Apartada Para El Alpha ( I I Libro )

Capitulo 17: "solo di mi nombre y estare ahi" (parte uno)

"Todo estara bien al final, si no lo esta entonces no es el final..."

Fumiko Ibars

Estaba sumida en mis pensamientos, preguntándome qué hacer ahora. Solo me quedaban algunos poderes por dominar, pero a veces perdía la cuenta del tiempo. Parecía como si el tiempo se deslizara entre mis dedos sin darme cuenta, y eso me ponía incómoda. Habían pasado dos años y medio desde que todo comenzó, pero para mí, todo había sido como un suspiro. Era tan extraño cómo el tiempo se estiraba y se comprimía a la vez, como si los días y las noches se desvanecieran sin dejar huella, mientras yo me sumergía cada vez más en mis entrenamientos y mis pensamientos.

Sabía que necesitaba avanzar, que tenía que llegar a un lugar más alto, más fuerte, pero en el fondo, algo me mantenía anclada. A veces, pensaba en lo lejos que había llegado y, al mismo tiempo, lo mucho que aún me faltaba. Aún quedaban tantos poderes por perfeccionar, tantas habilidades por dominar. Y aunque me decía que no debía preocuparme, la verdad era que me sentía frustrada. Necesitaba controlar cada parte de mí, para no perder el control alguna vez más.

— Tenemos que ir de nuevo —le dije a Connor, sabiendo que la vida en esta zona era cada vez más impredecible. Era hora de salir en busca de provisiones, pero también de hacer algo que me distrajera. Mis pensamientos siempre se volvían un poco oscuros si no los desviaba.

Él gruñó en respuesta. Sabía que le molestaba que a veces no pensara las cosas antes de actuar, pero me era difícil parar en momentos como este. Chasqué mis dedos y cambié mi apariencia para que nadie pudiera reconocerme.

Era un truco simple, pero me daba una sensación de control, de estar escondida detrás de algo que me permitía ser otra persona, aunque fuera solo por un rato.

Ahora llevaba el cabello lila, con un brillo iridiscente, y mis ojos eran lo único que no podía cambiar. Siempre me sentí atrapada en ellos, en esos ojos que no podían ser ocultados. Sin embargo, al menos podía ser algo diferente, aunque fuera por unos minutos. Y, si alguien me veía, pensaría que era solo una ninfa más.

— Ahora vamos —le dije a Connor mientras me ponía a su lado, decidiendo ir a algún lugar sin pensar demasiado en ello. No tenía un plan claro en mente, solo quería moverme, hacer algo que me sacudiera un poco de esta rutina de pensamientos en los que me estaba ahogando.

Sin pensarlo mucho, nos teletransportamos a algún lugar. Aunque no estaba segura de adónde, lo dejé ir, como si todo estuviera fuera de mi control. Tal vez me estaba dejando llevar, tal vez no quería pensar más. Había algo en mi interior que necesitaba salir, y no podía quedarme sentada más tiempo.

Aparecimos detrás de un edificio, y miré hacia afuera. Me golpeé mentalmente cuando vi la manada Dark Moon, la de Oshin, en mi campo de visión. No sabía por qué nos habíamos teletransportado a este lugar, pero podía sentirlo.

Connor me miró raro, como reprochándome algo. Sus ojos me miraron con algo entre la desconfianza y la incomodidad, como si no entendiera por qué había hecho algo tan impulsivo.

— Lo siento, no pensé bien a dónde íbamos... No te preocupes, todo estará bien —le aseguré acariciando su cabeza, pero vi en su rostro que no estaba convencido. Me miró molesto y salió rápidamente del callejón, dejándome sola.

— Connor, no seas así —me quejé, sintiéndome culpable pero también frustrada. Lo seguí, intentando alcanzarlo mientras mi mente trataba de justificar lo que había hecho. Al final, solo quería salir, alejarme de todo por un momento, pero en el fondo sabía que esto no era lo más inteligente. Él me miró de reojo y suspiró.

— Ya lo siento, salgamos de aquí, pues —respondió, con una voz que transmitía incomodidad. Su cola se movió de forma irritable, y por un momento, me di cuenta de que estaba molestandome, suspiré pesado con una pequeña sonrisa.

— Mañoso —me quejé mientras lo seguía. No podía evitarlo, era la única forma en la que podía liberar algo de esa presión interna. A veces, Connor se convertía en mi salida para esas pequeñas tensiones. Sabía que le molestaba, pero no podía detenerme.

Caminamos por la multitud y nos adentramos en el bosque cercano. Había pasado un buen tiempo desde la última vez que recorrí este lugar, pero no podía evitar pensar en lo solitaria que me sentía a veces. Aunque estaba rodeada de seres sobrenaturales, de antiguos aliados y amigos, algo dentro de mí me mantenía apartada, como si el aislamiento fuera mi refugio, y no sabía cómo escapar de esa sensación.

Connor, al parecer, no compartía esa necesidad de alejarse, pues de repente salió corriendo a gran velocidad. Mi corazón se aceleró, no sabía qué lo había impulsado a correr tan rápido, pero mi instinto me dijo que debía seguirlo.

Corrí detrás de él, aprovechando la velocidad similar a la de un vampiro que había adquirido con el tiempo. No solo tenía los dones de los vampiros, sino también los de otros seres sobrenaturales, y ya no sentía los problemas que antes tenía con ellos. Todos mis poderes eran parte de mí, y aunque a veces sentía miedo de perder el control, poco a poco aprendí cómo manejarlo.

De repente, perdí de vista a Connor por un momento.

— Maldición —me quejé, desorientada. En esos momentos, mi mente se nublaba un poco, y me costaba encontrar el camino. Sin embargo, no podía dejar que eso me detuviera. De repente, un pequeño sollozo ahogado llamó mi atención. Me detuve al instante y busqué la fuente del sonido. Vi a un niño con el cabello rojizo demasiado oscuro dentro de un arbusto, su pómulo morado por un golpe. No pude evitar el escalofrío que recorrió mi cuerpo.

— ¡Por Garret! —exclamé asustada. No podía creer lo que veía. El niño me miró por un momento, pero luego se alejó rápidamente, como si temiera que yo fuera una amenaza. Me sorprendió su reacción, pero algo en sus ojos me detuvo.

Sus ojos, esos ojos... eran idénticos a los de Oshin. Los ojos miel, que tanto había anhelado ver de nuevo, los ojos que me llenaban de recuerdos. Mi mente se nubló por un segundo, y la visión de Oshin se hizo presente, pero rápidamente la aparté. No podía permitirme distraerme con eso.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.