Apartada Para El Alpha ( I I Libro )

Capitulo 20: "Garret tenia razon..." (parte Dos)

— ¡ESTÁS LOCA! —gritó, su voz llena de pánico, lágrimas cayendo sin cesar. Mi risa resonó, grotesca y fría. Me deleitaba en su dolor, en su impotencia, en el hecho de que había llegado demasiado lejos. Sin pensarlo, la estrellé contra otro objeto con la fuerza de mi furia, la habitación retumbó con el impacto, y su cuerpo se desplomó nuevamente al suelo.

Avancé hacia ella a paso lento, mi presencia pesada, casi palpable. El eco de mis pasos era lo único que rompía el tenso silencio. La miraba como si fuera una simple marioneta caída, un objeto roto, ya sin importancia. Sangre manchaba su ropa, la cortadura en su frente se extendía, sus brazos estaban marcados por heridas profundas. Su labio partido y la sangre que manaba de su nariz hacían que su rostro pareciera una máscara grotesca.

— ¿Loca? —gruñí, el desprecio en mi voz, mientras observaba cómo intentaba recuperar el aliento, como si aún pudiera escapar de mi furia. Claro que estoy loca, añadí, la rabia acumulada saliendo a borbotones, haciendo que mi tono se volviera aún más venenoso.

La tomé del cabello, con un movimiento brusco, y la arrastré, girando sobre mi eje, como si fuera una simple muñeca de trapo, llevándola a la fuerza hasta donde estaba Roderick. La tiré al suelo frente a él, arrastrándola como si fuera un juguete roto, obligándola a mirarlo.

Él le miraba en silencio, sus ojos color miel sorprendidos, pero no asustados.

Era la oportunidad perfecta, la oportunidad para que ella, por fin, pidiera perdón, se humillara ante él. Pero entonces, algo extraño ocurrió. En ese momento, al observar a los presentes, me quedé pasmada.

Oshin, Ai, Riu, Estrella, Mael… Todos me observaban como si estuvieran viendo un espectro, un fantasma que había surgido de una tumba. Sus rostros reflejaban incredulidad y miedo, como si la Fumiko que conocían ya no existiera, como si hubiera desaparecido y algo mucho más oscuro la hubiera reemplazado.

Mi sonrisa se volvió más sutil, casi inocente, mientras los observaba, un estremecimiento recorriéndome. Mi corazón latía con fuerza, se aceleraba, pero no era miedo lo que sentía. Era algo mucho más profundo, algo que nunca imaginé que sentiría por ellos.

Miré a Roderick, quien simplemente me miraba atentamente con la curiosidad marcando sus facciones.

— Me harté —bufé, mi paciencia se agotaba. Agarré su cabeza con fuerza, y en un solo movimiento de mis dedos, la desnuqué. La dejé caer al suelo, sin piedad, sin remordimiento. Finalmente, la había callado para siempre. La miré un instante, como si lo que acababa de hacer fuera tan simple como un juego. Luego, extendí mi mano hacia ella, lanzando una llamarada que envolvió su cuerpo y la incineró ante mis ojos.

— ¡No! —gritó Roderick, su voz quebrándose mientras finalmente lograba escapar de los colmillos de Connor, quien lo había estado sujetando con firmeza evitando que se acercará, gruñendo con molestia.

Roderick corrió hacia mí, sus ojos desbordados de miedo y desesperación.

Mi mirada no se suavizó. Me sentía vacía por dentro, como si la tormenta que acababa de desatar dentro de mí no tuviera fin. Pero, aún así, no podía evitar que un leve suspiro de alivio escapara de mis labios al ver cómo el niño se aferraba a mis piernas.

— Qué bueno que estés bien, gracias —murmuró, su cuerpo temblando mientras se abrazaba a mis piernas. Podía sentir el calor de sus manos, su miedo palpable. Me agaché a su altura, rozando su cabeza con un beso en la frente, sin saber qué sentía exactamente en ese momento.

— Ya sabes, para eso están los amigos —le respondí, sin mucho énfasis, pero con una sonrisa que escondía la tormenta que rugía dentro de mí. Antes de que pudiera decir algo más, Connor se acercó a mí, una mirada de desaprobación en su rostro.

— No me mires así —me quejé, molesta por su actitud, pero sin quitarme la sonrisa. Rápidamente sacudí el cabello de Roderick, dándole una señal para que se apartara de mí, y le sonreí una última vez. — Nos vemos, Roderick —le guiñé un ojo antes de anular el hechizo que mantenía a todos estáticos, para luego regresar a la cabaña.

Me sentía aturdida. Mi mente estaba ocupada con lo que acababa de hacer. Había matado a esa mujer con tanta facilidad, como si su vida no tuviera valor. Y, sin embargo, ver los ojos de Roderick, me hacía cuestionarme si había hecho lo correcto. La imagen de esos ojos miel aún rondaba mi mente, y sentí una punzada en el pecho. Si no supiera controlarme, estaría hecha un caos ahora mismo. Pero no lo estaba. Mi decisión ya estaba tomada, mi destino ya estaba sellado.

Algo en esa pelirroja había captado mi atención, una energía extraña que no podía dejar de percibir. La sensación de su presencia me hizo preguntarme si había algo más detrás de todo esto. ¿Por qué ella? ¿Qué vínculo tenía con mí? ¿Qué conexión había con mi destino?

Sentí la presencia de Connor detrás de mí, su energía familiar que me hacía sentir algo más tranquilo en medio de la tormenta. Sin mirarlo, simplemente afirmé:

— Era energía demoníaca la de ella —el comentario salió de mis labios como una conclusión que había estado esperando. La tensión en el aire creció cuando Connor asintió, su presencia confirmando mis sospechas.

Miré de reojo, con una mezcla de desconfianza y cautela. Sabía que todo esto estaba relacionado con algo mucho más grande, algo que no estaba bajo mi control. Recordé las palabras de Garret hacía ya casi tres años. Él había advertido sobre este momento, sobre cómo Hades intentaría interferir en mi vida de maneras oscuras.

— Garret tenía razón... Hades quiere joderme por medio de él... Pero, ¿cómo sabe que él tiene que ver conmigo? —murmuré, mi voz llena de incertidumbre. Pero mi mente ya había comenzado a enlazar las piezas. Todo estaba interconectado, como una red que se extendía más allá de lo que imaginaba.

Suspiré, tomando una decisión rápida y efectiva. No podía quedarme allí pensando en todo lo que no entendía. La situación se estaba complicando demasiado. Tenía que actuar. Roderick, los demás, todos ellos… eran parte de algo mucho mayor que yo.




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