Apocalipsis sentimental.

19: Invitado inesperado.

 

 

Tomas.

 

– Déjame en paz, si no quieres que te golpee. No me importa si eres mujer-la amenazo. Hace unos largos minutos que está parada frente a mí y no deja de mirarme, me está alterando y temo a golpearla y tener problemas con Sabina y Oliver-Danna, muévete.

– ¿Cuál es tu relación con esa chica?-sonrío ante su pregunta. Ella sola fue quien pidió que venga.

– Es mi prometida-suelto confiado y ella se va acercando hacia mí-no quiero tener problemas con tu hermana ni con mi hermano. No te metas conmigo-sigo, chocando su hombro y me encamino hacia el cuarto de Emma.

Ya en su puerta, entro sin tocar y la encuentro durmiendo. Me recuesto frente a ella y la observo. Es tan bonita, pero su belleza me da cada vez más miedo, siento que al abrir mis ojos todo fue una farsa. No quiero que ocurra lo mismo que con Rose o Jessica. Quiero darle una oportunidad, a pesar de ir demasiado rápido con Jessica y con Rose, con ella quiero ir lento, quiero disfrutar cada segundo junto a ella. Quiero creer que esto será diferente. Abre sus ojos lentamente y sonríe al verme.

– Tom-frota sus ojos, se sienta y yo me mantengo recostado con mis brazos bajo mi cabeza-¿Cuándo llegaste?-parpadea un par de veces y fija su mirada en mí.

– Hace unas horas-miento-¿Te han dicho que roncas muy fuerte?-cubre su boca asustada y me limito a reír.

– ¿Enserio?-abre sus ojos-tú también roncas-se defiende y no aguanto y me río.

– ¿Cuándo me has visto dormir?-frunce el ceño.

– Cuando te trajimos aquí, estabas profundamente dormido-una línea recta se forma en mi boca, creo que tiene razón. Pero no ronco-todos te escucharon roncar-sonríe mostrando sus hermosos y blancos dientes.

– No hagas eso-agrego serio sin dejar de mirarla-solo…no lo hagas.

– ¿Hacer qué?-pregunta sin comprender a lo que me refiero. Me acerco lento y, quedando pocos centímetros, cierra sus ojos pero decido alejarme poniéndome de pie.

– Buenas noches-le sonrío y me imita. Salgo y al momento de cerrar la puerta detrás de mí, apoyo mi frente en la pared. ¿Por qué todo tiene que ir tan mal? ¿Por qué siempre tienes que estar estancado en el mismo lugar sin poder avanzar? Muchas preguntas sin respuesta y me enloquece.

– ¿Tom?-la voz de Oliver hace que desvíe mi mirada él-¿No estabas frente a la piscina?-frunzo el ceño-no importa-¿Ya te irás a dormir?-asiento. Debo descansar mi mente, mi cuerpo y mi alma, o lo que me queda.

 – Bien, buenas noches-palmea mi hombro y se va. Suelto un suspiro y me encamino hacia la cocina en busca de agua. Me encamino hacia la heladera y al momento de pasar por la enorme ventana, puedo jurar que vi a una persona cruzar por el jardín. Creo que me estoy volviendo loco, los paparazzi, dudo que sean ellos porque no saben que estamos aquí y no se me viene a absolutamente nadie a la cabeza. No le doy más importancia y subo de nuevo las escaleras hacia mi cuarto. Entro y así como estoy, vestido, me recuesto, y los bonitos ojos de Emma aparecen en mi mente sacándome una sonrisa.

 

***

 

Abro mis ojos por el reflejo que entra por la grande ventana y mi vista se encuentra con un rostro blanco como la nieve y su cabello rubio ceniza. El aire me comienza a faltar y quiero pensar que estoy soñando. Me levanto lentamente, pero liguero y camino al baño. Me observo en el espejo, estoy pálido, me falta el aire y mi cabeza duele ¿Estoy soñando? ¿Ella realmente estaba durmiendo junto a mí?

Lavo mi cara y coloco mi mano en la perilla de la puerta, dudo por unos segundos si abrir o no y término abriendo. Observo la cama y está vacía, creo que me estoy volviendo loco. Busco mi buzo y tomo una pequeña caja de cigarrillos Winston, saco uno de ellos y lo enciendo. Esto es lo único que me tranquiliza un poco. Cierro mis ojos mientras inhalo hasta terminarlo. Enciendo otro y escucho el sonido de la puerta abrirse.

– Buenos días…-me observa fumar y su cara pasa a un semblante triste-¿Qué sucede? Lamento meterme con tus cosas pero odio que fumes.

– Lo sé-inhalo por última vez y lo arrojo por la ventana-es que…tuve una pesadilla-aún no sé si fue una pesadilla-parecía tan real-pienso en voz alta y ella me envuelve en sus brazos-pensé si estaba soñando o si ella realmente estaba junto a mí-su abrazo se vuelve más fuerte-creo que me estoy volviendo loco-le devuelvo el abrazo cerrando mis ojos con fuerza.

– Todo está bien-siento su mano acariciar mi cabello-no tienes que preocuparte por esas cosas.

– Parecía tan real-repito y ella se separa.

– Tienes que buscar algo nuevo para hacer y dejar de fumar, eso es malo para tu salud y no quiero que mueras por el tabaco-la vuelvo a abrazar fuertemente.

– Este es mi nuevo pasatiempo-corresponde a mi abrazo-tenerte y abrazarte es lo que me tranquiliza-la escucho soltar una risa-si no te tengo, voy a volver a fumar-me separo viéndola detenidamente y me sonríe.

– Ni se te ocurra volver a fumar-golpea mi brazo y no me duele pero finjo sufrimiento-no finjas que te duele, porque te dolerá más el próximo…-no dejo que termine cuando estampo mis labios en los suyos por unos segundos y me observa sorprendida-¿Qué haces?

– Lo que debí hacer anoche-vuelvo a besarla, corresponde y sonríe sobre mis labios-lo haré más seguido, así que no te sorprendas.

– Bien, pervertido-toma mi mano y me lleva fuera de la habitación-ahora, haremos nuestra nueva sesión de spa-me quejo.

– ¿Y si mejor vamos a la piscina? Luego haremos lo que quieres-una línea recta se marca en sus labios para dirigirse a su habitación en busca de su traje de baño y yo adentro nuevamente a mi cuarto en busca de otra cosa que no sea ese traje de baño con patos.

Salgo ya listo, con un jean azul hasta las rodillas y mi torso al descubierto. Camino hacia la piscina, me siento en la orilla introduciendo solo mis pies al agua y me colocó los lentes de sol, ya que si no me quedaré ciego.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.