Ya ha empezado la fiesta. Y Brooke no deja de ver a Evelyn dando vueltas por la casa, saludando a todo el que entra, sin soltar el vaso en ningún momento.
Tal y como planearon, ellas dos y Jack fueron antes a casa de Max para preparar todo para la fiesta, y ya ahí empezaron con la fiesta. Sobre todo Evelyn. No tardó en servirse una copa y poner la música a todo volumen. Por ello, ahora –tras llevar apenas un par de horas en la fiesta– parece que ella lleva todo el día.
Brooke y Jack ya le dieron su regalo a Max en cuanto llegaron a la casa. Tras pensarlo mucho, el compraron una caja de aventuras donde hay diferentes experiencias para hacer solo o acompañado. Se sorprendió cuando vio que no era el típico regalo de Jack de todos los años, y provocó las carcajadas de los cuatro durante un rato. Y Evelyn, por otro lado, le ha hecho un regalo personalizado con diferentes fotos y recuerdos suyos, y una cena para los dos en un restaurante famoso del centro de la ciudad.
La verdad es que se lo están pasando bien. Ha venido toda la gente acordada y mucha más. Y hay muy buen ambiente. En cambio, Ruby aún no ha venido, y Brooke duda que vaya a hacerlo, ya que habló con ella esa misma tarde y aún no lo tenía claro.
Ahora Brooke está sentada en la encimera de la cocina, donde se encuentran todas las bebidas colocadas, mientras balancea sus piernas y mira a su alrededor. Después de haber estado un buen rato en el salón con Evelyn, ha decidido irse a un sitio algo más tranquilo sin tanta gente a su alrededor.
Da un sorbo a su bebida mientras saluda con un gesto rápido de la mano a una compañera suya de clase cuando, en ese momento, Jack entra en la cocina y se acerca a ella a paso rápido, con una amplia sonrisa y los ojos brillantes.
–Te estaba buscando –le dice, colocándose entre sus piernas y poniendo sus manos a ambos lados de ella–. ¿Qué haces aquí?
–Necesitaba un poco de tranquilidad. Evelyn me ha tenido en el salón bailando durante un rato y pensaba que moriría allí –comenta ella, pasando una de sus manos por su pelo.
–He pensado que… tú y yo… podríamos pasar juntos la noche. Puedes venir a mi casa.
–Es que roncas mucho –intenta no reír.
–Bueno, intentaré no hacerlo –sonríe de forma pícara–. O podemos hacer otra cosa que no sea dormir.
–Claro que sí –Brooke ríe.
Se quedan mirándose unos segundos sin decir nada más mientras Brooke sigue pasando las manos por su pelo, hasta que él coloca sus manos en las caderas de ella, la acerca más a él y junta sus labios con los suyos.
Brooke coloca sus manos en la nuca de Jack, aun acariciando su pelo mientras lo hace, y el beso se profundiza un poco más al tiempo en el que él aprieta la cadera con sus manos, intentando pegarla más a él. Pasa sus manos por debajo de la camisa que lleva esa noche, acariciando lentamente la piel de su cintura hasta que llega a su espalda y acaricia ésta también. Tiene las manos frías en comparación al calor que hace dentro de la casa, y eso provoca que un escalofrío recorra su cuerpo y sonría por encima de los labios de él.
–Entonces, ¿qué? –murmura él tras separarse un poco, pero sin quitar las manos de su piel–. ¿Te quedas a dormir?
–Vale –acepta finalmente, acompañándolo con un gesto afirmativo con la cabeza.
Él sonríe de la misma forma que antes y se acerca de nuevo a ella para seguir con el beso, pero en ese momento, Brooke ve como detrás de él se encuentra Ruby. Acaba de entrar en la cocina.
–¡Ruby! –exclama, llamándola, y su amiga la mira al instante. Jack se separa, colocándose a un lado, y la mira también–. Ya pensaba que no vendrías.
–Bueno, lo he pensado mejor y he decidido pasarme un rato –se encoge de hombros, acercándose lentamente a ellos. Mira a Jack–. Eh… hola.
–Hola, Ruby –le saluda él.
A pesar de lo que pasó hace varios días, todos están intentando llevarse bien entre todos. Y, por fin, parece que está funcionando. Al menos, un poco.
Se gira para mirar a su novia.
–Voy a ir al baño. Ahora vuelvo.
Le da un beso rápido antes de pasar por el lado de Ruby, salir de la cocina e ir hacia el cuarto de baño.
Brooke aprovecha para bajarse de una vez de la encimera y recorrer los pocos metros que la separan de Ruby, colocándose a su lado, frente a las bebidas.
–¿Quieres beber algo? –le pregunta mientras ella se sirve un nuevo vaso. Es el último que tomará esa noche.
–Eh… vale –acepta, mirando las bebidas–. Lo mismo que tú.
Ella asiente y, tras servirse su caso, coge uno nuevo y lo llena para, poco después, dárselo a su amiga. La nota algo cohibida. Sólo espera que conforme pase lo que queda de fiesta, se vaya relajando y consiga disfrutar de la fiesta.
Justo en ese momento, entra Max en la cocina y se acerca a ellas cuando las ve.
–¡Hola! –saluda, demasiado contento. También él ha bebido tanto o más que su novia–. Wow, Ruby. No esperaba verte por aquí. ¿Qué tal?
Ruby se queda un poco parada tras ver la amabilidad de él y tardar unos segundos en contestar.
–Bien –murmura–. Esto… felicidades.
–¡Gracias! –exclama y pasa un brazo por los hombros de Brooke–. ¿Y qué tal está mi gran amiga Brooke? Porque eres una gran amiga, que lo sepas. ¿Te lo habían dicho alguna vez? ¿No? Pues ya te lo digo yo.
–Gracias, gracias –Brooke ríe–. Tú también eres un gran amigo.
–Ya lo sabía –se separa de ella y se queda mirando a un punto fijo frente a él–. ¡Caleb, tío! –y se marcha con un compañero de clase, dejando de nuevo a las chicas solas.
–¿Está borracho? –Ruby le mira, haciendo una mueca antes de dirigirse a Brooke.
–Eso parece –comenta ella, divertida, y mira alrededor de la cocina y lo poco que se ve del salón, esperando ver a Evelyn–. Pero, ¿dónde está esta chica?
–¿A quién buscas?
–A Evelyn, pero no la encuentro. Da igual, ya la veré –se encoge de hombros–. Ven, vamos al salón.
Editado: 05.12.2020