Aparentemente Ella

Capítulo 30

POV'S Paola

Ya el ojo de la tormenta había cerrado su oscuridad. Ella no estaría cerca de mí. Ni de nadie. Me encantaba sentirme así.

Le texteé al comandante Bell un día después de despertar, ya sabía dónde estaban sus esposas.

Él y su familia nos visitaron y se quedaron un par de días, la pequeña Grace aún me llamaba Padoda y la adoraba por eso.

Escuchar que la condena era cadena perpetua fue muy abrumador, no me vi bajo la obligación de encararla de nuevo por suerte. Los vecinos de Wyoming mandaron con los tíos de Elliot muchas cartas con mensajes de ánimo y cosas como "lamentamos lo que te pasó" "vamos, ¡sigue adelante!" Incluso mi caso había tenido foco en los noticieros regionales y de alta escala, me incomodaba escuchar mi nombre en ese tono de tragedia; evitaba los televisores cuanto podía.

Me ocurrió muchas veces al pasar el tiempo que era reconocida en lugares públicos, solo salía con Mason a comer algo o para hacerle favores a Elliot, Bertha y Grecia; aun así era atacada como si fuese toda una celebridad. Odiaba a la prensa, en serio. No lograba recomponerme de los acontecimientos por completo, pasar tiempo de calidad con todos me ayudó muchísimo en esto. Bertha me hacía muffins exclusivos y gratuitos;... puede que morir y resucitar tuviese sus beneficios.

Nos hallábamos en agosto. Y adivinen que... ¡Era su cumpleaños! El diez de agosto había nacido mi pretencioso y adorable novio.

—Amiguita, son mis ideas o el profesor seductor jugó con una tuerca mental tuya —lanzó Elliot con diversión infantil.

Lo decía porque danzaba de un extremo a otro en el Campus Sur. No había podido permanecer quieta desde que desperté.

—Cierra la boca y ayúdame. —Bufé, poniendo mis ojos en blanco.

Alisé el papel de la enorme pancarta que hizo Emily con ayuda de Mónica quien era más prodigio de lo que podría pensarse. La pequeña pelirroja estaba muy extraña últimamente, se pasaba horas y horas cantando y entrenando como una máquina. ¡Niños! Y pensar que en menos de lo que cantara un gallo crecería, pasando a ser adolescente. En el fondo sabía que tanto Heather como Mason temían ese día.

Escuché la voz de Grecia, indicándole a alguien qué pasos dar. Era él. Miré a todos, inspeccionando los detalles. Heather se está levantando de la grama, se le veía tan relajada vestida de manera casual, había mandado al carajo a los miembros del comité de ética. Mucho mejor.

Emily esperaba agachada en el césped, jugando con él y apretando sus puños contra la tierra. Elliot le daba palmadas a mis hombros, suponiendo que era reconfortante pero en realidad no lo era, solo consiguió ponerme más nerviosa. El cuerpo estudiantil tomó la grata decisión de acompañarnos cuando le planteamos la ocasión, nos colaboraron tanto como pudieron y no sabía cómo agradecérselos.

Grecia trajo a Mason vendado, guiándolo hasta mí, lo dejó justo enfrente.

—Bien. Comienzas a asustarme Grecia, ¿qué sucede? Oye, disfruto el tiempo con ustedes pero en serio estoy hasta el cuello con unos informes que tengo pendientes...

— ¿Tan importantes que no pueden esperar?

Se estremeció al escuchar mi voz.

—Una emboscada —sonrió al menear su rostro—. Debí saberlo.

—Culpable, eres fácil de engañar —me burlé. Todos a mí alrededor rieron.

Posó su mano en su pecho dramáticamente y luego una de sus manos fue a su oído—: ¿Pero qué oigo? No es tu insolencia, es otra cosa... ¡Son los informes! Oigo como me llaman, temo que debo irme, pequeña...

Ese canalla. Ésta no la iba a ganar.

Me acerqué y Grecia se apartó, yendo con Elliot y Mónica que acababa de llegar.

Entrelacé con delicadeza mis dedos con los suyos. Y lo besé en público. ¡Dios, era emocionante! Yo no hacía estas cosas.

— ¿Los informes siguen hablando? —dije por lo bajo al separarme.

—... Mierda, no. Me olvidé de pensar por unos segundos... ¿qué tramas, Hyde? —inquirió perplejo, me sentí complacida y le quité la venda.

— ¡Feliz cumpleaños! —exclamaron todos con emoción. Una nube de confetti voló a nuestro alrededor, globos de variados colores vivos se elevaron al cielo despejado y soleado, la gran y colorida pancarta de casi cuatro metros de ancho y dos de alto se extendió. Mason lució conmovido por todos los detalles, una multitud de personas se acercaron a abrazarlo.

Grecia y yo hablamos un rato, sorprendiéndome con la noticia de que había solucionado todo con Mónica.

—Te lo juro, Paola; me tomé el tiempo para pensar y hablamos muchísimo... Es tan perfecta que entiendo por qué todos la quieren cerca —suspiró derrotada.

Mis comisuras se elevaron inseguramente.

— ¿Y;...Elliot no tuvo nada que ver? ¿Lo decidiste por ti misma?

Su expresión se turbó un poco antes de murmurar—: No... no, de veras. Creo que ya somos amigas, fue muy amable desde el principio y yo solo la juzgué porque me sentí amenazada. Fue todo un malentendido.

—Bueno, en ese caso, estoy feliz por los tres; ya era hora diosa.

Tomamos unos canapés de la mesa de platillos ligeros, charlamos un poco más sobre qué depararía el nuevo semestre y una de las chicas de nuestra clase, Loren; me la robó para una consulta de moda.

Fijé mi atención nuevamente en el ambiente; Emily en verdad tenía habilidad para las manualidades, dibujó una versión animada de Mason con un gorro de cumpleaños y comiendo waffles; todos los estudiantes rallaron los espacios con frases lindas: ¡Feliz cumpleaños!, te deseo lo mejor, es mi profesor favorito y cosas de ese tipo. La de Mónica, diferenciada por estar en español, me encantó: Sé bueno con ella, parce. Sabes que te quiero, man. NO ENVEJEZCAS TAN PRONTO. Y no lo olvides, solo hay lugar para un genio aquí... Así que compartamos el puesto.

Estaba tan distraída admirando toda esa obra de arte que mis reflejos no actuaron a tiempo.



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En el texto hay: humor amistad, suspenso amor dolor, amornotoxico

Editado: 03.12.2021

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