Apocalipsis sentimental.

14: Una Oportunidad.

Tomas.

 

Emma está igual que yo. Cierro la puerta tratando de borrar esa escena de mi mente, pero creo que será imposible. En este momento no sé qué pensar, ni que hacer. Eso sí que me sorprendió.

– ¿Ella era tu madre?-pregunta aun procesando lo que acaba de ver y solo asiento con mi cabeza sin dejar de ver el picaporte de mi puerta-¿Y ese quién era?-ladeo mi cabeza sin saber que responder.

– Quédate aquí-ordeno y giro el picaporte entrando a la habitación. Cierro mis ojos, para no ver esa horrenda escena, hasta que mi madre se da cuenta de mi presencia-¿Qué demonios hacen?-es lo único que sale de mi boca. Ninguno de los dos dice nada y mi madre agacha su cabeza avergonzada o eso quiero creer. Me acerco a la cama y tomo del cuello a la persona que se encuentra a un lado, sobresaltando a mí madre-¿Qué crees que haces?-lo empujo hacia mí, alejándolo de la cama y veo que está en ropa interior al igual que mi madre.

– Tom-la escucho decir-Por favor no le hagas daño-frunzo el ceño soltándolo lentamente, mi vista se dirige a Gisela y no comprendo por qué hizo esto. En mi habitación-se suponía que no volverían hasta la media noche.

– ¿Y usaste mi habitación como un cuarto de una prostituta?-ella agacha su cabeza y siento como el hombre frente a mí me toma del cuello de mi buzo.

– No le digas prostituta a Gisela-me río ante sus palabras y me suelto de su agarre bruscamente.

– ¿Y tú quién eres para decirme que hacer? ¿Su amante? Pues déjame decirte que no eres nadie para mí-solo me observa sin decir nada y me sonríe.

– Tom, por favor, no es lo que  piensas-niego con mi cabeza-lamento que tengas que verme así, pero no podía ir a otro lado, tu padre podía verme. El siempre pasea por la casa y entra a los cuartos de las visitas. A la única que no entra es a la tuya y la boda no terminaba hasta la medianoche-cada palabra que sale de su boca son como mil martillos golpeando mi cabeza tratando de confundirme. Ella siempre generó eso en mí, escondo todo lo que me pide y ya no caeré en la misma trampa.

– Pues será mejor que se vaya, antes de que vuelva con Barry-amenazo y mi madre lo apresura y yo salgo de esa habitación en busca de Barry, quiero ver su reacción, quiero verlo sangrar a ese sujeto, quiero verlo sufrir. No cualquiera se puede involucrar en nuestra familia. Emma me sigue y yo camino hacia la oficina y entro sin tocar-Barry-llamo su atención, está sentado observando unos papeles encima de su escritorio. No muchas veces entré a su oficina y cada vez está más silenciosa. Le sonrío y se pone de pie-quiero mostrarte algo-se para frente a mí y observa su reloj.

– Que sea luego, dentro de unas horas vendrán los invitados-escuchar eso hace que tense mi mandíbula-¿Qué quieres mostrarme?-frunce el ceño confundido. Yo estaría igual, no esperaría algo por parte mía.

– Digamos que es algo…-no sé cómo continuar y me coloca a un lado de él tomando su hombro y ni le sorprende mi acción, eso es raro-ven-lo empujo hasta la habitación y él en ningún momento se niega. Abro la puerta y entro junto a Barry, mientras que Emma baja las escaleras en dirección a la sala.

Su vista se dirige hacia Gisela, que se está terminando de vestir y el sujeto saliendo del baño, ya vestido. Su reacción no la esperaba, está serio, normal como si no le importara. Pensé que lo iba a hacer sufrir, pero no. Camina hacia mi madre y mete sus manos en los bolsillos de su pantalón.

– Recuerda que vienen visitas-lo oigo hablar-quiero que te veas presentable. Tu-se da vuelta y mira al sujeto-quiero que te vayas de mi casa.

Dicho esto sale de la habitación y yo lo sigo sin comprender su acción. Se supone que tendría que hacerlo pagar por acostarse con su esposa ¿No? Tendría que marcar lo que le pertenece.

– ¿Qué se supone que fue eso?-pregunto a mitad de las escaleras y frena en seco-Pensé que lo ibas a hacer pagar.

– Tom-se da vuelta quedando frente a mí-te diré por primera vez como tu padre, que la vida de un empresario consiste solo en engaños, tratos y negocios. No solo influye en tu trabajo sino también en tu vida privada y personal. Queremos tener lo que el dinero no compra, pero solo se obtiene con el engaño y los negocios. Tu madre puede hacer lo que quiere. Arréglate por favor, vendrán los invitados en unos minutos-gira sobre sus pies y termina de bajar-¿Por favor? Es la primera vez que me lo dice.

También termino de bajar buscando a Emma y está recostada en el sofá. Río al verla y enseguida se percata de mi presencia. Acomoda su cabello, ya que es un desastre y me observa.

– ¿Todo en orden?-pregunta mientras me siento en otro sofá y niego. ¿Cómo es que Emma, de querer matarme, de odiarme, de decirme groserías, pasa a preocuparse, hasta decir que le gusto? ¿Qué es lo que planea?

– ¿Por qué actúas así?-suelto y ella arquea sus cejas-detesto que actúes así, quiero que vuelvas a ser la misma Emma de siempre, que me odiaba, me maldecía, su ego crecía cada segundo y que no le importaba los demás. No quiero que te vuelvas una persona sensible o terminaras lastimada-finalizo poniéndome de pie y salir, pero me detiene.

– Solo demuestro lo que siento, que actúe así contigo, no significa que se así con todos y…quiero cambiar, quiero ser buena para ti-alboroto mi cabello.

– No quieras cambiar, no quieras tratar de ser mejor por una persona, que terminaras peor que como eras antes. Cuando te enamoras de una persona, el amor puede cambiarte tanto para bien como para mal-se pone de pie y se coloca frente a mí-nos casaremos por trabajo y es lo más cercano que tendrás de mi parte. No intentes nada conmigo porque terminara lastimada, como terminé yo-giro sobre mis pies y comienzo subiendo las escaleras para dirigirme al cuarto de visitas, ya que cierta persona aún no se ha ido.

Entro, me ducho, me coloco una bata y me encamino hacia mi cuarto en busca de ropa. Giro el picaporte y, gracias al cielo, no hay nadie. Creo que compraré otra cama, no creo poder dormir teniendo esa imagen en mi cabeza. Entro al closet y me coloco el esmoquin negro, con los zapatos también negros que Gisela pulió. Acomodo mi cabello, de modo que no quede tan ordenado ni tan desordenado. Salgo y me encuentro con Emma a punto de abrir mi puerta.




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