–Entonces, ¿nos vemos aquí directamente? –pregunta Evelyn.
–Sí. Max pasará a buscarte, ¿no? –mira a su amiga y ésta asiente–. Pues quedamos a alguna hora los cuatro para vernos aquí y ya entramos juntos. ¿Te parece bien?
–Me parece genial –sonríe ampliamente y entran en el aula. Le lanza una mirada rápida a Ruby, quien se encuentra en su mesa, antes de mirar a Brooke–. ¿No has vuelto a hablar con ella?
–No, no tengo ganas –Brooke se encoge de hombros, sin apenas mirarla–. ¿Cómo llevas el examen de mañana? –cambia de tema rápidamente.
–Pues lo llevo bastante bien, sorprendentemente. Pensaba que iría horrible y estaría llorando por las esquinas, pero estoy orgullosa de mí misma y voy estupendamente.
–Me alegro –Brooke ríe y deja sus cosas en su mesa.
Como siempre, se quedan las dos hablando mientras esperan a que entre el profesor. Pero siente como Ruby no deja de mirarla desde su sitio y, cuando cruza su mirada con ella, se mantienen la mirada durante unos segundos.
De repente, ella hace ademán de levantarse y acercarse a ella, pero Brooke niega con la cabeza rápidamente, dejándole claro que no quiere hablar con ella. Y, a pesar de que al principio duda, acaba sentándose de nuevo en su sitio.
–Ruby, ¿qué pasa? ¿Ya no te hablas con tu amiga Brooke? –dice de repente Charlotte, consiguiendo llamar tanto la atención de ella como la de Brooke–. Bueno, no me extraña… ha tardado un poco en darse cuenta de las cosas, pero finalmente ve lo que todo el mundo vemos en ti –se queda un momento en silencio–. Que estás loca.
Brooke está a punto de intervenir, como siempre hace, pero esta vez es interrumpida por Ruby. De reojo, ve como cierra los ojos y aprieta los puños en la mesa al tiempo en el que Max y Jack entran en la clase. Y, apenas un segundo más tarde, explota.
–¡¡Que no estoy loca!! –grita, levantándose de un salto de la silla y haciendo que ésta caiga al suelo mientras que la mesa se desliza hacia delante con un estruendo.
Toda la clase se queda en completo silencio, mirándola con los ojos como platos. Incluso Charlotte se ha quedado parada, junto a su amiga, sin saber qué decir. Aunque ve una sombra de sonrisa, contenta de que ella haya explotado.
Jack y Max se quedan junto a la puerta, sorprendidos, mientras intercambian una mirada con las chicas.
Y, de repente, Brooke se da cuenta de la presencia del profesor, justo en la puerta del aula, quien está mirando seriamente a Ruby.
–Ruby, al despacho de la directora –le ordena mientras de un par de pasos hacia dentro de la clase.
–¡Pero si ha sido ella la que…!
–Te he dicho que vayas a hablar con la directora –la interrumpe, señalado la puerta.
Ruby, cabreada, coge sus cosas y sale del aula, dando un portazo al salir. La clase sigue en completo silencio, sorprendidos por lo que acaban de presenciar.
–Charlotte, quédate al finalizar la clase a hablar conmigo –dice ahora mirando a la chica, quien asiente rápidamente–. Y, ahora, todo el mundo a su sitio. Vamos a empezar la clase.
Sin hacerle esperar, todo el mundo se sienta en sus respectivos sitios. Brooke intercambia una mirada con Evelyn, quien la mira sorprendida antes de dirigirse a su sitio. Después, su mirada se cruza con la de Jack, quien le pregunta con la mirada qué es lo que ha ocurrido, pero ella se encoge de hombros.
–¿Qué ha pasado? –le pregunta Max en voz baja cuando se sienta detrás de ella.
–No lo sé, ha pasado todo… demasiado rápido –se limita a decir ella, lanzándole una rápida mirada–. Luego lo hablamos.
Él asiente y ella vuelve a mirar hacia delante, intentando prestar atención a lo que el profesor está diciendo. Pero los minutos pasan y no es capaz de concentrarse. Hay una pregunta que no para de rondar en su cabeza.
¿Qué le está pasando a Ruby? Vale que esté molesta de lo que Charlotte y Lexy dicen de ella, pero… ¿para actuar así? ¿Después de semanas en las que no les ha dicho nada? Ella conoció a una chica insegura, algo tímida… pero ahora es como si no la conociese de nada.
Los minutos pasan y la clase se le está haciendo eterna. Es como si el tiempo no pasase. Se pasa las manos por la cara, intentando desvelarse y pensar en otra cosa cuando alguien da un par de toques a la puerta y aparece la figura de la directora.
–Perdona que te interrumpe –habla, dirigiéndose al profesor, quien le sonríe amable–. Venía a buscar a Brooke Stone –añade, buscándola con la mirada y, cuando la encuentra, le hace un gesto con la cabeza–. ¿Puedes venir?
–Eh… sí, claro -dice ella, algo extraña, y se levanta su asiento.
–No hace falta que cojas tus cosas, no tardaremos mucho.
Brooke asiente y, bajo la atenta mirada de todos, sale del aula junto a la directora. Ella no dice nada en todo el corto camino que hay hacia su despacho donde, justo al lado de la puerta de éste, se encuentra Ruby. Ésta la mira seriamente cuando sus miradas se cruzan y Brooke, sin mirarla más de un segundo, entra junto a la directora.
Cierra la puerta tras ella cuando entra y se sienta en la misma silla que ocupó el primer día de clase, frente a Regina, quien la mira cuando está frente a ella. Apoya sus codos sobre la mesa y junta sus dos manos.
–Bien, Brooke. Te he llamado por lo que ha ocurrido con Ruby en clase.
–¿A mí? ¿Por qué?
–En las semanas que llevas aquí, he visto como de vez en cuando estás con ella. Y Ruby me ha dicho que eres la única amiga que tiene –le explica. Brooke está a punto de replicar y decir que han discutido, pero decide no decir nada–. Por ello, me gustaría saber lo que ha pasado por ti.
–He visto lo que han visto todos. Charlotte le ha hecho un comentario que le ha molesto y Ruby ha explotado. No hay más –se limita a decir.
–¿Qué es lo que le dijo?
–Que estaba loca.
Regina asiente y se queda un momento callada. Brooke la mira esperando a que sea ella la que vuelva a decir algo; ella no sabe qué más decir.
Editado: 05.12.2020