Apariencias engañosas: El peligro acecha

26 – Final

–¿Y qué pasará ahora con ellas? –Evelyn la mira, sentada a su lado.

–Rose está a disposición judicial, con una condena de 25 años a perpetua y… a Ruby la han ingresado en un psiquiátrico. Han… han declarado que tiene problemas mentales y por ello actuaba así –explica Brooke–. Y Philips… ha muerto –añade en voz baja.

Yo lo maté, piensa. Pero no dice nada.

Se mira sus manos un momento antes de levantar la mirada a sus amigos. Max y Evelyn llegaron a su casa en cuanto se enteraron de todo, después de que Jack, Brooke y sus padres pasaran gran parte de la noche en el hospital. Los padres de Jack fueron hacia allí directamente, y no se han separado de él en ningún momento.

De hecho, el único momento que han tenido para estar solos es en ese instante, cuando fue a su casa después de que ambos descansasen un poco –aunque Brooke no ha podido dormir mucho–, y llegasen Max y Evelyn al poco tiempo.

–Todo eso parece de película –murmura Max finalmente.

–Y tanto –Brooke suspira.

–Pero estamos todos bien, ¿no? –Jack agarra su mano, ya que Brooke no deja de tocárselas entre sí, y ella le mira al instante–. Al final, después de todo… estamos bien. Dentro de lo que cabe.

–Sí, tú tienes una cara preciosa ahora mismo –comenta Evelyn, bromeando. Jack le mira, divertido–. Pero sí, tienes razón. Al fin y al cabo, estamos aquí. Juntos.

–Y Max aquí, sin ningún rasguño. Creo que te odio –Jack mira a su amigo.

–Lo siento, no me odiéis –él se lleva una mano al corazón, como si realmente estuviese arrepentido–. Si queréis, me tiro ahora por las escaleras y ya somos el grupo de los lisiados.

Eso provoca las risas de todos. A pesar de lo que ha pasado en las últimas horas, están ahí, los cuatro juntos, y riéndose como si nada hubiese pasado. Y Jack tiene razón. Después de todo, están bien. Estarán bien. Disfrutarán de lo que queda de las vacaciones de Navidad y seguirán el curso juntos.

Todo lo que ha pasado… quedará en un mal recuerdo.

–¡Los regalos! –exclama Evelyn poco después, levantándose de la cama–. No quiero hablar más de ese tema –y se acerca rápidamente a la bolsa que ha dejado sobre su escritorio, casi sin cuidado en su brazo vendado.

–¿Y tú no puedes quedarte sentada y pedir que te acerquen el regalo? ¿O soy el único que te ve con una escayola puesta? –Max se levanta también y se adelanta a ella, cogiendo su bolsa y la de él.

–Vaaaale, perdón. No lo volveré a hacer –replica, con tono cansado, y pone los ojos en blanco–. Max, que yo te quiero mucho, pero a veces eres muy pesado.

Tanto Brooke como Jack les miran divertidos, viendo como Max es en ese momento quien pone los ojos en blanco y le señala la cama a Evelyn, para que vuelva a sentarse. Pocos segundos después, lo hace.

Entre todos, se reparten sus regalos. Max y Jack no se regalan nada, ya que es costumbre entre ellos desde hace años que en lugar de comprarse nada el uno al otro, van a pasar el día juntos a una asociación donde cada año hacen algo diferente. Y, ese año, es una tarde disfrutando de guerras de paintball.

En cambio, Max sí les hace un regalo a las chicas. A Brooke le regala un bono de seis meses gratis para el cine, pudiendo ver la película que sea y sin tener que pagar nada. para cualquier otra persona puede ser un regalo simple, pero ese detalle que ha tenido Max de acordarse de ella le encanta. Y le está muy agradecida. Y, por otro lado, a Evelyn le regala un collar de plata con una rosa pequeña; no tarda en soltar un pequeño chillido y pedir que se lo ponga.

Después, es el turno de Evelyn. A Max le da el conjunto de ropa –una camisa, vaqueros arreglados y zapatillas– que le compró la tarde que tuvo el pequeño accidente, y la cual salió ilesa. Además de una foto en la que salen los dos juntos. A Jack le regala una pack de colonia, desodorante y neceser, a lo que él bromea con ella con un ¿me estás diciendo que huelo mal?, y ríen todos antes de que él se lo agradezca. Y a Brooke, por último, le regala un libro que ella quería desde hace unas semanas y, también, una foto que tienen las dos juntas de la noche del baile.

–Me encanta –susurra ella, mirando todo antes de darle un corto abrazo–. Te toca –añade, mirando a su novio.

Él sonríe y le da un pequeño sobre a Evelyn, quien lo coge dubitativa. Al abrirlo, sacaba un papel y lee lo que hay escrito:

Vale par que dejes de ser tan pesada por un día –levanta la mirada hacia Jack, con el ceño fruncido–. ¡Eres idiota!

–Tenía que hacerlo, lo siento –ríe él a carcajadas, al igual que Brooke y Max–. Hay otra cosa más.

Evelyn saca ahora otro papel, aún más pequeño, y tras verlo y sonreír, nos lo muestra. Es un vale de compra para algunas de las tiendas del centro. Y eso consigue obviar el enfado de Evelyn –si es que realmente lo tenía– para agradecérselo a Jack con una sonrisa sincera. Siempre están como el perro y el gato, pero estos meses ha crecido una bonita amistad entre ellos.

Por último, Jack mira a Brooke.

–Ya sé que tu regalo es la cena que me dijiste, así que me toca –hace un ademán de levantarse, pero se detiene al ver como Jack niega con la cabeza–. ¿No?

–Claro que no. Tengo algo más para ti –dice y se levanta de la cama–. Ahora vengo.

Y desaparece de la habitación.

Brooke se queda mirando la puerta un momento justo antes de mirar a sus amigos cuando hablan entre ellos.

–A ver si aprendes de él –le suelta Evelyn a Max, dándole un golpe en el brazo, bromeando.

–¿Cómo? –él la mira, extrañado.

–Le regala una cena en algún sitio que seguro que es súper bonito y tiene algo más para ella. Y tú me regalas sólo un collar.

–No seas tan dura, Evelyn –interviene Brooke, mirándola divertida.

–Gracias por comprenderme, Brooke –Max la mira.

–Oye, que era broma. No me hagas sentir mal. Ven aquí –y se lanza hacia Max para abrazarle con fuerza.



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En el texto hay: misterio, thriller, aparienciasymentiras

Editado: 05.12.2020

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