Jessica.
Puedo notar como cada cinco segundos saca su cabeza para ver si la criatura se ha ido y su cara siempre es la misma. Pequeños cabellos posan en su frente sudada. Hace frío y el suda. Yo, estando con su buzo, muero de hipotermia y él, con solo una camiseta, está sudando. Sus orbes verdes de vez en cuendo se cruzan con los míos, pero evita mi mirada a toda costa. ¿Qué le ocurre?
- ¿Estás bien?-suelto acercandome a tocar su frente y mi acción lo sorprende. Su frente está hirviendo-¿Te sientes bien? Estás super caliente-confieso viendo todo el sudor que dejó en mi mano.
- Sé que soy guapo, pero no me hables o me volveré loco-habla quitando mi mano.
- ¿Estás enfermo? tienes fiebre-me vuelvo a acerca para tocar su frente, pero este rápidamente toma mi muñeca y me acerca a él quedando a pocos centimetros.
- He dicho que estoy bien-sus ojos están más rojos de lo normal ¿Qué le pasa? Dudo que se haya puesto así por estár conmigo, estamos en una heladera, hace frío y él tiene su frente que parece un volcán-déjame-suelta mi muñeca y abraza sus piernas, haciendo más lugar-No puede estár pasando ahora-habla a los susurros-no ahora-Está más loco de lo que imaginé.
- ¿Qué no puede pásar?-ladeo mi cabez esperando una respuesta, lo que nunca pasa.
- No me confundas-vuelve a hablar solo. Acabo de confirmar que está loco. No pensé que fuera de esas personas que dice sus pensamientos en voz alta. Parece un chico rudo. Puedo decir que hasta parece un chico con dinero. Su buena vestimenta, que conciste en unos jeans negros, borcegos negros de cuero, camiseta termica y deja ver sus tantos tatuajes, que no son malos, es más, son...interesantes. Volviendo al tema, su ropa de marca y todo de él parece de una familia adinerada. Solo falta el cartel en su frente que diga "Tengo dinero, no te me cruces" Trtaré de llevarme bien con él, no es que sea interesada, solo quiero que alguien me ayude a buscar a mis padres. Solo tengo que hablarle como si fuera mi amigo ¿No?
- Oye-capto su atención, creo que fue un poco mucho-mira si la cosa se fue-le ordeno y sonríe incrédulo, dejando ver esos hermosos y perfectos dientes. Blancos como la nieve.
- Veré porque quiero, no porque me lo hayas ordenado-confirma abriendo lentamente la puerta y su cara de frustración confirma que no se ha ido. ¿Cuándo se irá?-no me des órdenes-habla sacandome de mis pensamientos-solo yo puedo dar órdenes-su tono de voz es autoritario y no me gusta eso.
- ¿Quién lo dice?-lo desafío y él me observa fijamente a los ojos, puedo decir que ya me asesinó con la mirada. Es como la de un niño que no le quieren devolver su juguete nuevo o a uno que le comentaron que tendrá un hermanito y que ya no será el preferido. Okey mis ejemplos son terribles-no quiero comenzar una pelea-digo un poco más tranquila, no quiero pelear con alguien que trato de ganar su amistad.
- Yo lo digo, y yo sí-agrega refiriéndose a que él si quiere pelear. Ni que fueramos pareja. Una corriente eléctrica corre por mi cuerpo al decir tal cosa. Lo conocí hace unas horas y no puede ser que me guste, tal vez esté agradecida por que fue el que dijo que me ayudaría-¿Quién eres tú para darme ordenes? Eres solo una niña-¿enserio quiere continuar? ruedo los ojos ante su pregunta. No pensé que fuera tan pesado.Pienso mucho sobre la gente, cuando, siempre, me llevo una sorpresa.
- Soy una persona común y corriente, y no soy una niña, tengo 19 años-me cruzo de brazos. Me sorprende mi tono de voz autoritario, nunca lo había usado-apuesto a que tu tienes 30 años, te vez viejo-miento. Tiene la cara tallada por los mismísimos dioses, se ve tan tierno y parece un niño, no tiene barba y eso lo hace ver mucho más lindo ¿Qués estoy diciendo? Mi comentario lo hace enojar.
- ¿Que tengo 30..30..años?-le cuesta decirlo y se ríe incredulo-estás loca-desvía su mirada-no sabes de los que hablas-asiento con mi cabeza, mientras que no me ve. No sé lo que estoy diciendo, solo que pelear me hace decir cosas sin sentido-por dentro te estas muriendo por mí-vuelve su mirada a la mía. Tal vez. O no. ¿Cómo puede ser tan cretino?
- Solo digo lo que pienso-me siencero enfrentándolo y se acerca hacia mí-como cualquier persona.
- ¿ Y qué estás pensando?-su mirada quema y su voz cada vez es más fría.
- No lo sé-suelto haciendo que frunza su ceño.
- ¿Cómo que no sabes que pasa por tu propia cabeza?-por cada palabra que da, queda cada vez a pocos centímetros de mí.
- No quiero decir lo que pasa por mi cabeza, hay que ocultarlo de vez en cuando-puedo notar como desvía su mirada hacia mis labios y vuelve a mis ojos.
- ¿Qué es lo que piensas?-habla más tranquilo, más una pregunta simple, parece que me suplica para que le diga.
- En...-dudo si decirlo o no. No sé por qué pasa por mi cabeza esto, Apenas lo conozco y tengo miedo de decir algo que arruine todo.
- ¿En?-siento su respiración chocar con la mía.
- Besa...-no logro terminar cuando siento sus labios sobre los míos. Toma mi rostro con sus manos y me acerca cada vez más hacia él. ¿Qué está pasando? Siento como sus labios se mueven en sincronía con los míos y al ser mi primer beso, no logro mantener muy bien su ritmo. Comienzó lento, pero ahora aumenta la velocidad. Se separa de mí y yo lo observo esperando alguna palabra de su parte.
- No cualquier persona...-su mirada se torna sería y mi corazón está peor-haría esto-vuelve a unir nuestros labios. Por momento, el frío disminuyó y el calor aumentó. ¿Qué rayos está pasándome? Me separo y el momento ocurrido hace que me sonroje como un tomate. Desvío mi mirada, por los nervios y me doy cuenta en donde estoy cómodamente sentada. Trato de salir de su regazo, pero me detiene y me observa, tiene que dejar de hacer eso-quedate a mi lado y no me dejes-me abraza ¿Acaba de robar mi frase?
Estuvimos un rato bastante largo abrazados, cuando decido alejarme aprovecho el momento para tocar su frente que aún sigue un poco caliente ¿No habrá hecho esto por la fiebre? La fiebre vuelve loca a las personas. O eso creo.