23/01/???? ??:?? ?m
Punto De Vista ??? ????? :
Sentí el correr de mi sangre por mis brazos, cabezas y piernas… todo lo que alguna vez se trabajó estaba por ser desbastado por aquel terror de niveles nunca imaginados. Mire el cielo con cautela, miles de millones de bestias rojas, con espadas como colmillos y cuernos. Llovían como si fueran gotas rojas de sangre, cayendo desesperados por tocar la tierra… el último de los mundos.
Un quejido llamó mi atención, mire hacia mi izquierda solo para encontrarme a mi más antigua y querida “amiga”, su tez pálida hacía un increíble contraste con su hermoso y sedoso cabello negro que era tan largo que legaba hasta su cintura. Sus ojos mostraban preocupación, pero no por los millones de demonios que estaba por caer… sino por mí. Por mi aspecto.
Mi último enfrentamiento simplemente fue un desastre, no pude evitar que todo esto pasara. En mis pies estaba los cadáveres de quienes antes eran mis más leales y fuertes compañeros de batalla… Todos muertos por mi estupidez e incompetencia… por mi culpa el universo tenía los segundos contados para ser condenado.
Nuestra mirada se mantuvo fija, sus ojos negros me miraban preocupada, con mi corazón apretado en dolor, preocupación y un cúmulo de emociones más terrible que el anterior solo alcance en sonreír amablemente. Sabía que lo que haría estaba por ser lo más cruel y me odiaba a mí mismo por no logra cumplir su promesa.
Tome mi “BLASTER”, un armar de fuego creado para esta guerra, con la apariencia de una pistola con un cañón más largo y con una cadencia muy poderosa, apunte directamente a mi compañera, quien retrocedió un paso por instinto.
Mantuve mi sonrisa aunque triste —Perdóname, sé que prometí que cuando todo acabara, tendríamos una gran familia… hijos hermosos. Pero Lucifer fue capaz de superarme… Lo siento. — dije en la más profunda tristeza de mi alma.
Ella solo me miro con lágrimas y probablemente a punto de quebrarse y llorar como ninguna otra persona.
Un fuerte impacto llamó nuestra atención. Ambos regresamos nuestra vista al cielo… Manos rojas y negras con afiladas garras casi tan grandes como una ciudad golpeaban la atmosfera, deseando penetrar el escudo que ya se quebraba con facilidad.
Mi mirada se posó en mi prometida, ella me devolvió la mirada y solo asintió, se puso firme y cerro con fuerza los ojos. Yo ahora mismo, en las calles de Londres, estaba por matar a mi prometida solo para que reiniciara las cosas… me maldije a mí mismo y me mordí el labio inferior con fuerza que salió sangre. Fue entonces que tome la decisión, apreté el gatillo… Ella reiniciará el tiempo.