Apocalipsis sentimental.

16: Viaje a Francia 1: Llegada.

Tomas.

 

– ¡Duele!-me quejo y no deja de reírse de mí-ya aléjate-suelta más de una carcajada y me contagia-¿Crees que es divertido? Duele como el infierno.

– ¿En qué universo te han dicho que depilarse las cejas no duele?-deja las cosas sobre la mesa y me mira cruzándose de brazos.

– En ninguno, nunca me interesó-contesto tratando de ponerme de pie, pero niega sentándome de nuevo-¿Ahora qué? Ya me depilaste.

– No hemos terminado-me quejo-¿Cómo haces para que tu cara quede así, sin ningún rastro de acné o algo por el estil, sin usar nada?-toca mi rostro y mi boca se vuelve una línea recta.

– ¿Quién ha dicho que no uso nada?-me mira sorprendida-esta cara de un príncipe salido de un cuento de hadas, debe ser cuidada ¿No lo sabias?

– Eres el monstruo-abro mi boca ofendido y ella solo se ríe-pero igual me gusta el monstruo. Tú eres Shrek y yo Fiona-levanto una ceja.

– Yo soy el príncipe encantador, tú eres Fiona-sonrío y, sin darle importancia a mi comentario, comienza a buscar una caja-¿Qué haces?

– Te he dicho que no hemos terminado-me muestra una caja de mascarillas de carbón, me pongo de pie rápidamente y trato de tomar la caja, con la intención de tirarla por la ventana, pero no la suelta-Suelta.

– No, tú suelta-su mirada me desafía-¡Suelta!-se queja y logra zafarse-te podrás esto, te guste o no-abre sus ojos y se ve tan tierna haciendo eso, me río sin ganas y me sienta nuevamente. Esto es un castigo-bien, se supone que te tengo que aplicar esto y se pondrá dura de manera que…-no la dejo terminar cuando comienzo a reír sin control-¿Y ahora qué?

– ¿Qué dijiste?-no puedo parar de reír-¿Se pondrá dura?-se ríe sin ganas.

– La mascarilla, pervertido-asiento con mi cabeza-Eres un pervertido-abre la caja y saca una crema de color negro. Ya me está dando miedo.

– Mi cara puede engañarte, pero soy más pervertido de lo que crees-confieso y deja la tapa bruscamente en la pequeña mesa a su lado-¿Vas a pagar la mesa si la rompes?-no puedo hacerla reír y eso me altera.

– Cállate-me empieza a colocar la crema y se siente horrible. Nunca me gustaron las cremas para el rostro, más bien nunca me gustaron las cremas. Luego de unos minutos termina. Estoy serio, ya que no puedo mover mi cara y a Emma le da gracia mi sufrimiento.

– Tom ¿Dónde está…?-Barry entra a la sala y se encuentra con mi sesión privada de spa con Emma-¿Qué traes en la cara?-niego con mi cabeza-ven conmigo.

– ¿Me lo puedo quitar?-pregunto sin mover tanto mi boca y niega-¿Por qué?

– Tienes que dejarlo 30 minutos-se acerca-no hay nadie en la casa, ve así-sin quejarme sigo a Barry.

– ¿Qué sucede?-apenas puedo hablar.

– Los padres de Emma vedrán y...-hago un además con mi cabeza-Su madre, Rebeca, posee el 1.3% de las acciones de Revolution Company. Emma heredó 1.2% de las acciones de su padre y compraron más de 780.000 acciones cuando tú y Emma se comprometieron.

– ¿También tiene acciones en New Revolution Company?-asiente.

– Poseen el 2.5%-demonios-Oliver tiene que tomar el mando de N.R.C y tú Revolution Company-no lo hará.

–Él no querrá heredar tu segunda empresa Barry, ya te ha dicho que no lo hará-sonríe.

– Es por eso que te llamé, quiero que lo convenzas. Necesito que esté en esto-¿Yo? Esta tonta mascarilla prohíbe que mueva mi cara-dime cuando lo hayas hecho. Y quítate esa cosa, te vez…extraño-habla para luego irse a su oficina.

– Necesito sacarme esta cosa-me encamino hacia donde está Emma y la encuentro viendo su teléfono y no deja de sonreír-¿Qué miras?-le arrebato molesto su teléfono de las manos y este se bloquea.

– Tiene reconocimiento facial-confiesa-ya pasaron los 30 minutos, déjame quitarte eso-me sienta y en el momento que comienza a quitar la mascarilla mi piel duele.

– ¡¡Duele!!-le grito y comienza a reír-No es gracioso en lo absoluto, duele como el infierno. Comienza a quitarla lento y duele como el demonio-Lento-me quejo y deja de hacerlo para sentarse en el sofá ya que no contiene la risa ¿Es gracioso ver sufrir a otra persona?-Rápido.

– ¿Quieres que lo haga rápido?-niego.

– Hazlo lento, pero rápido. No quiero tener esto en mi cara-comienza nuevamente a quitarlo-pronto vendrán tus padre y no estoy arreglado-escuchar eso hace que la arranque de un solo tirón-aguanto mis ganas de gritar y solo presiono mi puño.  

– ¿Vendrán mis padres?-¿No lo sabía? Se supone que tendría que saber ¿No?

– ¿Quieres morir?-toco mi cara y arde cómo si fuera fuego-Me las vas a pagar por hacer eso-recuesto mi cabeza y todo mi rostro arde. No dejo de quejarme y de maldecir.

– No seas un niño-enfoco mi vista en ella y levanta sus hombros-no duele mucho-me pongo de pie y me coloco frente a ella.

– ¿Sabes lo que te va a doler?-ladea su cabeza esperando a que le diga-sabes muy bien a lo que me refiero-entre cierra sus ojos.

– Pervertido-logra decir. Me siento a su lado y poso mi cabeza en su hombro-¿Qué hace el pervertido?

– Este pervertido está tratando de ser dulce-cierro mis ojos y el dolor de mi rostro va disminuyendo de a poco.

– Eso no me lo esperaba-me enderezo y deposito un beso en su mejilla-eso tampoco me lo esperaba.

– Nada que venga de mí puede ser esperado, te lo aseguro-gira su cabeza y me encuentro con sus hermosos ojos verdes. Mi vista, de sus ojos, pasa a sus labios rosados. Me acerco hacia ella lentamente hasta entrar en contacto con sus labios. Sin darme cuenta o quiero decir que no, la acerco, sentándola encima de mí.

Quiero tenerla, quiero que se mía, pero el miedo me gana. Pensar que ella se irá, hace que quiera odiarme más de lo normal. Mis manos se posan en su cintura y ella jala cada vez más fuerte mi cabello. Ya no creo poder resistirme, no creo poder aguantar un segundo más. La alejo, me pongo de pie y ella se sorprende de mi acto. Tomo su mano y con pasos ligueros camino hacia mi habitación. Entramos y cierro la puerta con seguro. Me acerco tomando su rostro y la beso con lujuria. Me siento en la cama y ella se coloca nuevamente encima de mí. Comienza amover sus caderas de una manera tan excitante, que me enloquece. Cuando comienza a quitar mi camiseta, un puño es impactado contra la puerta. Me quejo y ella se aleja. Camino hacia la puerta, la abro y me encuentro con Oliver.




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