"Todo esta escrito en piedra desde antes de nacer, nada cambia...
Solo sigue las cosas al pie de la letra pero si no quieres busca como forjar nuevos escritos en esa misma piedra donde ya esta escrito tu destino"
Fumiko Ibars
Después del desayuno, Riu me contó todo sobre lo que era el mate de Ai, y tras una charla tranquila con mi padre y hermano, llegamos a un entendimiento, dejando las cosas en buenos términos entre los tres. Bueno, en realidad, en buenos términos con los cuatro, si contábamos a Oshin también. Aunque todo estaba en paz, algo en mi interior no dejaba de sentir que había más por entender.
Mi padre y hermano se despidieron con la promesa de regresar pronto a visitarme, y aunque Oshin parecía dispuesto a respetar los lazos familiares, su rostro reflejaba una tensión sutil, como si le costara vernos juntos. Sabía que el tema de la raza aún pesaba, y temía que, en algún momento, esa diferencia pudiera separar lo que por fin parecía haber reunido. Aún así, Oshin no quería perder la oportunidad de estar cerca de mí, y eso me confortaba.
Luego de esa charla, decidí aprovechar el resto de la mañana. Me dirigí hacia Ai y le pedí si podía mostrarme la biblioteca, algo que había tenido en mente desde que llegué aquí. Ella accedió de inmediato y, guiándome por varios pasillos, nos encontramos frente a una imponente puerta de madera que, al abrirse, reveló una sala gigantesca, repleta de estantes llenos de libros.
Era un cuarto enorme, el tamaño de toda una casa, y los estantes parecían no tener fin. La cantidad de libros que había era abrumadora. Miré a mi alrededor, deslumbrada por la vasta colección, y me sentí pequeña entre tanto conocimiento. Los títulos, muchos de ellos escritos en letras doradas, resaltaban sobre los lomos de cuero y tela, invitándome a adentrarme en ese mundo literario.
-¿Qué tipo de libros buscas? -me preguntó Ai, rompiendo el silencio mientras me observaba.
Me encogí de hombros, sin mirarla, enfocándome en los estantes interminables que se extendían ante mí. Cada uno parecía tener una categoría propia, como si cada tema estuviera cuidadosamente separado y clasificado. Pero, aunque veía esos títulos, algo en mí seguía dudando sobre qué buscar, lo que en realidad necesitaba.
-Nada en sí... -mentí sin convicción, echándole una rápida mirada a Ai.
Me sentí un poco incómoda, pero sabía que ella entendería. Era evidente que había algo que no quería compartir, al menos no todavía. Mis ojos se deslizaban de estante en estante, observando los títulos, que en su mayoría eran etiquetas sobre temas que nunca había considerado. Algunas de las etiquetas en la parte superior decían:
"Historias humanas"
"Romance"
"Ciencias sobrenaturales"
"Realeza sobrenatural"
"Razas sobrenaturales"
Había aún más, pero esos fueron los que más me llamaron la atención. Me sentí atraída por las categorías que mencionaban lo "sobrenatural", como si todo lo que estaba sucediendo a mi alrededor tuviera alguna explicación en esos libros.
Ai sonrió y asintió, sin presionarme. Sabía que estaba buscando algo, pero no insistió.
-Te dejo entonces, nos vemos luego, Fumi. -Me dijo mientras comenzaba a alejarse.
-Nos vemos, Ai -respondí, esbozando una leve sonrisa. Al ver que se iba, respiré con más tranquilidad, al fin sola en ese vasto espacio.
Me dirigí hacia el final de la biblioteca, donde estaba la sección de "Historia sobrenatural". Era una zona casi apartada, alejada de las otras secciones, como si estuviera reservada para temas más... misteriosos. Me adentré en ese pasillo polvoriento, y al ver los libros, me sentí como si hubiera encontrado algo que no podía dejar pasar. Muchos de los títulos tenían nombres extraños y desconocidos para mí, pero uno en particular destacó, tanto por la portada roja como por la tipografía que parecía antigua. En el lomo, con letras doradas, decía: "La Portadora Del Verdadero Creador".