Apariencias engañosas: El peligro acecha

15

Brooke y Evelyn caminan por los pasillos del instituto, en dirección a la clase que tienen dentro de diez minutos. Se percata de que Evelyn está rara. La alegría y espontaneidad que la caracteriza no ha estado presente en los últimos días. Y, aunque ella insista en que no le pasa nada, sabe que miente. Desde comienzos de semana no es la misma.

Están a punto de llegar al aula cuando Ruby se acerca por el otro lado del pasillo, acercándose a ellas de frente. Y se sorprende cuando, al estar frente a ellas, sonríe ampliamente.

–¡Hola, chicas! –exclama, mirándolas a las dos.

Después de lo que pasó en la fiesta, por fin pudo hablar con ella a la noche siguiente e insistió en que no quería pensar más en lo que había pasado. De hecho, no han hablado de ello e, incluso, Ruby ha cambiado su actitud respecto a Evelyn. Es capaz de hablarle sin poner mala cara.

En cambio, ella no actúa igual.

–Yo… me voy a clase –murmura Evelyn y se marcha antes de que Brooke pueda detenerla.

–Uy, ¿qué la pasa? –Ruby la mira.

–No sé –Brooke se encoge de hombros–. Bueno, ¿vamos a clase?

–Voy a ir antes a la biblioteca, tengo que entregar un libro. Ahora te veo –y también se marcha.

Se queda un momento paralizada. La actitud tan cambiante de Ruby no deja de sorprenderla. Un día está alegre y sonriente y, al día siguiente, vuelve a su actitud de los primeros días. Ya no sabe cuál de ellas es la fingida y cuál la real.

Finalmente, vuelve a caminar para ir a clase, aunque antes de entrar se encuentra con Max, junto a la puerta del aula. Decide acercarse a él. Está hablando con Caleb y se sitúa al lado de ellos, saludándolos rápidamente.

–Eh… ¿os he interrumpido? –les pregunta–. Es que tengo que hablar contigo, Max. Pero podemos hacerlo después.

–No, no te preocupes, Brooke –Caleb la mira–. Voy a ir al servicio antes de entrar en clase. Ya nos vemos.

Se marcha y espera a que se haya alejado lo suficiente para volver a mirar a su amigo.

–Dime, Brooke –le pide Max.

–Eh… ¿sabes si a Evelyn le pasa algo? –le pregunta–. Bueno, algo le pasa. Lo sé. Lleva rara desde que empezó la semana, pero insiste en que no le pasa nada. ¿A ti te ha dicho algo?

–No. También le he preguntado, pero dice que deje el tema, que no le pasa nada –le lanza una mirada a su novia, que se encuentra sentada frente a su mesa. Está mirando el móvil–. Quiero pensar que sólo tiene una semana mala, como todos, pero estoy preocupado, la verdad.

–Ya, yo también… –suspira y aparta la mirada de su amiga–. Bueno, si en algún momento te dice algo, ¿me lo dirás?

–Sí, no lo dudes –Max sonríe y pone ambas manos en sus hombros–. Venga, entremos ya.

Entran juntos en clase, la cual está cada vez más llena, y deja su mochila en su sitio antes de acercarse a su amiga. Tiene que intentarlo una vez más. Se sienta en la mesa, frente a ella, y Evelyn alza la mirada del móvil para mirarla a ella.

–¿Qué te pasa? –le pregunta directamente–. Y no me mientas. Estás rara.

–Brooke, ya te lo he dicho… no me pasa nada –insiste ella. Max se sitúa poco después al lado de ella también–. Sólo… bueno, estoy con la regla. Y ya sabes que cuando estoy con la regla tengo muchos cambios de humor. Y estos días me ha tocado este humor de mierda. Pero no os preocupéis, de verdad.

–¿Seguro? –Max coloca una mano sobre el respaldo de su silla.

–Seguro.

–Pues yo no me lo creo –Brooke se baja de la mesa dando un pequeño salto–. No te voy a obligar a que me cuentes nada si no quieres, pero que sepas que si quieres hablar de algo, puedes hacerlo conmigo.

–Y conmigo –Max la secunda.

–Y conmigo –aparece Jack de repente, colocándose detrás de Brooke y mirando a los tres–. ¿De qué habláis? Uy, Evelyn. A ti te pasa algo.

–Otro igual… no me pasa nada –repite, dirigiéndoles una sonrisa fingida a todos.

Deciden dejar el tema y dejar que sea ella quien les cuente lo que sea cuando decida, así que Brooke asiente, dedicándole una mirada significativa, antes de volver a su sitio. Max se queda con ella, hablando de algo en voz baja, y Jack sigue a Brooke hasta su sitio, colocándose frente a ella cuando se sienta –una vez más y como costumbre– sobre la mesa, esperando a que entre la profesora.

Queda sólo una hora de clase antes de que pueda, por fin, ir a su casa. Está deseando que la profesora entre ya por la puerta y que la hora pase lo antes posible.

Pero quien entra en la clase es Ruby. Se queda mirando a Brooke desde la distancia, viendo como está con Jack, y duda un momento antes de acercarse a ella.

–Brooke –la llama y ella deja de mirar a Jack para mirarla a ella–, eh… ¿esta tarde puedes venir a mi casa? Necesito ayuda con las Mates antes del examen.

–Claro, después vamos juntas –acepta ella.

De hecho, aún tiene un tema de conversación pendiente con ella. Espera que sea la oportunidad perfecta para poder hablar de ello.

–Genial –le lanza una mirada a Jack–. Bueno, eh… me voy a mi sitio.

Wow, ya no me mira mal. Ni me grita. Qué avance –comenta él, irónico, cuando Ruby se marcha.

–Lo está intentando, ¿no?

–Sí, aunque lo podría haber intentado antes. Yo en ningún momento he dicho nada contra ella, siempre me he mantenido al margen –suspira y sacude ligeramente la cabeza, intentando no pensar más en ello. Después, sonríe y se acerca un poco más a ella–. Avísame si terminas pronto con ella, y me paso a verte un rato.

–¿Qué pasa? ¿No puedes estar un día sin verme? –enarca una ceja, divertida.

–Pues no. Lo paso fatal.

Brooke ríe.

–Te avisaré –dice finalmente.

En ese momento, entra la profesora y, como siempre que están juntos, le da un rápido beso en la comisura de los labios y se marcha a su sitio. Brooke, por otro lado, se sienta tras la mesa, saca el libro rápidamente y se centra en escuchar a la profesora, deseando que la hora pase lo más rápido posible.



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Editado: 05.12.2020

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