese momento que Alexander todavía se la debe.  

Claro que sabe que Andrew no la dejaría en la maleta, pero, ya no tiene tiempo, aceleradamente logra entrar en su escondite, Antonella respira con dificultad, trata de calmarse y controlar el ruido que provoca, además no le gusta que todo está apagado, por lo tanto en completa oscuridad, el espacio es pequeño y huele a los productos de limpieza, ella está escondida adentro de las puertas de un mueble que sostiene un gran lavabo doble, en una de las habitaciones de huéspedes, cada segundo se pone más nerviosa, el juego del gato y el ratón siempre le ha gustado, pero, en este momento se empieza a sentir aterrada, no es su Mamá o su hermano quien la busca para hacerle cosquillas, sino su marido para hacerla su mujer, algo que aunque desea mucho, también le aterra, y más por el hecho de sentirse la presa, su conciencia está teniendo una fuerte discusión con su deseo, la primera le dicta que no es el momento, que espere un poco a la boda religiosa y que se asegure del amor de Andrew, que debe planear está maravillosa experiencia con tiempo, primero una cena romántica, la casa sola, el cuarto rodeado de velas y rosas, etc. pero, su deseo le grita has ruido y déjate atrapar por él, disfruta el momento, créalo como la más loca y fantástica aventura, su discusión interna es interrumpida por la voz de Andrew, que la hace pegar un pequeño brinco, el cual casi no hiso ruido.

-Bellaaaa, ¿dónde estás corazón? – canturrea Andrew mientras se escucha avanzar por los pasillos checando cada habitación, de pronto, se para y hace silencio, Antonella espera que no la escuchara, Andrew vuelve a caminar y a dirigirle unas palabras.

- ¿acaso quieres que te busque por toda la casa?, eso solo aumentara mi deseo por ti, por hacerte mía - Andrew sale de una habitación, vuelve a detenerse y hace silencio por un momento y continua

- Hermosa, no tienes idea de lo que has hecho, me tienes trabajando, en algo que deberías entregarme gustosamente, está misma noche - ronronea Andrew antes de comenzar a caminar, Antonella lo escucha acercándose cada vez más y el se detiene de nuevo.

- estoy imaginando y deseando tanto encontrarte y recibir o tomar mi premio, disfrutarlo de tantas formas y por tantas horas, que empiezo a...-

Andrew deja de hablar de golpe para seguido escuchar una fuerte respiración, que a ella le indica que se está desesperando y conteniendo mucho, un momento después sus pasos suenan de nuevo, más cerca.

- preciosa quisiera ver tu cara en este momento, daría un millón por ver tu rostro en este momento, te apuesto que estas roja, te sudan las manos y estás esperando a que te encuentre, deseas que te encuentre, no te preocupes, lo haré - Andrew, ríe sabiendo que ella, está a la espera de que el, la encuentre, Antonella se sonroja y enoja de igual manera pues el, se está burlando y disfrutando de su sufrimiento, aunque ella misma se puso en esa situación.

- sé que estás asustada, pero, no tienes nada que temer hermosa, yo, te voy a enseñar lo que es el placer, primero te llevare en mis brazos a nuestra cama, en donde te acostare con delicadeza, para adorar todo tu cuerpo, con besos y caricias apasionadas, recorriéndolo poco a poco, con ternura - Antonella se siente desesperada, el, la está poniendo nerviosa, apropósito, quiere hacerla salir de su escondite y suplicar piedad, sin embargo, ella no lo hará, primero porque no le gusta perder y segundo porque sería humillante y de cualquier manera sabe que el, no cederá, no está vez.

Se escucho que Andrew se detiene a medio pasillo cerca de la habitación donde esta ella, no se escucha nada por unos segundo, ella casi lo puede ver, con la ropa que traía puesta esta mañana, algo que la ha sorprendido mucho, ya que no está acostumbrada a verlo así, pero, el se veía realmente sexy, en sus jeans negros con una camisa del mismo color, también sus botines y una chaqueta de cuero, que lo hacen irresistible a cualquier mujer, Andrew continua caminando y comienza a hablar con voz más ronca y fuerte

- aunque debo confesarte mi hermosa y pequeña esposa, que este juego, me provoca tomarte donde te encuentres, enseñarte quien es tu dueño, apresar tus manos y elevarlas sobre tu cabeza mientras domino tu boca en un beso salvaje, para continuar acariciando tu cuerpo con fiereza,  y ordenarte cada paso y cada deseo que me invada, hasta poseer tu cuerpo a mi antojo y saciarme de ti -

Andrew volvió a parar y se hiso silencio, Antonella está muy asustada, traga saliva con dificultad, lo último que escucho la emociono tanto como la asusto, ahora respira con dificultad, sus labios están abiertos tratando de absorber más oxígeno, el ritmo de su corazón es extremadamente acelerado, lo puede escuchar con sus propios oídos, está sudando y juega con sus manos, en este punto ya no sabe qué hacer, no sabe si es un juego de Andrew o lo dice de verdad, su mente se ha perdido en otra discusión, entre su conciencia y su deseo, la primera, la regaña diciendo, tonta, lo has provocado, se ha vuelto una Bestia, te va a cazar y a devorar. Pero, su deseo le grita ¡sal, idiota, ríndete, solo para que te devore, es lo que quieres!




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