Apartada Para El Alpha ( I I Libro )

Capitulo 23: "no se que es lo que pasa" (parte tres)

Los recuerdos golpeaban mi mente mientras caminaba hacia el cuarto de Roderick, y el peso de todo lo que había sucedido me acompañaba en cada paso. Jamás imaginé que terminaría en esta situación, y mucho menos que la encontraría ahí, en ese lugar. Era como si el destino se hubiera burlado de mí, llevándome por un camino que nunca quise recorrer. El aire en la casa parecía más denso de lo normal, y cada paso que daba resonaba como un eco vacío en mi mente. A pesar de que mis pies avanzaban, mi cabeza se sentía atrapada, girando sin cesar en un remolino de pensamientos y emociones encontradas.

Al entrar al cuarto de Roderick, la escena que se presentó ante mis ojos era tan tranquila, tan simple, que me detuve un instante en el umbral de la puerta. Cambiarle la ropa, ponerle un pijama cómodo para que siguiera durmiendo... Era una de esas tareas cotidianas que todos realizan, y sin embargo, sentí como si el mundo entero estuviera esperando algo de mí, algo más grande, algo que no podía controlar. La simple acción de cambiarle el pijama se convirtió en un momento cargado de una extraña contradicción, como si cada movimiento que hiciera tuviera un peso mayor, como si cada pequeña acción fuera un recordatorio de lo que había dejado atrás y lo que aún me perseguía.

Mientras cuidadosamente le quitaba la ropa a Roderick, mis pensamientos se dispersaban, saltando de un lado a otro como si no pudieran quedarse quietos. Recordaba todo lo que había sucedido, todos los momentos que me habían llevado hasta aquí. Cada imagen, cada palabra, cada sentimiento se mezclaba con otro, formando una amalgama de emociones y contradicciones. Dentro de mí, muy, muy dentro de mi alma, un odio profundo y visceral hacia Mael Itreque crecía.

Odiaba a ese hombre más de lo que las palabras podían expresar.

Si no hubiera sido por él, si no hubiera tomado esa decisión en ese maldito día, nunca habría tenido que enfrentar todo esto. Ella nunca habría estado involucrada, nunca habría sufrido. Y yo, yo tampoco habría cambiado de la manera en que lo hice. Todo habría sido diferente, y quizás, solo quizás, no habría tenido que cargar con este sentimiento de culpa que me atormentaba.

Terminé de cambiarle la ropa a Roderick y lo dejé sobre la cama, sintiendo una sensación extraña de alivio al ver que se acomodaba bajo las sábanas. Parecía tan tranquilo, tan ajeno a todo lo que estaba ocurriendo. Me quedé mirándolo un momento, la sonrisa que se dibujó en mis labios era débil, casi imperceptible. Sonreí, pero fue una sonrisa vacía, casi como una reacción automática ante la calma que él transmitía. En mi mente, todo seguía en caos, todo seguía destrozado, pero verlo así, dormido, sereno, me dio una sensación de normalidad que no podía permitirme del todo.

Salí del cuarto de Roderick, y me quedé en la puerta, apoyado contra el marco, mirando hacia el pasillo oscuro. No me moví, no quería moverme. Mis pensamientos giraban sin cesar, atrapándome en un remolino de emociones que no lograba comprender completamente. ¿Cómo había llegado a este punto? Recordaba claramente el día que todo cambió, el día que Mael Itreque me obligó a hacer lo que jamás hubiera querido hacer. Si no hubiera estado él ahí, si no me hubiera presionado, si no hubiera hecho lo que hizo, nada de esto habría sucedido. Ella no habría tenido que sufrir, yo no habría tenido que vivir con este peso en el pecho, con esta culpa que no me dejaba respirar.

La rabia hacia Mael Itreque era tan fuerte que me quemaba por dentro. Pero a la vez, sentía algo más. Algo que no lograba identificar completamente, pero que era tan real como el dolor que sentía.

¿Era culpa?
¿Era arrepentimiento?
¿Era un sentimiento de impotencia por no haber podido evitar todo esto?

No lo sabía, y me aterraba no saberlo. Porque si no podía entender mis propios sentimientos, ¿cómo podía seguir adelante? Todo se estaba desmoronando a mi alrededor, y cada vez que intentaba avanzar, algo me arrastraba hacia atrás.

La contradicción en mi interior era insoportable. Por un lado, odiaba a Mael, lo culpaba de todo, de todo lo que había pasado, pero por otro lado, sabía que en el fondo, la responsabilidad no recaía solo sobre él.

También era mía. Yo tomé las decisiones, yo elegí el camino que seguí. Si hubiera hecho las cosas de otra manera, tal vez las cosas no habrían llegado a este punto. Tal vez ella no habría estado involucrada, tal vez no habría tenido que cambiar tanto, tanto en mí mismo. Pero el daño ya estaba hecho, y no había forma de retroceder. La culpabilidad se mezclaba con la rabia, creando una tormenta que no dejaba de azotarme.

La sensación de estar atrapado en una red que no podía romper me envolvía por completo. No había escape. Si tan solo pudiera borrar ese maldito día, esa maldita decisión. Si tan solo hubiera tenido la fuerza para resistir. Pero ya no podía cambiar nada. Ella estaba ahí, en mi vida, y no podía evitarlo. Y de alguna manera, sabía que todo lo que había vivido, todo lo que había hecho, me había llevado hasta aquí. Y aunque no quería aceptarlo, sabía que, por alguna razón, ella se había convertido en una parte irremediable de mi vida.

Me quedé allí, parado en el umbral de la puerta, mirando al vacío, sin moverme. El silencio en la casa era ensordecedor. Pero en mi mente, el ruido de mis pensamientos era constante. Las voces, las dudas, los reproches. Todo me hablaba al mismo tiempo, como una cacofonía de emociones. A pesar de todo lo que había pasado, no podía dejar de pensar en lo que había ocurrido, en lo que aún me esperaba. Y lo peor de todo era que, en algún rincón de mi alma, sabía que no podía escapar. Ni de lo que había hecho, ni de lo que estaba por venir.

*

Ig para saber el resto: Valeria_Alfa55




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.