Antonella despierta lentamente, al sentir unas suaves caricias por su vientre y besos en su cara, sonríe sin abrir los ojos
-buenos días Bella-
-buenos días guapo-
-levántate hermosa, se enfría tu desayuno y a ti te gusta caliente- dice Andrew besando su cuello
-gracias, amor- dice ella sentándose en la cama al tiempo que frunce el ceño, pues Andrew no trae nada en las manos
- ¿Dónde lo dejaste? - pregunta ella confundida
-aquí frente a ti- dice el señalándose, Antonella sonríe y se tapa con las colchas
-eres un descarado, hace menos de 5 horas que nos dormimos y ya quieres volver a atacarme depravado- dice ella riendo, apenada y sonrojada, recordando su gran noche
-pues ayer yo no escuche ninguna queja, solo algunos gem…-
-es Usted muy descarado señor Stone- dice ella interrumpiéndolo y cubriendo la boca de Andrew con su mano
-pero, bien que te encanta- dice el quitando la mano de Antonella de su boca, dándole un beso antes de bajarla a su entrepierna -sabes, tu despertador intento hacerte reaccionar, pero, lo ignoraste y ahora esta algo resentido, creo que necesita que lo apapaches- dijo el haciendo carita triste y provocando una tremenda carcajada a Antonella, que se destapo y sentó a horcajadas sobre Andrew
-lo siento tanto, ¿crees que me pueda perdonar? -
-sí, si le das mucho cariño, con caricias y besos, estoy seguro de que te perdonara-
Antonella sonrió antes de besar a Andrew y fundirse en un acalorado abrazo, recostándose en la cama, para volver a entregarse.
Después de su acalorado despertar ambos empezaron sus rutinas acostumbradas, después de clases, Antonella a visitar a su padre, antes de regresar a casa vio a Alexander a quien también saludo, ambos intercambiaron algunas palabras y se despidieron quedando en verse el fin de semana.
Las siguientes semanas transcurrieron sin imprevistos, solo disfrutando de su amor.
Pasadas tres semanas Andrew recibió una llamada de Peter donde le avisaba que Walter había muerto, en el hospital psiquiátrico en el que fue internado se dio la versión de que Walter murió de causas naturales, debido a un tumor cerebral que le afectaba sus facultades mentales, la versión oficial es que él, se suicidó, saltando del techo de uno de los edificios, pero, Peter investigo un poco y supo que uno de los enfermeros se entero de un plan de escape de Walter y lo siguió para tratar de evitarlo, lo que nadie sabe es que ese enfermero era hermano de una de las chicas a las que Walter drogo y gravo sin su consentimiento, se cree que el mismo enfermero lo mató, lanzándolo desde el techo, sin embargo, no hubo investigación, tanto el hospital como los padres de Walter intentaron cubrir cualquier información sobre Walter, ya que no querían manchar el apellido de la familia, ni el de la institución. Al sepelio de Walter solo asistieron unas cuantas personas, pero, ninguno de los chicos fue, ellos solo asistieron a una misa en su honor.
Antonella pasa sus días entre la escuela y los preparativos de la boda, sus tardes y sus noches son exclusivas para Andrew, que la cuida y la consiente todo el tiempo, el, se ha vuelto más celoso y posesivo con ella, al grado de pedirle que ya no asista a la escuela, o que no salga de casa sin él, pero, lo bueno es que Antonella es muy paciente y lo hace entender.
A pesar de todo lo pasado, los chicos Andrew, Alexander y Michael, junto con Antonella han decidido darles una oportunidad a Peter y a Frederika, los han perdonado y continuado con sus vidas, Frederika anuncio su boda con Norberto, de quien está embarazada y se ve realmente enamorada, todos están sorprendidos con el cambio en ella, ahora solo vive para él, es muy complaciente y se ve realmente feliz.
Alexander y Michael se han vuelto muy buenos amigos y juntos van de bar en bar, de amiga en amiga, sin lastimar a ninguna chica, sin promesas o compromisos.
Peter y Grace se han mudado a su nueva casa, están intentando reanudar la relación, aunque a Peter le ha costado un poco que ella confíe en él, sobre todo por lo controlador que es, ya que no le ha dejado más opción que estar con él, sin embargo, la trata como una reina, al igual que a su hijo, quien es el más feliz, al tener a su papá con él.
Andrew y Antonella viven una eterna luna de miel, terminando los preparativos de su boda.
- ¿Nerviosa? - pregunta el besando su cuello
-algo, pero, la palabra correcta sería ansiosa- dice ella cerrando los ojos mientras disfruta de los besos y caricias de Andrew, quien está sentado en la cama con Antonella entre sus brazos
-me gusta que estés así, por convertirte en mi esposa ante los ojos de Dios-
- ¿y tú, estas nervioso? - pregunta ahora ella
-no, estoy desesperado por que seas mi esposa ante todos y sobre todo, por tenerte solo para mí, todavía no empieza la fiesta y ya quiero que se vayan, para tener nuestra propia fiesta- dice el levantando y bajando sus cejas a modo de juego
-eres imposible, nunca cambiaras-
-no, porque se que te encanta, te mueres por mí, pequeña-
Antonella solo sonrió, no puede negar algo tan obvio, lo adora, él es su felicidad
-sabes que sí, te adoro-
-y yo a ti, mi amor- dijo el acariciando el vientre de Antonella - ¿fuiste al doctor Bella, te hiciste los análisis? -
-si y si, pero, como fui muy tarde, los resultados están hasta mañana-
- ¿crees que estas embarazada? - preguntó el emocionado
-no lo sé, déjame pensar, hace mucho que iniciamos nuestra vida sexual y ni una vez hemos usado un método anticonceptivo, ni siquiera asistí a mi cita con la ginecóloga- dijo ella riendo
-a mi me encanta no usar protección-
-a mí también, por ahora-
- ¿Qué te gustaría que fuera? -
-tuyo- dijo ella riendo
-Bella, esos no son juegos- dijo Andrew dándole un azote fuerte, provocando que ella grite -debí escuchar a Alexander, fue un gran hombre al advertirme de ti y yo como idiota no escuche- dice el, con cara de ofendido, haciendo reír a Antonella, que se esta sobando su pompis para decir