Habían pasado casi 2 meses desde ese horrible inconveniente, por fin Antonia había terminado el dichoso cuadro y el tal Jahir ya no tenia razón para buscarla.
En la universidad organizaron tremenda gala para presentar el retrato del tipo ese, me molestaba tanto su actitud de Dios todopoderoso, creía que con su dinero podía solucionar todo, le hacían calle de honor al pasar, hasta el rector besaba el piso por el que caminaba…
La ceremonia se extendió hasta tarde, el tal Jahir no hacía más que desbordarse en elogios hacia mi Antonia, y ella lo disfrutaba bastante, cosa que me molestaba, ¿acaso no era suficiente con mis elogios?, había gran cantidad de periodistas en el lugar y le encantaba ser el centro de atención, debo decir que ese día se veía realmente hermosa, brillaba como la estrella más luminosa del cielo.
El rector anunció que gracias al magnífico trabajo realizado por la gran Sofía Müller, el misericordioso Jahir Halem había decidido hacer una muy generosa donación a la universidad, dinero con el cual se construiría un nuevo auditorio y llevaría por nombre “Sala Halem Müller”. ¡Qué cosa más desagradable!
Ya entrada la madrugada, la mayoría de participantes de la payasada esa se habían marchado, Antonia preparaba sus cosas y se disponía a salir, la invité a mi casa pero no quiso, dijo que quería descansar en su apartamento, quise acompañarla, al principio se negó pero finalmente accedió, aunque la dejé en la puerta y no me permitió entrar; me escondí por ahí para percatarme que nadie llegara o que ella saliera y después de 1 hora me fui a casa.
Me desperté a eso del medio día, me bañé, luego desayuné y me senté a escribir, estaba al fin conectando todas esas ideas sueltas que habían en mi cabeza y tenia la ilusión que podría salir algo muy bueno. Cuando me di cuenta eran casi las 5:00 pm, tomé un receso y pedí algo de comida, mientras esperaba mi pedido llamé a Antonia para ver como estaba pero no me contestó; no le presté atención pues estaba concentrado en escribir, cené y seguí en mi labor, me metí tanto en mi máquina que el tiempo voló, ya era mas de media noche así que paré y me fui a dormir con la mente llena de ideas.
El domingo me levanté muy temprano, quise seguir escribiendo antes que se me fuera la inspiración, debía aprovechar el fin de semana, en cuanto a Antonia, ya no me preocupaba pues el flamante Jahir Halem ya se había ido a su país, entonces ya no había peligro. Creo que no comí nada ese día, pero debo decir que no me hizo falta, logré escribir 8 capítulos de mi historia, me acercaba al final y según mis cuentas, se desarrollaría durante 3 más. Esa noche logré dormir muy bien y me fui renovado para la universidad.
Era un día como cualquier otro, todo, por fortuna, había regresado a la normalidad, las clases de la mañana transcurrieron como siempre, salí a la cafetería y me senté a comer algo, a lo lejos vi pasar a mi amada Antonia, estaba preciosa como siempre, apenas y me miró de reojo y me sonrió sutilmente.
Tenía un par de horas libres y aproveché para ir a dar una vuelta por los talleres de pintura como ya era costumbre, mientras observaba las obras Antonia se me acercó y dijo en voz alta: “Señor Ojeda, qué le parece si hacemos una actividad interesante, usted hace una historia a partir de uno de mis cuadros y yo un cuadro a partir de un texto suyo”, sentí que me estaba retando, ella sabía perfectamente que había estado bloqueado en mis ideas para poder escribir, aunque en el fondo, sentí que lo hacía para ayudarme.
“Acepto” le dije, será un placer para mí trabajar con usted “Sophia” e hice énfasis en su nombre. “Nos vemos después de clases aquí y traiga su texto” me dijo animadamente.
Regresé a clase y me sentía muy ansioso, no sabía con qué me encontraría, tenia muchos escritos a medio hacer y no sabia cual llevar, así que los llevé todos, incluyendo el que estaba por terminar, la historia de una mujer muy elegante que resultó ser una asesina en serie, por nombre tentativo tenía “La asesina del vestido negro”.
Llegué a su taller y tenia un cuadro cubierto con una tela, cuando lo descubrió quedé sorprendido… ¡era exactamente mi asesina!
Editado: 12.10.2020