Apocalipsis Dia Z: Infeccion

V

20 al 29 de agosto de 2019

Ya ha transcurrido mucho tiempo desde que me mandaron a trabajar a Alemania, en estas semanas ya me he familiarizado con mis compañeros y superiores, incluso mi jefe me puso en el equipo de investigación para la vacuna del SIDA, sentía nervios y miedo, no podía conciliar el sueño debido a ello hasta que entonces el día llego.

Iniciamos con los análisis de las medicinas para esa enfermedad, todos los que trabajábamos dimos ideas, incluso algunas de ellas un poco extrañas; utilizamos animales, específicamente ratas de laboratorio para nuestros avances; los infectamos y veníamos las reacciones con las medicinas comunes y anotábamos cada observación minuciosamente, estuvimos haciendo lo mismo durante varios días, el 24 de agosto dimos por terminada la primera fase; ahora solo necesitábamos crear un prototipo de vacuna, fue muy complicado la verdad, la mayoría se resignaba, pero yo seguía intentando pero el resultado siempre era nulo.

Logré crear un tipo de prototipo pero lamentablemente las ratas no resistían.

El 27 de agosto caminé hacia uno de los laboratorios para continuar con las investigaciones, esperaba tener éxito está vez y si lo lograba haríamos pública la noticia, miles de vidas se salvarán o eso es lo que quiero.
Mi hermano se acercó a mi y puso su mano en el hombro derecho de mi persona; su mirada lo decía todo, iban a cancelar el proyecto.

—No hay buenos resultados hermano —dije caminando a mi lugar de trabajo, los aires acondicionados estaban al máximo y mi bata no abrigaba del todo.

—Me temo que no continuaremos con esto... A decir verdad, fue una pésima idea esperanzarnos con una idiotez —añadió Giovanni mirando los informes.

—Dame un día más, se que lo lograré.... Tengo una corazonada.

—¿Cuál?

—Que tal si combino la vacuna prototipo con el virus y un poco de los medicamentos, puede funcionar.

—Tal vez sea buena idea; tus corazonadas nunca fallan, pero... ¿Y si se corre el riesgo de qué algo malo pase? —dijo mi hermano mientras me seguía, yo callé, no perdería nada intentándolo una última vez.

Al llegar al laboratorio, me lavé las manos como si fuera un cirujano. Me puse la protección necesaria, no quería terminar contagiado con esa enfermedad. Pensaba en lo que me dijo Giovanni, era peligroso no a una escala mayor, pero seguía habiendo riesgo.

—Hermano, tráeme las muestras de sangre por favor.

—Si —respondió y al cabo de un rato regresó trayendo las muestras, estas se encontraban bien selladas, la caja decía peligro biológico.

Tomé un poco de aire, la cogí y dejé en la mesa; fui a sacar la vacuna junto a las medicinas necesarias.
Se notaba mi nerviosismo, sudaba constantemente y temblaba, parecía que tenía el síndrome de Parkinson. Carajo; era tan obvio el miedo que apenas podía sostener la vacuna, aun así continué haciendo la mezcla.
Tras haber terminado y hecho el respectivo análisis —Que con la tecnología actual tardan menos tiempos—. Cogí a una de las ratas y la infecté con el virus, miraba el reloj constantemente.
Esperamos durante dos días y el 29 de agosto, en la tarde, inyecté la vacuna en las ratas que sobrevivieron y los primeros resultados aparecieron.

Había sido un éxito, el virus no solo era controlado sino también eliminado, mi alegría era evidente, mi hermano se quedo sin habla, ni siquiera yo creía lo que estaba pasando, Giovanni se acercó y me dijo: «Lo lograste».
A pesar de aquello, se realizaron las pruebas para estar seguros de que no habría efectos secundarios después comenzaron las pruebas en humanos y tal como pensaba, se habían curaron.

Después, la OMS permitió la circulación de la vacuna. Fue un gran avance en la medicina y en la historia de la misma humanidad; muchas personas pudieron recuperarse y continuaron con sus vidas.
Me sentía muy bien por salvar millones de personas, pero no me daba cuenta que detrás de todo ese bien, habían oscuras intenciones, la avaricia fue muy grande, los directivos y altos cargos negociaban clandestinamente la vacuna con grupos armados en su mayoría yihadistas y yo me encontraba en medio, pero solo debía callar.

Al final lograron su cometido, vendieron varias muestras de la cura a terroristas en el mercado negro, durante semanas no hubo más noticias; hasta que se registraron ataques masivos en todo el mundo, no había nación que se salvase.

Simplemente nos condenaron a todos.

30 de agosto al 5 de septiembre de 2019

Mire por donde lo mire, no hay razón para estar tranquilo, dejé el trabajo y ya preparé mis maletas, partiremos mañana 29 de agosto.
Mi esposa esta extrañada y nerviosa; no quise contar nada pero algo dentro de mí me obligó a hacerlo, su reacción fue más que suficiente para largarnos de aquí, estoy muy seguro que atacarán Alemania.
No he conciliado el sueño, imagino la destrucción, el caos, me he vuelto un poco paranoico.
Mi hermano dice que exageró, pero es el quién no se da cuenta del peligro.

—Marcos... debemos avisarle a Max.

—Si es lo mejor, ve a buscar el teléfono.

—Creo que estás pasándote del límite —me dijo Giovanni, su expresión mostraba serenidad, camino hacia la cocina y abriendo la nevera sacó una cerveza; bebió y nos miró fijamente—. Me temo que... —sacó un arma del cinturón y nos apuntó—. No dejaré que te vayas del país; te trajimos aquí para que nos ayudes a crear esa vacuna para luego dársela a esos desgraciados y te agradezco por haberla terminado, ahora el dinero que recibiré será suficiente para tener una vida decente. A fin de cuentas, sigues siendo un imbécil.




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