Apartada Para El Alpha ( I libro )

Descripción

Ella parecía una chica ordinaria, o al menos eso creían todos.

Vivió los primeros tres años de su vida junto a sus padres hasta que murieron en un accidente de auto. La encargada de un "internado" —si es que podía llamarse así— la salvó de la explosión del auto y la llevó a ese lugar. Se creía que el resto de su familia había muerto en el accidente, aunque, tras la investigación, solo se encontró un cuerpo calcinado entre las llamas.

Ese internado, llamado "Apartados Por La Luna", era un sitio donde los seres sobrenaturales que coexistían con los humanos acudían para escoger un niño o niña. Al cumplir la mayoría de edad —o la edad recomendada según el caso—, esos niños eran entregados a su dueño, comprador o incluso a su pareja destinada.

Dos semanas después de su llegada, un Alpha de una de las manadas más poderosas visitó el internado junto a su hijo de doce años. Buscaban una compañera de juegos para él, pero encontraron algo más.

El joven Oshin Itreque reconoció de inmediato a la pequeña de tres años como su pareja destinada.

Siguiendo la tradición del internado, cuando un niño era reclamado, se le marcaba con un tatuaje mágico en la muñeca para que todos supieran que ya tenía dueño. Oshin y la niña crearon un fuerte lazo en pocos días, mientras se realizaban los trámites para apartarla oficialmente. Sin embargo, debido a las reglas del internado, ella ya no podía permanecer ahí, pues otro ser sobrenatural podría reclamarla. Por ello, fue entregada a una familia que trabajaba para el mismo lugar, quienes se encargarían de cuidarla hasta que llegara el momento adecuado.

Cuando llegó la hora de separarse, Oshin hizo una rabieta incontrolable. Destruyó todo a su paso y golpeó a cualquiera que intentara detenerlo. Mientras tanto, la niña lloraba sin consuelo en su nuevo hogar. Se negaba a comer, no salía de su habitación y solo pedía que la dejaran reencontrarse con él.

Pero las respuestas siempre eran las mismas:

"Cuando sea el momento."

Pasaron dos años antes de que la niña lograra llevar una vida aparentemente normal. Asistía a la escuela, aunque siempre tenía que mentir sobre su tatuaje, diciendo que era una marca de nacimiento.

Mientras tanto, Oshin se había convertido en un verdadero problema. A sus catorce años, ya era temido en su instituto y respetado en su manada, no solo por ser el futuro Alpha, sino por su carácter violento e impredecible. Cada día aparecía con una "novia" nueva… pero aun así, no dejaba de pensar en la niña que había conocido años atrás.

Discutía con su padre todos los días, exigiendo que se la devolviera. "Ella es mía. Me pertenece."

Los años pasaron. A sus diecinueve, Oshin hacía y deshacía a su antojo. Peleaba con quien se cruzara en su camino, se acostaba con cualquiera que se le ofreciera y, cuando alguna quedaba embarazada, la obligaba a abortar. Su humor era una tormenta constante, y cada día repetía la misma rutina: discutir con su padre para que le devolviera a su Luna.

Ella, a sus catorce años, comenzó a atraer pretendientes, pero siempre los rechazaba sutilmente. Había dos razones para ello:

La primera, porque nunca olvidó al niño con quien jugó en aquel internado. Lo extrañaba en silencio, sufriendo el dolor de cada una de sus traiciones a través del vínculo que los unía.

La segunda, porque sus "padres" siempre le recordaban que no podía estar con nadie más.

Ella ya estaba…

Apartada Para El Alpha.




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