Antonia Me Llevó A La Locura

Capítulo 3

Recuerdo muy claramente toda nuestra historia, la amaba y hoy después de tanto tiempo la sigo amando, a veces quisiera devolver el tiempo y hacer las cosas bien, no hay un día de mi vida en el que no la piense… 

Después que tomamos aquellas clases de pintura juntos, pensé que hasta allí llegaría nuestra comunicación pero no fue así,  algunas noches después, muy tarde alguien tiraba piedritas a mi ventana,  era ella estaba llorando y me pidió que la dejara entrar, salí cuidadosamente,  le abrí y subimos a mi cuarto, nadie se dio cuenta… quise preguntarle qué le sucedía pero sólo la abracé fuertemente y ella se derrumbó entre mis brazos.  La sentí mía, frágil, vulnerable, quería decirle mil cosas pero no encontraba palabras. Poco a poco se fue calmando hasta que no lloro más, me miró fijamente y me sonrío se fue acercando lentamente como si quisiera besarme, me quedé inmóvil, cerré los ojos y sentí sus tibios labios en mi mejilla y escuché un leve susurro que decía: “gracias”.                                                           
Se recostó en mi cama y se durmió profundamente, me hice junto a ella y la abracé, contemplaba su belleza, no podía creer que la tenía ahí,  quería tomarla, besarla, hacerla mía, pero la amaba tanto que jamás le habría faltado al respeto. 

No sé en qué momento me dormí, pero me despertó el ruido del auto de mis padres que salían a trabajar, ella estaba ahí, no había sido un sueño, la llamé para que se levantará y me dijo que no quería ir a la escuela,  que me quedara con ella, sin pensarlo acepté, estaríamos solos todo el día, no quise preguntar sus razones pero sí me preocupaba qué sucedería cuando sus padres no la hallaran en casa, bajamos y ella quiso cocinar para mí, no me molestó, preparó huevos con tocino, tostadas y jugo de naranja, ahí me dijo que era su desayuno favorito. 
Nos sentamos a desayunar,  en ese instante escuchamos el sonido de las sirenas, yo me asomé y vi que había llegado la policía,  Antonia me rogó que si venían a preguntar no dijera nada, que la ayudara esconderse, que luego me contaría lo sucedido.                                                      
Yo me sentía algo aturdido pero la vi tan angustiada que accedí, la llevé al ático, sentíamos que vendrían a examinar la casa rincón por rincón, realmente teníamos mucho miedo. 
Golpearon y abrí, era un policía alto, se veía algo intimidante preguntó por mis padres y le hice ver que habían salido a trabajar, yo le dije que me alistaba para irme a estudiar, me preguntó que si había visto o escuchado algo extraño la noche anterior yo dije que no y pregunté qué había sucedido, el policía de la forma más cruda me dijo: “Estamos investigando un intento de homicidio, hay una adolescente involucrada,  tiene más o menos tu edad, está armada y es peligrosa, si la ves comunícate con nosotros”. 
Quedé frío, Antonia, ¿mi Antonia peligrosa?  ¿Qué había sucedido? ¿Qué la llevaría atacar a alguien? 
Sólo le asentí al policía y se fue, cerré la puerta y no sabía qué hacer, si subir a buscarla, irme a la escuela, entregarla… Tenía muchas dudas, sin embargo me negaba a creer que fuera mala persona así que decidí preguntarle.

Subí al ático y la vi muy temerosa, sólo le dije:  “Tranquila, ya se fue”,  me abrazó fuertemente y se puso a llorar de nuevo, me dijo:  “Debes creer que soy un monstruo, pero yo sólo me estaba defendiendo”.  Nos sentamos y me contó la historia para mí más horrible que le puede pasar a una chica, su padre, bueno, su padrastro estaba borracho, había golpeado fuertemente a su madre quién estaba casi inconsciente en el piso, ella quiso defenderla y este asqueroso animal quiso tomarla por la fuerza,  la había amordazado para que nadie escuchará sus gritos de auxilio, le había quitado la ropa y la estaba tocando, de alguna manera logró zafarse dándole un fuerte golpe en la entrepierna, corrió hacia la cocina y tomó un cuchillo, el tipo le alcanzó y la tomó por el pelo, ella dio la vuelta y le enterró el arma el cayó al piso ella se apresuró a vestirse y en ese instante fue cuando salió directo hacia mi casa.

No lo podía creer, me llene de rabia,  ¿Cómo alguien podía hacerle daño a una mujer de esa forma?.   Me preguntó  qué me había dicho el policía,   yo le comenté toda la situación y llegamos a la conclusión que la bestia esa aún estaba con vida.

Me fui a estudiar para no levantar sospechas, Antonia estaría segura mi casa por lo menos hasta que llegaran mis padres. En todo el día no pude pensar en algo que no fuera ella, la policía estuvo indagando a compañeros y maestros sobre su paradero pero nadie sabía nada, yo pasé casi inadvertido, total ya en la mañana me habían interrogado. Ahora que lo pienso Antonia acudió a mí porque tal vez sería el último lugar en el que la buscarían. 

Como era de esperarse, los rumores y habladurías empezaron a rondar por la escuela, escuché toda clase de teorías acerca de la situación, me provocaba gritarles, golpearlos por hablar sin razón y sin conocimiento de los verdaderos motivos que tuvo Antonia para proceder de esa forma.

 Salí a almorzar y como de costumbre me senté solo, en la mesa de junto se encontraban Julia y Elena, las supuestas amigas de mi Antonia, también haciendo conjeturas fuera de lugar y eso que eran sus “amigas”, que tal donde no lo fueran. Me molestó mucho todo lo que decían y ellas lo notaron, Elena se acercó hacia mí y en un tono bastante burlón me dijo:  “De lo que te salvaste, ¿Sabías que Antonia era amante de su padrastro?”,  quedé atónito, no podía dar crédito a tales afirmaciones, me levanté molesto y me fui mientras ellas susurraban y reían.

La mañana se me hizo eterna, al fin marcaron las 2:00, me fui presurosamente a casa, llegué y Antonia se había escondido, pensó que eran mis padres, subí al ático para ver cómo estaba y la vi un poco más tranquila, me preguntó que había sucedido en la escuela, le conté lo de los policías pero no lo que dijeron sus “amigas” no quise preocuparla, suficiente tenía con tantos problemas. 



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En el texto hay: asesinato, ambicion, empoderada

Editado: 12.10.2020

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