Apartada Para El Alpha ( I libro )

Capitulo 10: Solo mia (parte uno)

"Y ahora te tengo conmigo, y esta ves no dejare que nadie te aparte jamás de mi lado"

Oshin Itreque

La tenía en mis brazos. Su pequeño cuerpo, por fin, estaba cerca del mío, y me sentía completo. Mi alma, que había estado vacía tanto tiempo, ahora estaba en paz con su cercanía. El aroma de su cabello, a flores—supongo que por el champú que usa—me envolvía en una sensación profunda de bienestar, adormeciéndome y haciéndome ronronear de felicidad. Ese aroma único, ese que me recordaba a libros nuevos, a bosque por la mañana, era una extensión de ella, una esencia que solo pertenecía a Fumiko.

El aire parecía volverse más espeso a su alrededor, como si el tiempo se detuviera solo para mí. La mezcla de su fragancia, entre libros nuevos, campo de flores y el toque de chocolate y frescura del bosque, me llenaba de un bienestar absoluto. Era como si cada rincón de mi ser estuviera saturado con su presencia. Mi lobo, mi alma, estaba más que feliz de tenerla cerca, de sentirla de nuevo en mis brazos.

Fumiko… murmuré su nombre, casi como un susurro, mientras un ronroneo bajo brotaba de mi pecho. Ella se aferró más a mi espalda, enterrando sus dedos en mi piel, mientras ocultaba su rostro aún más en mi pecho, buscando refugio en mí, como siempre lo había hecho.

—Oshi… —dijo mi nombre en un susurro tembloroso, y fue como si el mundo se desvaneciera por un momento. Su voz, suave y melodiosa, era lo único que importaba en ese instante.

Mi corazón latía de manera frenética, como si quisiera salirse de mi pecho. La sentía tan cerca, tan real, y a la vez, como si fuera un sueño del que temía despertar. En un impulso casi desesperado, la separé de mi pecho, apartando sus manos de mi espalda con cuidado, y uní mis labios con los suyos, sin pensarlo dos veces. Necesitaba sentirla, sentir su calor, su suavidad, como si el tiempo se hubiera detenido y todo lo que había deseado por tanto tiempo estuviera al alcance de mis manos.

Al principio, Fumiko quedó sorprendida, estática, como si el contacto la hubiera dejado sin aliento. Pero, después de unos segundos que parecieron una eternidad, respondió al beso. Sus manos se aferraron a mi pecho, apretando mi camisa entre sus dedos, mientras nuestros corazones comenzaban a latir al mismo ritmo. Acelerado. Impulsado por un deseo que parecía no tener fin.

Me separé de ella lentamente, dejando que nuestras frentes se encontraran en un gesto tierno, un roce suave de nuestras narices, como un suspiro que conectaba nuestros mundos. Su cara estaba roja como un tomate, y aunque la vergüenza se reflejaba en sus ojos, ella no se apartó. Y eso me llenaba de una extraña paz, porque, aunque su rostro era un testimonio de su timidez, su cercanía era la confirmación de lo que ambos habíamos esperado.

"¿Cómo pude soportar tanto tiempo sin ella?" Pensé, mientras la observaba, incapaz de alejarme siquiera un centímetro de ella.

Dai, mi lobo, gruñía dentro de mí. Él también había estado esperando este momento, ansiando tomar el control de mi cuerpo, de nuestra conexión. Mi mente, en un suspiro, cedió. Sabía que si no lo hacía, me haría perder el control, y no quería alejarme ni un solo segundo de Fumiko.

—Mi Luna… —ronroneó Dai, acariciando mi nariz con la de ella.

Ella abrió los ojos, sorprendida por el cambio en mi voz, y pude ver cómo sus ojos brillaban, confundidos, al notar que algo había cambiado en mí.

—¿Oshin? —preguntó con curiosidad, alzando la vista para mirarme directamente a los ojos. En ese momento, mis ojos seguramente brillaban con un tono ámbar, como siempre sucedía cuando mi lobo tomaba el control.

—Un gusto, mi Luna —respondió Dai, su voz profunda, como un eco resonando en mi pecho—. Mi nombre es Dai. El lobo de Oshin.

Mientras hablaba, Dai acarició su mejilla con su dedo índice de manera tierna, sin separarse de ella. La cercanía era intensa, más de lo que mis palabras podían expresar.

—No sabes cuánto te he extrañado, mi amor. Cuánto anhelaba esto… Tenerte cerca, sentir tu tacto… Tu piel suave… —sus palabras fueron un susurro cargado de emoción, un deseo profundo que se liberaba al tenerla cerca.

Fumiko se sonrojó aún más, apartando la mirada de la mía. La veía jugar nerviosamente con sus dedos, como si no supiera qué hacer con todo lo que estaba sucediendo entre nosotros.

—Te amo tanto, mi Luna —ronroneó él, hundiendo su rostro en el hueco de su cuello, inhalando su aroma como si nunca quisiera separarse de ella.

—Y… yo también le… amo —murmuró ella, su voz temblorosa, casi inaudible, abrazándome con fuerza. Mi corazón se derritió de ternura. Era todo lo que había querido escuchar.

De repente, la voz de mi hermana, Ai, me hizo salir de mi trance. Junto con mi padre, llamaban nuestra atención. Había olvidado por completo que estábamos rodeados de familia, tan absortos estábamos en nuestro reencuentro.

Gruñí un poco, pero no me separé de Fumiko. Ella, entre risas nerviosas, se mantenía pegada a mí, como si no quisiera soltarse.

—Dai… —mi madre habló con tono severo, sabiendo que mi paciencia era limitada. Gruñí más fuerte, pero al final me separé un poco de Fumiko, no queriendo dejarla ir.

—Diga —respondí, abrazando a Fumiko por el hombro, manteniéndola cerca de mí. No pensaba soltarla.

Un suspiro de alivio recorrió mi cuerpo cuando finalmente Dai me cedió el control de mi cuerpo de nuevo, sin protestar, tal como siempre lo hacía cuando se sentía satisfecho.

Ai, mi hermana, con una gran sonrisa, se acercó a Fumiko, mirando con ojos brillantes de emoción.

—¡Eres hermosa! —bramó, tirando de Fumiko hacia ella con entusiasmo. Yo la miré mal, gruñendo suavemente. Ai no parecía darse cuenta de mi incomodidad y abrazó a Fumiko con fuerza.

—Bienvenida a la familia, Fumiko —dijo mi hermana, feliz, sin separarse de ella.

Fumiko, un poco apenada, apenas devolvió el abrazo de Ai, sin saber muy bien qué hacer. Me tensé, fruncí el ceño y, con un suave tirón, la atraje de vuelta hacia mí.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.