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Pov. Narrador.

Los chicos empezaron a mirar a su alrededor, las ventanas eran pequeñas y estaban demasiado altas como para salir por ahí, estaban revisando lo que había por ahí por si podían ocupar algo para abrir o romper la puerta cuando a Michiko se le ocurrió una idea.

-¿Alguien tiene una tarjeta?- preguntó mirando al resto, Ara se metió la mano al bolsillo y sacó una para pasársela- gracias- agradeció antes de meter la tarjeta entre la puerta y el marco para luego apoyarse en ella y empezar a moverla bruscamente hacia dentro y hacia fuera hasta que finalmente se abrió de golpe dejando a los otros tres sorprendidos.

-¿Qué? ¿Nunca se os olvidaron las llaves y os quedasteis fuera de casa?- rió- en fin, será mejor que salgamos rápido de aquí y veamos que demonios ha pasado.

Entre los tres empezaron a buscar algo que pudiera usar Ara como bastón y de paso algo para poder defenderse si se encontraban con algún bicho de esos, luego de unos minutos buscando encontraron dos barras de metal así que una de ellas se la dieron a Ara y la otra se la quedó Michiko por si era necesario volar cabezas.

-¿A dónde vamos ahora? -preguntó HoSeok.

-Ni idea, pero de momento será mejor salir de la Uni -respondió Ara mientras caminaban hacia la salida, al estar curada su herida le era un poco más fácil andar aunque no quitaba el hecho de que siguiera doliendo.

Al salir todo era un caos, todo estaba destrozado con algún que otro charco de sangre y completamente vacío, sin un alma a la vista. Los cuatro se sorprendieron y asustaron pero aún así tenían que seguir adelante y encontrar algún lugar para quedarse.

-Mi casa queda cerca, podemos ir allí, quiero ver si mi familia está bien -dijo Eun-bin, los otros tres asintieron y empezaron a caminar en silencio, al llegar abrió la puerta y se echo a un lado para que el resto pasase- ¿Hay alguien? -preguntó una vez dentro, al no recibir respuesta se preocupó y decidió ir a al piso de arriba a mirar- ahora vengo, esperarme aquí -dijo antes de desaparecer por las escaleras.

-Bueno... -habló Michiko ya que se estaba creando un silencio incomodo- ¿os gusta el pan?

Tanto Ara como HoSeok la miraron como si acabase de decir la mayor tontería del mundo, el chico iba a responder pero un grito proveniente del piso de arriba le interrumpió. Preocupados subieron lo más rápido posible buscando a Eun-bin, aunque no tuvieron que buscar mucho ya que la encontraron en el piso con dos de esos bichos encima suya devorándola.

-OH DIO– gritó HoSeok asustado pero en un acto reflejo Ara le tapó la boca para que no hiciera ruido y, con suerte, poder salir de ahí rápido antes de que esas cosas se dieran cuenta de su presencia e hicieran lo mismo con ellos.

Rápidamente Michiko agarró a ambos del brazo y los sacó a rastras de ahí intentando hacer el menor ruido posible, bajaron las escaleras sin que los notasen pero al llegar a la puerta otro apareció de la nada e intentó lanzarse contra ellos. Michiko casi al instante cogió la barra de metal y como si de un bate se tratase golpeó su cabeza haciéndola volar como una pelota de béisbol.

-¿¡De dónde salieron estas cosas!? -preguntó mientras corrían lejos de ahí.

-No son cosas, son caminantes -contestó Ara ganándose una mirada de odio de parte de la otra.

Corrieron un poco más hasta llegar a un descampado, absolutamente vacío y sin nadie aparentemente. Los tres cayeron al suelo agotados, HoSeok se apoyó en una pared del lugar y comenzó a llorar en silencio, ver a una "amiga" se devorada por zombies en tu cara y que luego otro te atacase era un tanto traumante a su parecer.

-¿Estás bien? -preguntó Ara apoyando su mano en su hombro aunque él no reaccionó. Michiko se acercó y comenzó a sacudirlo pero al no haber respuesta de su parte, le dio una "pequeña" bofetada que le hizo girar la cabeza como la niña del exorcista y por lo tanto espabilar por fin, mirándola sorprendido... Y también adolorido.

-Tierra llamando a HoSeok -dijo con burla- reacciona, siento lo de Eun-bin, pero no tenemos tiempo para ponernos así -añadió comprensiva antes de suspirar y volver a levantarse- tenemos que buscar un lugar seguro, ¿tenéis alguna idea de a dónde podemos ir?

-Yo no, lo siento -contesto Ara y nuevamente suspiró- ¿HoSeok? -el mencionado, frustrado y aún triste, se levantó torpemente y se frotó el rostro secándose las lágrimas antes de hablar.

-Tengo unos amigos que viven cerca de aquí -murmuró después de unos segundos pensativo- podemos ir, así veo si está bien, además seguro que nos dejan quedarnos con ellos.

Ambas chicas asintieron y comenzaron a caminar en silencio siguiendo al único chico del grupo. Ara aún seguía con la pierna mal y después de un par de minutos andando Michiko se dió cuenta de que estaba empezar a cojear.

-¿Estás bien? -preguntó recibiendo un leve asentimiento como respuesta- cuando lleguemos podemos pedirles que nos dejen otro botiquín y ver que tal está tu herida.

Luego de eso no volvieron a hablar hasta llegar a la casa, HoSeok se adelantó y llamó a la puerta aunque parecía no haber nadie porque tardaban mucho en abrir. En eso un pequeño perrito salió corriendo desde el patio de la casa hasta ellos ladrando como si no hubiera un mañana y detrás de él, tres chicos aparecieron intentando cogerlo.

-Tannie, calla, ¿qué te pasa? -regañó uno sin darse cuenta de las otras tres personas ahí presentes.

-¡TaeHyung! Que bien que estás aquí -saludó HoSeok feliz acercándose al que, ahora, tenía al pequeño perrito en brazos.

-¿Qué haces tú aquí? -preguntó sorprendido, aunque más se sorprendió cuando Michiko le arrebató a Tannie de sus manos.

-ES HERMO– Ara le tapó la boca y le hizo una señal para que dejase de hacer ruido- perdón.

-¿Quiénes sois vosotras? Y repito, ¿qué hacéis aquí? No es que me moleste que vengas a verme HoSeok, pero no creo que sea bueno que estés dando vueltas con caminantes por ahí y menos que traigas a dos desconocidas a mí casa.